Crítica | “Peter y el Dragón”, una aventura que te transportará

Publicado el 19 agosto 2016 por Pandora Magazine @PandoraMgzn
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Ficha técnica | Título: Pete’s Dragon. Director: David Lowery. Guion: Toby Halbrooks, David Lowery. Reparto: Bryce Dalas Howard, Robert Redford, Oakes Fegley, Oona Laurence, Wes Bentley, Karl Urban, Isiah Whitlock Jr.. Género: Aventura, Comedia, Fantasía, Familia. Duración: 103 minutos. Año: 2016. País: Estados Unidos. Fotografía: Bojan Bazelli. Música: Daniel Hart. Productora: Walt Disney Pictures. Distribuidora: Walt Disney Studios Motion Picture Spain.

El joven chico Peter (Oakes Fegley) quedó huérfano en un accidente de coche en el bosque, hace 6 años. Es difícil creer que haya sobrevivido todo este tiempo él solo, pero nunca lo ha estado. Siempre ha tenido al que descubrió y acabó siendo su mejor amigo, el dragón Elliot. Tiempo después, un día cualquiera, Peter es descubierto por Grace (Bryce Dallas Howard), una guarda forestal. La vuelta a la civilización del chico y su afirmación de que ha estado con su amigo fantástico, cambiaran la vida de todo el pueblo en la búsqueda de este mágico ser, que tan solo había afirmado ver el padre de Grace (Robert Redford) anteriormente.

Una historia que ya se contó en su día, necesitaba adaptarse a una nueva época con mejores métodos para contarla. Este remake de la película de 1977 era carne de efectos especiales en la actualidad para que fuera más disfrutable y atractiva que en su momento. Disney ha jugado sus cartas para volver a encandilar a los niños con este tierno cuento de magia y de paso rellenar con facilidad su taquilla de verano.

El argumento guionizado en los 70 por Malcolm Marmorstein, Seton L. Miller y S.S. Field, ha sido adaptado este año por Toby Halbrooks y David Lowery que además ha dirigido la película. No es un guion redondo ni mucho menos, no es ambicioso ni por asomo, pero es que no lo pretende, ni le hace falta hacerlo. Es una historia lineal que va a jugar con tus emociones, y por supuesto tiene algún que otro detalle que chirría y te darás cuenta, pero yo al menos no vengo a destripar algo así, son nimiedades que cualquiera está dispuesto a dejar pasar para sentirse niño otra vez.

No nos engañemos, Disney sabe que va a vender un montón de peluches y merchandising, con esta película porque el dragón Elliot es el mejor personaje de la entrega sin duda. Se comporta como un cachorro y a los críos les encantará. ¿Y qué tiene eso de malo? Y repito que me parece la mejor actuación de la película.

Otra cuestión que denota el relativo conformismo de la casa del ratón de orejas redondas, son los efectos especiales. Están bien hechos, por supuesto, pero se nota que juegan con la iluminación y que podrían dar más de sí –por favor que es la mayor empresa de cine del mundo– y no lo hacen porque para qué van a malgastar si no les hace falta nada más.

Eso no quita lo bien llevado que es el protagonismo por Peter (Oakes Fegley) y Grace (Bryce Dallas Howard). Sin duda me parecieron los más involucrados en el cuento y que se reparten sin problema la carga emocional en los momentos críticos. En el segundo escalón pondría al ya de sobras conocido y bastante polivalente Robert Redford (padre de Grace) y la joven pero cada vez más conocida Oona Laurence (Natalie) que está brindando de muchas oportunidades y –al menos que yo haya visto– cumple en todas ellas.  Luego ya vendrían el resto de personajes que lo hacen bien, sin más.

Como decía, no hay nada que la convierta en una película de esas que marcan un antes y un después, pero el que busque esa sensación en una agradable historia que queremos disfrutar ahora en verano y que está dirigida a los niños, o a sentirse como tal, tiene un problema serio. Notaréis cómo hace ir y venir vuestros sentimientos durante un rato, con elementos de refuerzo como una nada desdeñable banda sonora –instrumento que bien empleado suele empujar el potencial de estas fantasías–  que aporta mayor sensación de épica y dramatismo cuando le hace falta.

Ciertamente el film es un poco lento a pesar de no ser muy largo, pero sientes en todo momento tal ternura e intimidad que acaba compensado. Sin duda es un rato entrañable y recomendable para cualquiera, no dudéis en verla e incluso en revisionar (o ver por primera vez) la original para comparar qué cambia según la época en la que se cuenta algo así. A la de 2016 le doy un 5’75/10, no por ser mala o peor que otras, si no por ser básicamente el disfrute de volver a sentirte inocente y no pensar en mucho más. Está bien, a veces vale más la pena pagar por algo que te ofrece ese regreso, que no falsas promesas de mayor ambición que al final te dejarán poco más que molesto. Y el que quiera regalarme un Elliot de peluche es bienvenido.

Crítica: Dani Pereira