Crítica película Nightcrawler

Publicado el 11 abril 2017 por Seriemaniac

Lo vemos a diario en televisión, en prensa y en revistas. Hablan de ello a diario. Hablo de las noticias de sucesos que se suceden día si y día también. Y junto a ello, nunca faltan la imágenes de lo que ha ocurrido, que pueden llegar a ser muy explícitas.

Nightcrawler ( Dan Gilroy, 2014), nos cuenta la historia de Lou ( Jake Gyllenhaal), un hombre que decide convertirse en reportero de noticias de actualidad. Básicamente, lo que hace es llegar lo más rápido posible a la escena donde ha habido un accidente, un atropello o similares y grabar las imágenes lo más rápido posible, ya que el primero en llevar los vídeos a la televisión es el que se lleva el dinero.

Lo que comienza como una película que nos enseña como un hombre intenta ganarse la vida en el duro mundo audiovisual, termina convirtiéndose en una gran crítica a los medios de comunicación, especialmente a la televisión.

Personalmente, creo que es la televisión la que peor parada sale de esta crítica. Desde que los medios de comunicación existen, siempre se ha dicho la frase de "una imagen vale más que mil palabras". Si tenemos en cuenta que cada segundo de televisión contiene 25 imágenes, vemos su importancia. Actualmente, en televisión podemos ver vídeos en los cuales se nos muestran muertes, destrucción y dolor, de manera totalmente explícita. Y lo hacen con total tranquilidad, ya que lo que hacen es mostrarnos la realidad, una realidad que sucede, normalmente, lejos de donde nosotros vivimos. Esto, en sí, no es problema, hasta que llegamos al límite del morbo.

Me encantaría destacar un par de frases de la película.

- ¿Esto va a salir en televisión?

- En las noticias de la mañana. La sangre vende.

Es difícil de identificar cuál es el límite entre morbo y actualidad. Quiero decir con esto que es terriblemente subjetivo, ya que cada persona reaccione de diferente forma hacia el mismo estímulo. Lo que a algunas personas puede parecerle que unas imágenes son "normales", que solo buscan informar a quien las ve de cual es la situación real de un suceso, para otra persona pueden resultar desagradables, y pensar que eran totalmente innecesarias para entender lo que ha pasado. 2 puntos de vista totalmente opuestos del mismo suceso.

Este debate, a priori, parece eterno. Nightcrawler lo toca, al igual que otros muchos, pero lo exagera en gran medida para dejar su mensaje claro. Por ejemplo, cuando alguien llega a la escena de un accidente, y aún no han llegado los servicios de socorro. lo normal es socorrer a las victimas y avisar. Durante una escena de la película, la primera reacción de nuestro protagonista es sacar la cámara y grabar lo que ha pasado. Ser el primero en grabar todo lo que pueda. Llegar a mover un cuerpo inmóvil de una víctima a una zona más iluminada para lograr una composición y un encuadre más bonito. ¿Bonito, un accidente?

- ¿Cuánto de esto podemos mostrar?
- ¿Dices, legalmente?
- No, moralmente. Obvio que legalmente.

Esta frase me resulta tremendamente explícita en este sentido. El personaje de Jake Gyllenhaal demuestra en varias ocasiones no tener ningún tipo de problema en saltarse cualquier límite ético para entregar las imágenes más impactantes y así lucrarse con ellas. Una práctica que usan muchos medios de comunicación, tanto online como tradicionales, para atraer a la gente hacia sus contenidos y de esta forma financiarse.

En las actuaciones destaco enormemente a Jake Gyllenhaal, que hace un gran papel y consigue con su actuación fascinarnos y a la vez sentir repulsión hacia su personaje, algo que no todos los actores pueden conseguir.

A nivel visual, me recuerda muchísimo a la película Drive ( Nicolas Winding Refn, 2011), ya que la mayoría de sus planos son nocturnos, usando muchísimo ( y muy acertadamente) las luces de los edificios y neones. Una fotografía muy bien llevada.

Dan Gilroy nos ofrece un Thriller que sabe muy bien como jugar con el ritmo y la tensión. En algunos momentos, especialmente en el último tercio de película y el clímax, mantiene una presión casi asfixiante , que atrapa al espectador sin dejarlo respirar.

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