Crítica | “Mi gran noche” o la de Álex de la Iglesia

Publicado el 30 octubre 2015 por Pandora Magazine @PandoraMgzn
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Ficha técnica | Título original: Mi gran noche Director: Álex de la Iglesia. Guión: Álex de la Iglesia, Jorge Guerricaechevarría. Reparto: Raphael, Mario Casas, Pepón Nieto, Blanca Suárez, Carlos Areces, Luis Callejo,Carmen Machi, Jaime Ordoñez, Santiago Segura, Enrique Villén, Hugo Silva,Carolina Bang, Terele Pávez, Carmen Ruiz, Marta Guerras, Marta Castellote,Tomás Pozzi, Ana Polvorosa, Toni Acosta, Luis Fernández, Alberto Chaves. Género: Comedia. Duración: 100 minutos. Año: 2015. País: España. Fotografía: Ángel Amorós. Música: Joan Valent. Productora: Enrique Cerezo P.C., Telefónica Studios, TVE, Canal Plus. Distribuidora: Universal Pictures España.

“Espera, espera, no puede ser, ¿Raphael siendo cabeza de cartel en una película después de 40 años sin hacer ningún largo? A Álex de la Iglesia se le ha ido la pinza” básicamente esto es lo que pasó por mi cabeza cuando me enteré de lo que el director de “Acción Mutante” tenía entre manos, pero luego recordé que el argumento de la gala de fin de año ya lo había utilizado el director en la fallida “Muertos de risa” y que ya había utilizado un tema de Raphael para titular una película, “Balada triste de trompeta” que es una vuelta de tuerca no del todo lograda de la comentada “Muertos de risa”. No son precisamente las mejores cartas de presentación pero, el caso es que ver a Raphael con una pistola como se ve en el tráiler realmente me llamó la atención…

A José (Pepón Nieto) lo envía la ETT a un pabellón industrial de las afueras de Madrid para trabajar en la grabación de una gala especial de Nochevieja meses antes del evento. Cientos de figurantes como él llevan semana y media encerrados y desesperados mientras fingen celebrar con alegría la falsa venida del Año Nuevo. En esa gala Alphonso (Raphael), la veterana estrella musical, es capaz de todo para asegurarse que su actuación será la primera tras las campanadas, tratando de desplazar a Adanne (Mario Casas) un atolondrado cantante de rollo latino, quien a su vez es acosado por las fans que quieren chantajearle. Y mientras todo esto ocurre a puerta cerrada, en el exterior del estudio una horda de manifestantes quieren forzar al director de la cadena (Santiago Segura) a que readmita a los despedidos por un ERE e impiden que nadie salga o entre, sin saber que a Alphonso alguien quiere asesinarle.

Me ha costado llevar adelante esta crítica porque, aunque me ha gustado la película y creo que es de lo mejor que ha rodado su director, tampoco quiero que parezca que hablo de una obra maestra. ¿Por qué creo que es de lo mejor de su director?, pues porque el habitualmente dado al desfase Álex de la Iglesia aquí desfasa… pero en el momento adecuado y de forma controlada. Pero empecemos bien. “Mi gran noche” es una comedia desmadrada, donde todo está hiperbólicamente exagerado como si de una película de los Hermanos Marx se tratase, de hecho, como en las películas de los Marx, nos encontramos con una comedia coral con muchos caraduras y una historia de amor entre tanto despiporre.

Salvo en “Los crímenes de Oxford” el estilo del director suele tender al tono slapstick (golpes y persecuciones del tipo Chaplin, para hacernos una idea) un tanto salvaje que enlazan con el cine del primer Peter Jackson o Sam Raimi. Así ha sido en “El día de la bestia”, “La comunidad” o “Balada triste de Trompeta”, aunque de estas sólo en la primera está equilibrado el tono con el contenido, siendo en la última de estas donde más se le fue la mano de su filmografía, por mucho que se llevara el León de Plata en Venecia. Dicen que Tarantino, presidente del jurado y admirador de la obra del vasco, quedó maravillado del tono cartoonesco de la cinta, combinada con una desaforada violencia y por eso se llevó el premio. Pero me pierdo, ya que lo que quería hacer era conectar a Tarantino con de la Iglesia, ya que como el director de “Pulp fiction”, el español se ha dedicado a recuperar a viejas glorias del cine patrio como Terele Pavez, Sancho Gracia y ahora a Raphael.

Álex de la Iglesia es sin duda uno de los máximos realizadores españoles en la actualidad, así que no es de extrañar que pueda reunir en un sólo film a la mitad de las rostros más importantes del panorama audiovisual en cada film, se trate de lo que se trate, ya sea una comedia, un drama o una de acción. Eso sí, tiene una querencia (¿trauma?) con los años 70, su infancia. En sus largos suele haber referencias a los cómicos, payasos, películas, artistas o galas de fin de año de aquella época y en “Mi gran noche” no iba a ser menos, con Raphael –perdón, Alphonso– referencias a aquellas galas de antaño y hasta una parodia homenaje a una saga cinematográfica surgida en los últimos años de aquella década. Supongo que el director es un pionero de esa vena nostálgica que ahora hace que todos los de treintaymuchos y cuarentaypocos estén saturando todo con referencias a los ochenta, algo que pasará cuando en apenas un par de años los 90 empiecen a ponerse de moda de nuevo, pero a lo que vuelvo, que el director es fiel a sí mismo y nos regala no sólo un ejercicio de nostalgia sino que… me estoy perdiendo.

No, no estoy dándole a la botella ni nada. Estoy saltando de tema en tema sin mucho tino porque mi interés es demostrar lo complicado que es hacer lo que ha hecho el director de “800 balas”, que es hacer una trama coral tratando que todo el mundo tenga la misma importancia. Hay tres tramas básicas que son los cantantes Alphonso, Adanne y José, el pardillo al que contrata la ETT, aunque luego tenemos subtramas en estas tramas principales que son, el hijo de Alphonso, los aprovechados de las que van detrás de Adanne y la madre de José, a lo que hay que sumar la trama de los presentadores, las regidoras con el presidente de la cadena y el mago. Aunque esta última trama podría haberla eliminado porque no aporta nada, llevar adelante todo lo que lleva es un trabajo descomunal y aunque hay algún agujero en algún personaje, hay que decir que el trabajo tanto de guión como de dirección equilibrando todas las tramas y haciendo que haya momentos hilarantes, hace que estemos ante una película notable.

No quiero destripar ni uno sólo de los chistes, pero la primera aparición de Alphonso o el tatuado hicieron que se me escaparan las lágrimas. También hay que decir que la trama del “frasquito” de Adanne, aunque hilarante, es de lo más chabacano (¿telecinquero?) que he visto en mucho tiempo, aunque realmente es indicativo de lo que puede hacer la gente por salir en TV y vivir del cuento. Entre eso y lo de los EREs y las apariencias de los presentadores de TV, ¿estamos ante una obra digna de “La escopeta nacional”?, sinceramente, no. La fina ironía (en ocasiones) y la mala baba (habitual) de Berlanga no están presentes en este film. Estas pinceladas críticas son más un pretexto para el gag que crítica real. Es por esto que digo que estamos ante un film que… espera, espera, que tanto salto de un sitio a otro me tiene loco. Tengo que mencionar otra cosa antes de la puntuación: las interpretaciones.

Bueno, aquí todo el mundo está con ese punto de comedia de TV en España, que es el de vamos a gritar y pasarnos de rosca en la interpretación, que eso hace que el guión desmadrado salga adelante. Y si, consiguen que todo salga adelante, pero curiosamente quien se lleva toda la atención es ese señor que lleva 40 años sin aparecer por una pantalla de cine y es que Raphael tiene un carisma acojonante y aunque su minutos en pantalla son pocos, realmente se erige como la gran figura de la película y cuando sales de la sala es del Jiennense de quien más te acuerdas. No sé si va a volver a interpretar algo, pero de verdad que este hombre no está tras medio siglo siendo una estrella por casualidad.

Y ahora sí, pongo nota. Comedia notable, con toques de crítica, con actuaciones notorias, ¿qué defectos podría sacarle?, pues alguna laguna de guión y quizá un poco más de mala baba tanto en la crítica social como en el destino de algún que otro personaje. Pero vamos, no quita para que un 7 le ponga y que piense que estamos ante una de las grandes películas de su director, aunque no llegará a la excelencia, ni recuerdo de “El día de la bestia” u “800 balas”.

Crítica: Juan Pablo Pérez-Padial