Título Original: Prometehus Director: Ridley Scott Guión: Damon Lindelof, John Spaihts Fotografía: Marc Streitenfeld Música: Dariusz Wolski Interpretes: Noomi Rapace, Michael Fassbender, Charlize Theron, Idris Elba, Guy Pearce, Logan Marshall-Green, Sean Harris, Rafe Spall Distribuidora: FOX Fecha de Estreno: 03/08/2012
SCOTT BUSCANDO SUS ORIGENES
Todos celebrábamos con ansías el regreso de Ridley Scott a la ciencia ficción, un director que en veinte años no había hecho nada realmente remarcable, y las pocas películas de su filmografía que aún se dejaban ver tenían que competir con auténticas payasadas como La Teniente O’Neall o Gladiator. Para encontrar las obras cumbres de Scott tenemos que retroceder 30 años, cuando realizo dos obras maestras como Alien y Blade Runner, dos piezas cumbres de la ciencia ficción a las que Ridley ha vuelto en numerosas ocasiones para realizar todo tipo de montajes, pero nunca en todo este tiempo había vuelto a tocar el género. Que fuera o dejase de ser una precuela de Alien, algo con lo que nos han mareado durante mucho tiempo, era lo de menos, era el hecho de que volvía a hacer lo que mejor sabía hacer, y aunque bien es cierto que no se acerca al excelso nivel de aquellas obras, con Prometheus, Ridley Scott nos presenta la que posiblemente sea su mejor película en los últimos treinta años y confirma que la ciencia ficción es un género que nunca debió haber dejado de lado.
En Prometheus una nave de científicos se aventurará hasta otro planeta en busca de los llamados Ingenieros, unos seres que se supone fueron los que crearon la vida humana. Este viaje en pos de buscar a esos creadores lleva consigo todo el arco argumental de la película, y es que todo este fastuoso viaje en el que se ven envueltos lleva consigo también a un viaje introspectivo en busca de encontrar una respuesta a esa pregunta eterna, ¿Cuál es el motivo de nuestra existencia? Abrazar y conocer al creador no queda más como una mera excusa de necesidad y de responder, de saber con qué motivo nos creó. Pero la pregunta va más allá, de la necesidad de seguir el legado del padre como ocurre con esa capitana que parece que sólo ha trazado ese viaje para cumplir los deseos de su padre y que no la mueve ninguna otra necesidad, a la necesidad humana de crear vida y la impotencia sentida cuando no eres capaz de crear vida. Pero esa necesidad de contestar preguntas sólo responde a un ser humano irracional que sabe que su necesidad de responder nunca será saciada ¿Y quién creó a aquellos que nos creó?, y que incluso con las pruebas delante de las narices nos lleva a abrazarnos a una fe ciega y más poderosa que cualquier otro indicio.
Y es también desde la creación desde dónde nace esa unión con Alien. Se ha venido rumoreando durante mucho tiempo si Prometheus era la precuela de Alien o no, sus propios creadores primero lo desmintieron para afirmar más adelante que la película está situada en su mismo universo, y que harán falta dos secuelas más para hablar de precuela. Lo cierto es que la conexión existe, pero esta unión es totalmente prescindible y reemplazable, Prometheus no se resentiría lo más mínimo si las referencias a la vieja saga fueran cambiadas por unas completamente nuevas, pero el motivo era muy bueno para meterlo, y Scott sabueso viejo supo aprovecharlo, todo queda perfectamente hilado. Además pone en práctica un juego de referencias, algo para lo que ha contado en un maestro en el tema con Damon Lindelof y que hace que también su experiencia se note en el tratamiento de los personajes, no es de extrañar que Prometheus nos recuerde a Lost en muchos momentos.
La película arranca desde el punto de vista de David ese robot que comparte nombre con el interpretado por Haleyl Joel Osment en Inteligencia Artificial y que aunque en ningún momento llegue a certificar su necesidad de ser humano, deja palpable su sentimiento como tal, buscando una referencia visible, en este caso el Peter O’toole de Lawrence de Arabia y tratando de ligarse a los recuerdos de la infancia del resto de los tripulantes de la nave. Para David todo cambia cuando de manos de su creador oye la atroz sentencia de que nunca será humano por carecer de alma, es entonces cuando nace en él una imperiosa necesidad de crear vida al precio que sea, desde lo más pequeña, y como si uno de los creadores se tratase, no duda un solo momento en hacerlo.
Pero dejando de lado toda la importante carga filosófica que contiene Prometheus, el espectáculo consigue ir mucho más allá, por un lado tenemos un asombroso tratamiento visual, se muestra desde luego a la altura de lo ofreció James Cameron en Avatar y hace que para su disfrute completo sea imprescindible el verla en 3D. Pero también carga a la película, sobre todo en su acto final, de una atmósfera aterradora con más de un susto incluido sin necesidad de recurrir al tan manido tema del volumen. La acción se dispara en alguna escena especialmente tensa y espectacular como la de la operación, una emocionante y completa burrada que roza casi el gore y que supone un completo deleite para el espectador. Además a partir de ese momento Noomi Rapace se enfunda mejor de lo que se podría pensar el traje de Riley y se convierte en todo un alter-ego de Sigourney Weaver, cambiando las braguitas blancas por un vendaje en alguna ocasión excesivamente ceñido, y echándose sobre sus hombros todo el peso del último tramo de la película.
Ridley Scott nunca debió dejar la ciencia ficción, es algo que nos queda claro con Prometheus, no sólo es lo que mejor hace, si no también es lo que más parece disfrutar hacer. Con Prometheus se atreve no sólo a rodar una película de ciencia ficción con una importantísima carga filosófica, al nivel de sus anteriores obras, si no que también realiza una película de lo más entretenida y que justifica el precio de una entrada a través de un lujoso tratamiento visual al alcance de muy poco. Si las secuelas de Prometheus mantienen el nivel de esta primera entrega estamos como locos por ver que nos deparará y ver definitivamente a la Rapace hacer lo que Winona no pudo, convertirse en la nueva Ripley.