Judd Apatow se ha erigido como el nuevo rey de la comedia norteamericana, realmente, Si fuera fácil, es tan sólo su cuarta película, pero su omnipresencia en todas sus producciones, han hecho que sea un nombre que difícilmente se vaya de nuestras carteleras. El problema es que la fórmula de Apatow nunca ha acabado de funcionar, sí, siempre se ha codeado de un grupo excepcional de cómicos que repiten continuamente , ya sea protagonizando o en papeles secundarios, gente como Peter Segel, Melissa McCarthy o Paul Rudd, aquí protagonista, han formado lo que se podría considerar como una gran familia en la factoría Apatow. Pero el problema en su cine lo encontramos en la bastante estúpida idea de no rebajar la duración de unas películas que nunca bajan de las dos horas. Esta labor, que deja visible sus carencias enormes a la hora de montar, también hace que su cine adolezca de una falta de ritmo, algo que resulta de vital importancia para que una comedia termine por funcionar. Todo acaba resultando demasiado estirado y alargado, los continuos puntos muertos se suceden durante todo el metraje, y ya sean muy divertidas, o como en este caso, tan sólo ocasionalmente divertidas, el resultado termina por ser agotador. Y es que no se puede volver a inventar el fuego, Apatow debería de aprender de gente como Woody Allen y ver que la duración media para una comedia debe rondar los 90 minutos, y que no existan demasiadas comedias largas no es ninguna coincidencia. Para Si fuera Fácil, Apatow recupera a ese matrimonio que ya aparecía en Lío Embarazoso al que daban vida Paul Rudd, y su mujer Leslie Mann, ambos, además, compartiendo una química excepcional. La película comprende una semana trascendental en la vida de esta pareja, en la que ambos cumplirán 40 años. El miedo a crecer, y a afrontar ese paso a la mediana edad, queda palpable desde la primera escena, cuando ella sea incapaz de asimilar que cumple los 40, empeñada en decir que sólo tiene 38. Durante esa semana, sumida en la crisis, veremos aflorar todos esos miedos que el envejecimiento conlleva, como la aceptación de responsabilidades o los problemas sexuales. También deberán hacer frente a problemas mayores y que dificultan la vida en pareja, el trato con dos hijas, una de ellas sumida en plena adolescencia, llevará a una conexión mayor con problemas desarrollados durante la infancia en el trato con los padres. Tampoco falta la dificultad para mantener un hogar en estos tiempos de crisis tan complicados en los que vivimos, cuando el negocio que llevan (una discográfica), afronte una serie de problemas, derivados, además, de esa inmadurez que lleva a apostar por sueños e ideales, antes que por opciones realmente rentables. Todo esto lleva a una lucha continua y al planteamiento de: ¿qué es lo que hay que hacer para que un matrimonio sobreviva al paso del tiempo?. Una lucha para conseguir que el amor y la pasión sigan floreciendo y que la rutina no acabe derivando en la sensación de estar atrapados en una vida que no desean vivir.
Aún con sus visibles fallos, Si fuera fácil, llega a resultar interesante en cada uno de los puntos que va tocando. Y aunque nunca llegue a resultar descacharrante, si es cierto que es una película agradable y moderadamente divertida, especialmente cuando aparece su nutrido grupo de secundarios, dónde destaca sobre todo un espléndido Albert Brooks. Aún así, Apatow vuelve a sacar también otra de sus peores manías, abusar de lo grosero en un intento de hacer humor de la fealdad. El resultado es todo lo contrario a lo pretendido, y es que resulta bastante vergonzoso y desagradable ver cierta exploración anal o un par de secuencias totalmente innecesarias, con Rudd sentado en la taza del váter. Y es que donde el realizador trata de ser feo y divertido, acaba resultando grotesco. Apatow es un tipo inteligente, posiblemente sea de los que mejores sabe lidiar con los conflictos que atraviesa esa grupo de edad al que él mismo pertenece, esa clase media a la que le toca empezar a crecer y organizar su propia vida, y además sabe plasmarlos en la pantalla de una forma que resulta divertida y desacomplejada. Pero será difícil que él, o su círculo, dónde su presencia es vital en cada una de las películas que produce, logren realizar esa gran comedia que tanto tiempo llevan buscando mientras que no superen los graves problemas con los que se encuentran al llegar a la sala de montaje. Podemos que Si fuera fácil es una película interesante, y que desde luego no es mala, pero también dista mucho de ser una buena película.