Las probabilidades le favorecen.
★★★★☆
Con ‘Crepúsculo’, el dúo dinámico de Bella y Edward es insoportable, en Harry Potter el dilema del brujo logró ser interesante hasta su penúltima película, y hasta los hobbits se volvieron relevantes con ‘Las dos Torres’; por eso es un logro digno de ser celebrado el hecho de que me interese el destino de Katniss (Jennifer Lawrence) desde el comienzo, al igual de miles de personas que opinan lo mismo y que abarrotaron las salas de cine. Es evidente que el triunfo de las sagas antes mencionadas recae en el amor que le tiene el público a los personajes, por eso tanta discrepancia entre lo que uno considera basura en pantalla y lo que los fanáticos consideran Nirvana para sus emociones. Sólo que en está ocasión, logra romper ese selecto grupo que ya está predispuesto por la lectura del libro, para involucrar un mayor número de audiencia, haciendo de la película un éxito en taquilla.
De nuevo tenemos un futuro de ensueño para los pesimistas del mundo o mejor dicho para el país de Estados Unidos. Pequeños problemas han derrumbado la estructura política existente y creado una distribución en 12 distritos gobernados por un presidente que se asemeja demasiado a Santa Claus. Para recordar a los ciudadanos quien gobierna, se organizan los inigualables ‘juegos del hambre’ con toda la fanfarria decadente de una civilización que nos recuerda demasiado a la nuestra.
Existe descontento con algunos críticos de cine por el favoritismo que se mostró a la carnicería y no a cimentar las circunstancias que prevalecen en ‘Panem’. Es cierto que la mitad del filme es una gran persecución por sobrevivir, pero nada de eso hubiera sido importante sin que uno como audiencia tengan consideración a los personajes. Es evidente que se relega a simples escenas las drásticas condiciones en los distritos y con breves diálogos se nos dice como es posible este cruel mundo donde adolescentes son el centro de entretenimiento, sólo que al parecer se les olvida para que público va dirigido la saga y creo que si se hubiera cubierto más el aspecto de la ciencia ficción tendríamos tedioso estudios políticos al estilo de la nueva trilogía de ‘Star Wars’. Es así, como el mayor pecado que ha cometido el filme, es no lograr un equilibrio entre el drama y la ciencia ficción, al favorecer más un triángulo amoroso en formación que cualquier indicio de rebelión que inevitablemente se observa en el horizonte.
El drama que nos ofrece el director Gary Ross (“Pleasantville,” “Seabiscuit”) no es aquel que nos hace rechinar los dientes, en parte porque logra obtener desde el inicio una sobresaliente interpretación de su protagonista. Suena hasta broma que en una de estas películas de ficción exista hasta el término ‘excelentes actuaciones’. Estamos ya tan acostumbrados a tantos nombres de grandes actores desfilando en la pantalla, recitando breves líneas sin emoción o sustento, que cuando se hace presente, llega a sorprender y cautivar. Katniss se une al club de heroínas que con más frecuencia se ven en la cartelera. Ella es inteligente, independiente y fuerte, pero también sufre de inseguridades y una fuerte ignorancia de la política que envuelve su mundo. Cuando comienza el circo romano, sólo estas al borde del asiento de lo que ocurre porque logras simpatizar con su dilema de sobrevivir. Lo mejor es que el director no pretende hacer trampa dándonos momentos sacarosos, al contrario, desde el inicio el filme se cubre de una atmosfera de tensión que desborda en la escena donde se sacrifica Katniss como tributo.
Pero no sólo es ella quien logra sobresalir y hace mucho tiempo que no veía una película con tan buen elenco. Desde el borracho de Haymitch (Woody Harrelson) quien se encarga de ser el maestro de tácticas de guerra para los tributos del distrito 12, con su actitud desenfadada y sin esperanzas. El Presidente Snow (Donald Sutherland) con su insuperable presencia en la que hay que reconocer porque tiene el poder. El maestro de ceremonias Caesar Flickerman (Stanley Tucci), quien representa todo lo detestable de la fama artificial creada por los medios de comunicación. Hasta Effie Trinket (Elizabeth Banks) con su discutible maquillaje que redefine cualquier sentido de belleza. Todos ellos dejan atrás cualquier residuo de fama para interpretar personajes que hasta hoy puedo recordar. La mayor sorpresa fue Josh Hutcherson, quien al ser reconocido en tanta serie de películas infantiles, por fin logra mantener nuestro interés con una interpretación mesurada, que a otro le hubiera asfixiado.
Es correcto que todo el drama que prevalece sobre la singularidad del triunfador, se disipa en la contrariedades de las reglas del juego. Es sólo por la existencia de una secuela lo permite a este elemento sobrevivir y ser el catalizador de un final ‘feliz’, pero quien soy para ir en contra de lo que ya se encuentra escrito en el libro. Al final, hasta logra que me importe el triángulo amoroso de perdición y eso es digno de reconocer.
Trailer Los Juegos del Hambre