Después de dos semanas un poco desconectada, aquí me hallo con ganas de aportar mi crítica de la última película de la saga de terror española [•REC] que tanta expectación ha causado, entre ellos, por abandonar definitivamente la cámara en mano que hizo de la saga la clave de su funcionamiento. No hay que olvidar la evolución (o des-evolución, según se mire) que ha ido tomando las cuatro películas, especialmente las dos últimas, que fueron dirigidas por cada uno de los directores de [•REC].
Jaume Balagueró y Paco Plaza quisieron hacer especial las dos últimas partes (dirigiendo Paco la 3ª y Jaume la 4ª), poniendo un poco de ellos en cada película. En su momento critique [•REC]³ Génesis, dando mi voto positivo a pesar de hacer un cambio de registro en la forma de rodar la película y enfocar la trama.[•REC] 4: Apocalipsis es la excepción, pues aunque la trama te haga temblar en el asiento de la tensión constante que sufres, cuanto más avanza la película hacia su final más ves como cojea por todas las esquinas de la pantalla, y ahora explicare (intentando no spoilear) el por qué.
El film se sitúa en todo momento en alta mar, donde el barco esta totalmente aislado como zona de cuarentena, por lo que de por si el espectador se encontrara con el escenario idóneo para sentir agobio constante en el momento en que la infección se apodera del barco.
Aquí tengo que dar una pequeña información extra para aquellos que decidan verla, y desconozcan cierta información que de por si la película no promete explicar en ningún momento, pues aparecen varios elementos de la trama (y en general de la saga) que son explicados en el cómic (sacado hace 2 años). Uno de esos elementos es la existencia de simios infectados, los cuales son los causantes de la infección tras el escape de uno de ellos, atacando a uno de los tripulantes y causando de nuevo el pánico viral. Tras el caos reinante todos comienzan a sospechar de todos, lo que conllevara a dudar de las intenciones principales de los doctores ante las sospechas que rodean a que Ángela porta en su interior al germen que comenzó la infección desde el principio.