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Crítica Los Mercenarios 3, acción de la vieja escuela

Publicado el 08 octubre 2014 por Bebina @Games4u_es

Corría el año 2006 cuando un veterano púgil volvió de nuevo al ring del cine comercial, un actor de sobra conocido por todos, generalmente encasillado en el género de las películas de acción que le llevo durante los años 80 y parte de los 90 a ganarse el título de tipo duro del cine de acción. Ese actor es Sylvester Stallone, y la película con la que volvió a nuestras vidas fue Rocky Balboa, demostrando que, debajo de todos esos músculos, venas y testosterona se encuentra un actor que aún puede conmover. 2008 nos trajo de vuelta a aquél otro icono stalloniano: Rambo, que con su cuarta entrega vino a demostrar que, pese a sus más de sesenta años, el hipervitaminado tito Sly aún podía decir mucho en el manido cuadrilátero del cine de acción.

Crítica Los Mercenarios 3

Por Javier Jiménez Lomas

Sirva de introducción este pequeño prólogo, para abonar el terreno a la hora de presentar una de las sagas de acción que más han dado que hablar en los últimos 4 años: Los Mercenarios. Tras haber tomado impulso de sus dos personajes más icónicos (el boxeador de gran corazón y el solitario e incomprendido ex héroe de guerra), Stallone se sintió con fuerzas de crear algo nuevo….pero con sabor añejo. La ídea era traer de vuelta áquel cine de acción exagerado, divertido y sin pretensiones que tanto triunfó en los años ochenta y parte de los noventa. Pero para ello necesitaba un gancho, ese “algo” especial que enseguida huele a saga en ciernes, y lo encontró en la idea de realizar un homenaje por todo lo alto al cine de acción de aquellos años, y no vino solo, sino que decidió invitar a su festival de balas y explosiones a todas las leyendas que dieron alas a ese tipo de cine hace ya más dos o tres décadas.

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El resto es historia; Los Mercenarios es ya una saga por la que han desfilado mitos del cine de acción como Arnold Schwarzenegger, Mickey Rourke, Bruce Willis, Dolph Lundgren, Jet Li, Jean Claude Van Damme o Chuck Norris, amén de sangre algo más joven como Jason Statham, Scott Adkins e incluso personajes del mundo de la lucha profesional como Randy Couture. De este modo, pese a que la nueva franquicia parida y protagonizada por Sylvester Stallone tiene como principal objetivo atraer al fan de todo este elenco de leyendas jurásicas del cine de acción, no olvida aportar un ligero toque de sangre nueva.

La película que hoy nos ocupa es la tercera parte de esta franquicia que ha tratado de homenajear “aquellos maravillosos años” del cine de ación y entretenimiento, y que tampoco busca tomarse muy en serio a si misma. Conrad Stonebanks (Mel Gibson) fue junto con Barney (Sylvester Stallone) el fundador del grupo conocido como Los Mercenarios, sin embargo, el primero acabó convirtiéndose en un despiadado traficante de armas y Barney no tuvo más elección que matarlo, y así lo hizo….o eso creía él. Ahora Stonebanks busca eliminar al grupo del que una vez fue co creador.

El film comienza con el rescate y presentación de otro antiguo miembro del grupo (aunque recién llegado a la saga), el Doctor Death (Wesley Snipes), médico y especializado en el uso de cuchillos que todo sea dicho de paso, encaja como un guante en el grupo, uno siente como si siempre hubiera estado allí.

Los Mercenarios son ese tipo de películas de acción que comienzan por todo lo alto, y ya desde la primera toma se nota que el presupuesto para esta tercera entrega ha sido el mayor hata el momento, el despliegue de efectos lo deja a uno clavado en la butaca desde el primer minuto. El director Patrick Hughes va encadenando espectaculares secuencias de acción que sirven además para ir
presentando a los nuevos personajes de esta secuela, tras el personaje de Wesley Snipes le toca el turno al ya citado villano de la película, Stonebanks , cuyo reencuentro con su antiguo camarada Barney resulta en la pérdida de uno de los miembros del grupo: Hale Caersar (Terry Crews) que acaba gravemente herido. Y por supuesto, a continuación ya sabemos los que toca….porque para
Barney esto ya es algo personal.

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En su búsqueda de venganza contra el villano interpretado por Mel Gibson, Barney decide prescindir de su equipo (si, prescindir de los Expendables que es el título original de la película y que literalmente traducido sería algo así como “los prescindibles”) por considerar que ya no tienen edad para algo tan peligroso (jugoso guiño y mofa del propio film hacia sus personajes) y decide reclutar sangre nueva. Y aquí radica uno de los principales puntos flacos de esta tercera entrega, aunque finalmente los Mercenarios clásicos vuelven para la batalla final (algo que se ve previsible pero siendo un tópico que la propia película pretende),sin embargo la parte donde los “novatos”
destierran a los “dinosaurios de la acción” es sin lugar a dudas el peso muerto del metraje de la película, pues la esencia y encanto de esta saga radica en ser un homenaje (y a ratos hasta parodia) a todas estas viejas (y otras no tanto) glorias del cine de acción. Así que durante más de media hora echaremos de menos a Jason Statham, Wesley Snipes y cia y serán Kellan Lutz (Crepúsculo), Ronda Rousey (luchadora profesional en el UFC, una liga profesional de artes marciales mixtas), Glen Powell (Broadway Texas Players) y Victor Ortiz (un boxeador profesional) lo que ocupen su lugar y convirtiendo a Los Mercenarios 3 en una película de acción normal y corriente sin encanto…al menos durante media hora.

Menos mal que aquí entra en escena uno de los mayores aciertos del elenco de personajes de esta entrega, si, se trata de Antonio Banderas, que da vida a Galgo, un ex legionario español que no solo es tan espectacular a la hora de entrar en acción como el resto de los clasicos del film, sino que además pone un toque de humor sencillamente genial y necesario para la película, ya que esta tercera parte hace menos incapié en ese tipo de homenaje humorístico a si misma y a sus personajes de lo que lo hacía el segundo capitulo de la trilogía, tomandose más en serio a si misma, lo que no es algo necesariamente bueno para este tipo de película de acción. Señalar que, pese a que han sido muchas las voces que han puesto el grito en el cielo alegando que el personaje de Banderas se mofa de al Legión española, es en mi opinión, un apunte completamente fuera de lugar, iniciado por personas que ven ofensas donde no las hay y lo sacan todo de contexto.

Tras una escaramuza de Stallone y su nuevo grupo de jóvenes mercenarios, estos serán capturados por Stonebanks, lo que lleva directamente a la épica confrontación final en la que (como ya se veía venir) vuelven los miembros del viejo equipo, los perros viejos se reunen de nuevo para rescatar a los cachorros. La batalla final es apoteósica, Lo Mercenarios contra todo un ejército en un espectacular depliegue de balas, explosiones, socarronería, divertidos tópicos de películas clásicas de acción y combates cuerpo a cuerpo. Eso sí, sin apenas gota de sangre porque Los Mercenarios 3 es PEGI 13, es decir, se ha reducido el nivel de hemoglobina mostrada en la película casi a cero, para poder abarcar a un sector más joven del público, no se trata de algo necesariamente negativo, pero los más puristas fans de las dos entregas anteriores echarán en falta algo más de color rojo en las escenas de acción.

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Antes de acabar no podemos dejar de citar a tres secundarios de lujo, dos de ellos ya clásicos invitados de esta saga que vuleven en su roles habituales pero con menos minutos frente a la cámara que en anteriores entregas, se trata de Yin Yang (Jet Li) y Trench Mauser (Arnold Schwarzenegger). Y con la ausencia en esta tercera parte de Bruce Willis, tenemos a Harrison Ford en su papel de Max Drummer, un agente de la CIA, un acierto de personaje secundario pero que tampoco llega a dar mucho juego, debido principalmente a que hay demasiados personajes y aunque Los Mercenarios 3 es la más larga de la trilogía (algo más de dos horas), hay que demasiadas caras nuevas como para darle mucho metraje a cada uno.

En definitiva Los Mercenarios 3 no busca reinventar la pólvora, sigue siendo una espectacular reunión de “viejos amigos” haciendo lo que más les gusta hacer: soltar frases socarronas de décadas pasadas, explotar cosas, disparar y luchar. Y eso es precisamente lo que hace especial a esta saga, acción y entretenimiento con un elenco de leyendas del género que se homenajean a si mismos y a
un tipo de cine que pertenece a otra época.

Sin embargo esta tercera parte comete dos errores: el primero es un elenco de personaje demasiado grande en el que si bien Mel Gibson (que crea un villano algo más tridimensional de lo habitual en la saga y está realmente bien) Harrison Ford, Wesley Snipes y Antonio Banderas encajan como un guante en la tónica de la saga, no ocurre lo mismo con los jóvenes mercenarios. El segundo fallo es
la vuelta al enfoque más serio y noventero del primer film, teniendo algunas escenas de acción demasiado atropelladas en el montaje (como ocurriera en la primera parte) y perdiendo buena parte de ese sentido del humor y ambiente de homenaje desenfadado que hizo a la segunda parte la más representativa del auténtico espíritu de Los Mercenarios. Aún con todo es la más completa de la trilogía (aunque no la mejor), su fallo precisamente es tratar de abarcar demasiado y en algunos puntos, perder de vista que cuando la gente va a ver una película de esta saga quiere ver a las leyendas del cine de acción de los años ochenta y noventa, a los cachorritos mejor dejarlos para que jueguen en su propia liga.


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