Para este proyecto el director catalán se rodea de un reparto de confianza. Alexandra Jiménez, Carlos Areces ó Joaquín Reyes vuelven a ponerse a sus órdenes para intentar arrancar una buena dosis de carcajadas entre los espectadores. Su esfuerzo se ve recompensado con algunas escenas hilarantes como la "posesión" de José María Otegui (Carlos Areces).
Es cierto que el guión flaquea en algunos momentos y algunas bromas resultan demasiado previsibles, pero este simpático producto transmite buen rollo y nos devuelve a los míticos títulos que interpretaban los componentes del grupo "Parchís". Para nostálgicos de esa época, como es mi caso, algunos aspectos relacionados con la música, el vestuario e incluso la ambientación, le dan un plus de interés.
El grupo de jóvenes fantasmillas es aún un equipo que se está haciendo. Les falta intensidad y cierta dosis de desparpajo, nada que la experiencia no pueda solventar. Sin embargo, a ratos, sus comentarios suenan forzados y carentes de credibilidad. Con el desarrollo del film y la evolución de los personajes, y coincidiendo con los mejores minutos de la película, disfrutamos de sus momentos interpretativos más brillantes.
Una película para toda la familia, mezcla entre comedia romántica (a la española) y cachondeo adolescente, que servirá para olvidar a los fantasmas de carne y hueso que nos encontramos cada día.
José Daniel Díaz