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Crítica | Melody’s Echo Chamber: Shock, caricia y desafío adictivo

Publicado el 19 junio 2018 por Portman918 @ecosdelvinilo
Crítica | Melody’s Echo Chamber: Shock, caricia y desafío adictivoBon Voyage[Domino / Fat Possum Records]★ ★ ★ 1/2
[Ricardo Portmán] @ecosdelviniloUna maravilla de formas en constante transformación. Bon Voyage hace honor a su título porque es un pasaporte a un viaje que genera múltiples percepciones y experiencias conforme se reproducen los sietes cortes que lo integran. Melody Prochet desde su álbum debut ya apuntaba a ser una artista de culto, y desde que publicó este gran álbum lo es con todas las de la ley, por invención, por mística y sobre todo por su valentía. Pocos intérpretes pueden apuntarse al experimento y aún así sonar tan cercanos, incluso inquietantemente familiares.Melody’s Echo Chamber, encarnación grupal de Prochet, curiosamente ha crecido, desde el silencio y las circunstancias, durante los últimos años, alimentando el mito. Solo la canción Cross My Heart era ya conocida. Los otros seis temas completan la cuadratura con la voz de Melody como un instrumento que comunica y que araña, forzando las notas hasta límites conscientemente profanos. Breath in, Breath Out fue el single que abrió la caja de los truenos, su mayor acercamiento al pop clásico, siempre desde su enfoque rompedor. Con Desert Horse Melody profundizó más en la exploración, llegando a la  frontera de un vocoder transformando su voz translúcida. 
Crítica | Melody’s Echo Chamber: Shock, caricia y desafío adictivo
Prochet es francesa de nacimiento pero nómada en sus ideales creativos, lo cual se refleja en el pluriempleo lingüístico del que hace gala en sus estrofas, que van del francés al inglés pasando por el sueco (la acústica Var Har Du Vart). Quand Les Larmes D`un Ange Font Danser La Neige y Visions of Someone Special, On a Wall of Reflections son otros buenos ejemplos del encuadre holístico en el plano presente de Melody´s Echo Chamber. 
Tras el último eco de Shirim las sensaciones que quedan instaladas en el escucha llevan a una nueva reproducción (es casi imposible resistirse a la tentación), con la certeza que en la siguiente ronda habrán nuevos descubrimientos tras las respiraciones y las estructuras eléctricas.
Bon Voyage es un shock, una caricia y un desafío adictivo. Este es uno de esos discos que, afortunadamente, no son para todos los oídos. Melody Prochet es el talento salvaje que todos necesitamos en las ondas.
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