Crítica: Los Juegos del Hambre

Publicado el 17 abril 2012 por Banacafalata

LOS JUEGOS DEL HAMBRE


Título Original: The Hunger Games Director: Gary Ross Guión: Gary Ross y Suzane Collins Música: James Newton Howard Fotografía: Tom Stern Interpretes: Jennifer Lawrence, Elizabeth Banks, Stanley Tucci, Josh Hutcherson, Liam Hemsworth, Woody Harrelson, Donald Sutherland, Toby Jones, Lenny Kravitz, Wes Bentley, Paula Malcomson, Isabelle Fuhrman Distribuidora: Warner  Fecha de Estreno: 20/04/2012
Y LA SUERTE ESTUVO DE SU PARTE
Intentar explicar dónde ha nacido el fenómeno que ha llevado a Los Juegos del Hambre a ser la película (no secuela) más taquillera de la historia en su primer fin de seman, y que a estas alturas lleve recaudados más de 500 millones a nivel mundial, es mucho más sencillo de lo que puede parecer. El secreto de su éxito nace directamente en los libros de Suzane Collins, cierto que no son ningún prodigio de la literatura (como tampoco lo eran mismamente los de Harry Potter) pero su material era más que suficiente para mantener enganchar al lector que devoraba todas y cada una de sus líneas, pero no lo hacía sólo el target al que iban dirigidos, si no que al igual que pasaba con Potter, y ahí dónde fallaba Crepúsculo, también era capaz de enganchar al espectador más adulto y devolverle por completo a la adolescencia, con un pasatiempo de intensas emociones que consigue traspasar la línea de la simplicidad principalmente a través de un contundente y duro mensaje político y de una crítica despiadada hacia una sociedad atrapada por completo en el consumo televisivo. En el salto de Los Juegos del Hambre a la gran pantalla hay un gran acierto por encima de todo, no es lo fiel que resulta con respecto al libro, del que en ningún momento se separa, si no que el espíritu de la novela siga intacto, que el entretenimiento consiga ir un paso más allá, que el que ya dejo de ser chaval sea capaz de volver a sentirse como tal durante las más algo de dos horas que dura la película y que las emociones sean capaz de aflorar continuamente duramente su visionado.
Los Juegos del Hambre nos sitúa en un futuro distópico, las guerras acabaron con la tierra tal y como las conocemos y dónde ahora está situada Estados Unidos se encuentra Panem, formada por el Capitolio y los 12 distritos que dependen de él. Desde hace 74 años, tras la última de las revueltas, y para que nadie se olvide de que el Capitolio es quién tiene todo el poder, se celebran cada año los llamados Juegos del Hambre. En ellos cada uno de los distritos deberá mandar a un chico y una chica entre 12 y 18 años que serán liberados en un campo al azar y se tendrán que matar entre ellos hasta que sólo quede uno que lleve la gloria a su distrito, todo esto montado como un gran espectáculo de gran diversión para la gente del Capitolio. A la hora de entrar en los juegos también hay clases, mientras que en los primeros distritos preparan a sus jóvenes para convertirlos en auténticas maquinas de matar, para los de los distritos más bajos el hecho de ir a los juegos se convierte en sinónimo de una sentencia a muerte.
Es cierto que el libro se encuentra ya escrito en primera persona, llegando todo al espectador a través de los ojos de Katniss, pero en la película se opta aún más por potenciar este detalle, no sólo haciendo de ella protagonista omnipresente durante toda la película, sino que también dejando con esto que algunos personajes secundarios se encuentren mucho menos trabajados y desdibujados, esto resulta notable en personajes de vital importancia en esta primera entrega como Peeta y Haymitch, también un Cinna apenas presente y que se supone clave en la mentalización de Katniss de cara a los juegos del hambre, un Gale muy importante para que es ese triangulo amoroso tan inteligentemente llevado en la novela tenga posibilidad de funcionar también en su paso a la pantalla, o en una Rue protagonista de uno de los momentos que deberían ser de lo más emotivos de la película pero que no llega a terminar de cuajar ya que es el espectador el que se tiene que labrar su propia imagen de los personajes, algo fácil de realizar si se conoce la obra original, pero que con las pequeñas píldoras dadas durante las películas es totalmente insuficiente.

Pero pese a todo, tampoco se puede decir que la idea de acercarnos aún más a Katniss sea del todo mala por que la construcción del personaje resulta fascinante desde su comienzo, es inevitable emocionarse en la cosecha y cada pequeño paso en esa terrible odisea se magnifica con su presencia. Es cierto que Katniss no deja de ser una niña, pero que se ha visto forzada a madurar rápidamente ante la desaparición de su padre y la depresión de su madre, se ha visto obligada a cazar para alimentar a toda su familia y sobre todo a proteger a su hermana hasta el último momento. Lo que con más fuerza la mantiene en ese campo es la promesa realizada, su instinto de supervivencia crece con la presencia de Rue y el recuerdo que esta la transmite de su hermana. Lástima que todo el crecimiento interno del personaje se vea ligeramente mermado a la hora de tratar su relación con Peeta, aunque se pueda llegar a agradecer que hagan de esta Katniss un personaje casi asexual, mucho más que en el libro, sin ningún interés en ningún tipo de relación, el hecho de no profundizar más en el juego entre los dos, tan necesario en esa arena es algo que merma la percepción sobre ellos que tiene el espectador y pueda costar más a identificar la empatía sentida hacia ellos por esos espectadores de televisión, aunque inevitablemente la imagen de esta Katniss asexuada tendrá que cambiar de cara a las próximas películas. Pero esta Katniss es tan interesante como la que creo Suzane Collins, motivado también por la excelente interpretación de Jennifer Lawrence, entregada visceralmente a un papel bastante exigente y desgarrador, y derrochando todo el talento que en su corta carrera la actriz ya había dejado claro poseer, incluso es capaz de mostrarse compenetrada tanto con Josh Hutcherson como con Liam Hemsworth y de mostrar una gran química con ambos pese a la poca elaboración que tienen los personajes de éstos.
La elección de Gary Ross para dirigir esta primera entrega de la saga podía parecer bastante arriesgada, lo cierto es que el realizador tan solo había hecho dos trabajos, bastante desiguales, pero con los que consiguió destacar lo suficiente. Pleasantville era una idea curiosa y divertida, no maravillaba pero se veía con gracia, por desgracia Seabiscuit no era más que una ñoñada bastante infumable, en el que eso sí, las carreras de caballos estaban muy bien rodadas. Pero nueve años han tenido que pasar para que Gary Ross se volviera a poner tras las cámaras y lo hace con un producto radicalmente distinto, al que sí es cierto que ha sabido darle un tono bastante propio, con una excelente fotografía que premia la austeridad de esos distritos pobres pero que no resulta artificiosa al mostrar el glamour y la extravagancia del Capitolio con el que se complementa a la perfección. El uso largo de los silencios, la forma en la que la cámara sobetea y se come a su protagonista con planos cortísimos llega a resultar algo interesante, distinto, muy cercano y resulta agradable y adecuado a su tono. La forma en la que la cámara se convierte en primera persona, y logra transmitir el pánico de la Cosecha o las alucinaciones provocadas por las rastrevispulas resulta excelente y desasosegante, pero el problema llega a la hora de filmar escenas bastante trepidantes, como sobre todo las peleas mano a mano, en las que la cámara no para de moverse de un lado a otro sin que el espectador pueda llegar a ver nada con claridad, la única losa de una excelente filmación.
Es cierto que triunfar es también en parte una cuestión de azar, que no hay ningún botón mágico que pulsar para asegurarte el éxito y que grandes obras que perfectamente podrían haber alcanzado el éxito se quedaron en la nada, ninguneadas por completo por ese juez impasible que es el gran público. Pero Los Juegos del Hambre es una obra nacida para el triunfo, que sabe juntar todos sus elementos para realizar un trabajo solido y sobre todo fascinante y adictivo, el hecho de que todo esto se consiga mantener en su salto a la pantalla grande es sin duda un gran indicio de que estamos ante la que posiblemente será la película del año al nivel de taquilla, pero también de que estamos ante una película muy por encima de la media de las producciones comerciales que se suelen estrenar, un producto que no trata a los adolescentes como idiotas y que precisamente por eso también pueden disfrutar a lo grande todos aquellos que ya pasaron hace tiempo la edad de ser tributos. Siéntense, disfruten, por que los septuagésimo cuartos juegos del hambre acaban de comenzar.
y la suerte estuvo de Su petición de parte