Crítica negativa y faltas de respeto

Publicado el 08 febrero 2012 por Rusta @RustaDevoradora
Hace unos días, Anika planteó un debate sobre el límite entre la crítica negativa y la mala educación. Participé en él, pero al terminar mi intervención seguí pensando en el tema y me di cuenta de que quiero explayarme más, de modo que utilizo el blog por una simple cuestión de extensión; el mérito de haber propuesto el asunto es todo suyo.
Desde mi punto de vista, las reseñas negativas se pueden afrontar de tres formas distintas: con amabilidad y sin hacer leña del árbol caído; en clave de humor, ridiculizando el libro; o con un estilo directo y duro, que llama a las cosas por su nombre sin utilizar eufemismos (en todos los casos doy por hecho que se explican los motivos por los que no ha gustado; los comentarios del tipo "no me ha gustado porque es muy malo" no los considero críticas).Hay quien opina que las dos últimas son faltas de respeto y deben evitarse, pero yo no lo tengo tan claro.
Olvidémonos de donde estamos y recuperemos la función básica de una crítica: ofrecer una visión de la obra a sus lectores potenciales. Y lo recalco: se dirigen a los lectores, no a los escritores. Los argumentos acerca de lo poco oportuno que resulta utilizar un tono de broma o incluso ser un poco bestia se apoyan precisamente en no ofender a sus autores, una idea con la que no estoy de acuerdo en absoluto.
Mi explicación es muy sencilla: si publicara una novela, me dolería cualquier comentario negativo sobre la misma, tanto si se ha expresado educadamente como si incluía insultos o mofas, porque todos ellos serían el reflejo de que mi trabajo no ha convencido. ¿Se hace menos daño por exponer los puntos negativos entre algodones? No creo que nadie sea tan tonto y, es más, he comprobado que mis reseñas negativas sientan mal a mis queridos anónimos tanto si son respetuosísimas como si me río de sus fallos. La diferencia es que las segundas a veces hacen reír a quienes no tienen ningún vínculo personal con su creador.
Otro gallo cantaría si se humillara a la persona del novelista, con frases del tipo "me parece un gilipollas". Esto sí que estaría fuera de lugar porque tenemos que centrarnos en su obra, no en su carácter. El problema es que hay quien considera que decir "el libro es tan malo que solo sirve para calzar la pata de una mesa" es un ataque al escritor. Puede resultar cruel, pero se refiere a la obra, no a quien la ha escrito (y seguramente a muchos os ha sacado una sonrisa).
Recupero lo esencial: los escritores no deberían leer opiniones sobre sus libros en Internet, no si no están preparados para aceptar críticas (y ni siquiera así, total, la novela publicada ya no la pueden arreglar). Cuando se tiene una web dedicada a la literatura y se entra en contacto con editoriales y autores, se corre el riesgo de ablandarse porque sabes que van a leerte. Hay gente que es incapaz de decir nada malo en estos casos; yo sí, pero reconozco que he suavizado mis formas y en la actualidad sería incapaz de escribir una reseña como esta si sé que el autor va a estar pendiente (optaría por hacerla así: negativa, pero sin burla).
Y no es que me arrepienta de haber disparado contra ciertas obras, no nos confundamos. Como lectora, me encanta leer opiniones que ponen a caldo un libro de una manera divertida, como esta de Librojoven, por ejemplo (un blog con muy buena aceptación, entre otras cosas por la chispa y el buen hacer de su administradora). Estas entradas no solo me dejan claro que el bloguero no lo recomienda, sino que además me lo hacen pasar bien. ¿Ofensivas? La literatura, como el cine, la música o la televisión, está expuesta a provocar reacciones de todo tipo. Si se escribe pensando en lo que dirán el autor o el editor, se olvida la verdadera función de una crítica.
Fijaos en los comentarios que se hacen en webs de librerías y foros: tal vez no hacen una argumentación tan exhaustiva como nosotros, los blogueros, pero en sus frases breves hay una sinceridad brutal y no se cortan al afirmar "menuda mierda". ¿Qué pasa, que los que intentamos hacerlo más profesional tenemos que mostrarnos prudentes? Supongo que en parte sí, porque una reseña plagada de tacos sería de mal gusto. Ahora bien, si las opiniones se plasman con gracia, me gustan tanto o más que las correctísimas (no me negaréis que resulta aburridísimo leer a alguien que prácticamente pide perdón porque la novela no le gustó).
La clave está en encontrar un estilo propio al reseñar, lo he dicho muchas veces. Unos gustan por serios, otros por humorísticos y también los brutos tienen sus fans (incluso más que los primeros, que la polémica atrae); sin embargo, todos tienen en común que han hallado un tono en el que se sienten cómodos y se atreven a expresar lo que piensan sin tapujos.
Volviendo al tema, quiero lanzar un mensaje a los que sí piensan que las críticas deben ser respetuosas: espero que nunca hayáis criticado Crepúsculo, porque también es una obra a la que su autora dedicó su tiempo y esfuerzo. También confío en que no se os haya ocurrido decir "esta canción es horrible", porque su compositor y el artista que la interpreta le han puesto todo su cariño. Y todavía voy más allá: no os quejéis si una prenda de ropa os sale defectuosa, que los trabajadores de la fábrica han invertido horas en hacerla y no han cometido el error a propósito.
Con esto quiero mostrar que es imposible ser políticamente correcto en todo. Un libro, como cualquier creación, está expuesto a recibir halagos e insultos; dejad que cada reseñador se exprese como le plazca y luego los lectores ya decidirán si su estilo les gusta o no. Hay críticas serias y respetuosas maravillosas, pero también las hay aburridas, del mismo modo que algunas reseñas en clave de humor son hilarantes y otras rozan el mal gusto. Ante todo, libertad de expresión, que el lector ya ha demostrado suficiente apoyo al autor con el simple hecho de leerlo.