Crítica | “Los Boxtrolls”, película digna de mención

Publicado el 31 octubre 2014 por Pandora Magazine @PandoraMgzn
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Título: Los Boxtrolls (The Boxtrolls)

Dirección: Graham Annable, Anthony Stacchi

Guión: Irena Brignull, Adam Pava (Libro: Alan Snow)

Reparto (voces): Simon Pegg, Elle Fanning, Ben Kingsley, Toni Collette, Jared Harris, Nick Frost, Richard Ayoade, Isaac Hempstead Wright, Tracy Morgan, Laraine Newman. 

Género: Animación, Aventuras

Duración: 97 minutos

Año: 2014

País: EE.UU.

Música: Dario Marianelli

Fotografía: John Ashlee Prat

Productora: LAIKA / Focus Features

Distribuidora: Universal Pictures

En una ciudad ficticia de Cheesebridge, acechan unos temibles trolls bajo su alcantarillado que tapan sus vergüenzas con una escueta caja, son curiosos, miedosos y les gusta mucho cacharrear e inventar cosas, es por ello por lo que salen de noche en busca de objetos de valor. En una de esas apacibles noches se masca la tragedia, de manera inexplicable un bebe acabara bajo sus terribles fauces con la consecuente preocupación de los habitantes de la ciudad, que se verán obligados a aplicar un toque de queda y a capturar a estas enigmáticas criaturas, cuyas intenciones no son nada halagüeñas, en un primer momento.

Estos monstruos recolectores de basura cuidaran al bebe de nombre “Huevo” –sus nombres van en consonancia con lo que contenía su caja– bajo las alcantarillas como si fuera uno de los suyos, pero el pasar de los años le llevara a cuestionarse si esos a los que considera familia en verdad no lo son. En el mundo de los humanos se librará una batalla de poder de “Los Sombreros Rojos” liderada por Birlante, un desalmado que con sus artimañas por con acabar con los Boxtrolls, intentara lo indecible por conseguir un sombrero blanco y alcanzar cierto status en la sociedad entre aristócratas y la burguesía.

Por último, tenemos que reseñar el papel que asumirá el queso en esta película que nos recordara vagamente al personaje “Wallace” de Peter Lord, más concretamente a “Wallace & Gromit, la maldición de las verduras” (2005), esta obsesión por este producto culinario le llevara a la perdición en muchas ocasiones y en el caso de “Los Boxtrolls” dará los mejores momentos de esta animación.

Basada en la novela ilustrada “Here Be Monsters!” de Alan Snow, comienza el último trabajo de Laika Entertainment, una compañía ubicada en las montañas de Oregón que nos ha dado importantes alegrías en el campo de la animación stop-motion con trabajos como “Los mundos de Coraline” (2009) y “El alucinante mundo de Norman” (2012). Como adaptación hay que concretar que han realizado muchas modificaciones del libreto original para hacerla más infantil, es algo que Walt Disney ya aplica en muchas de sus adaptaciones y siendo francos, tampoco es que empeore el relato original, simplemente lo hace más ameno y directo, cinematográficamente hablando, claro está.

Graham Annable y Anthony Stacchi como tupla de directores presentan una amalgama de ideas resabidas sobre la solidaridad, relaciones paternas filiales y la caverna de Platón que con una estética gótica, parecida a los trabajos de Henry Selick, flirtea  entre lo infantil y lo bizarro sin llegar a posicionarse por uno. Acertadas todas las canciones compuestas por el aclamado Dario Marianelli, se amoldan como un guante a cada una de las escenas que presenciamos dándole un halo de misterio y recordándonos a temas musicales burtonianos de Danny Elfman.

Es una pena, pero el guión anda escaso de chispa y originalidad, en el primer cuarto de hora es más que probable que intuyamos muchas cosas que se deben preservar para más adelante y esas cosas el espectador sabe penalizarlas. No hay ningún momento que reine la imprevisibilidad, todo se hace lineal y lo que es peor, a veces se desvelan cosas que si se hubieran ocultado podrían haber funcionado como factor sorpresa, desperdiciando una gran ocasión. Sorprende que en un estudio con una trayectoria intachable en esta materia, haga una historia carente del manejo de los tiempos, aunque los momentos cómicos están correctamente ejecutados. Me atrevería a decir que se han centrado más en el armazón –las ilustraciones que contiene el libro– que en el contenido de la obra literaria de Alan Snow.

De todos modos este rapapolvo es solucionado por su diseño artístico, una maravilla visual que sobrepasa las normas prefijadas de lo que una película de stop-motion debe ser. Han conseguido algo único, han primado el detalle sobre los más de 50 escenarios de los que consta la película, una ciudad victoriana que recuerda  a  la de “La novia cadáver” (2005). Más de 80 personajes diseñados por Georgina Hayns a cada cual más estrambótico, todos ellos animados de forma tradicional y minuciosa para alcanzar la perfección hasta tal nivel, que no sabremos en que planos se ha empleado animación digital para suplir algunas carencias que supone el stop-motion.

Si tenéis oportunidad de visionarla en 3D os la recomendaría encarecidamente para verla, palparla y cerciorarse del extenso trabajo que implica animar un personaje durante una semana para obtener unos paupérrimos segundos de metraje. Estamos llegando a unas cotas en esta técnica de animar plano a plano, que uno se plantea si hemos tocado techo al fin, o si en verdad hay todavía mucho por profundizar.

Laika Entertainment firma lo que es hasta fecha de hoy su 2º mejor largometraje tras el proyecto personal de Henry Selick con “Los mundos de Coraline” (2009). No sabemos hasta donde llegaran los chicos de Laika con su cruzada por demostrar que el stop-motion todavía puede sorprendernos del mismo modo que cualquier película de Pixar. Supongo que su imaginación les llevara donde quieran, y que desde hace tiempo no se imponen límites ni plazos, lo que es de agradecer. Actualmente se encuentran en el fragor de la batalla con dos proyectos en desarrollo, pero viendo el nivel que están alcanzando y la calidad exponencial que atesoran en cada uno de sus obras artísticas, está claro que tienen cuerda para rato.

Por cierto, cuando acabe ¡no os mováis del los asientos!, tras los créditos finales hay una pequeña sorpresa donde Laika “abre su corazón” de par en par para mostrarnos el esfuerzo titánico que supone hacer una película de estas características.

Lo mejor: Artísticamente han subido varios peldaños de golpe demostrando que la animación tradicional no esta tan muerta como pueda parecer. Lo peor: La previsibilidad y lo manido del guion. No cuenta nada que no hayamos visto antes pero si  lo contaran de otra manera habría sido más original y fresca.

Crítica: Iván Heral