Título Original: Premium Rush Director: David Koepp Guión: David Koepp, John Kamps Música: David Sardy Fotografía: Mitchell Amundsen Interpretes: Joseph Gordon-Levitt, Jamie Chung, Michael Shannon, Aasif Mandvi, Dania Ramirez, Aaron Tveit Distribuidora: Sony Fecha de Estreno: 21/09/2012
A TODO PEDAL
A 80 kilómetros por hora, piñón fijo y sin frenos, dicho así suena muy excitante, y así parece ser la vida del protagonista de Sin Frenos, película centrada en los famosos mensajeros en bicicleta de la gran manzana que tienen que apañárselas para recorrer todo el laberinto que forman los taxis y el tráfico para llegar lo antes posible a su destino. No es la primera vez que el cine se fija en ellos, ya vimos a Kevin Bacon darle a la bicicleta en aquella lamentable película que era Quicksilver dónde era capaz de marcarse un número a lo Footloose (película por la que estaba de moda en aquel entonces) con una bicicleta de por medio. Pero si nos paramos a mirar la filosofía de Sin Frenos y Quicksilver es bastante similar aunque el resultado sea desigual, en aquella Kevin Bacon se metía a darle a los pedales después de perder todo su dinero en la bolsa, ahí encontraba la verdadera liberación, el desatarse del traje. En ésta Gordon-Levitt, deja sus estudios tirados sólo por meterse a dar pedales, por no verse ahogado tras un escritorio, la adrenalina de la calle y la bicicleta como oposición a la rutina vuelve a estar presente y se extrapola a la gran industria. Pero parece ser que esa es la adrenalina, la clave y lo único que realmente mueve a estos mensajeros que se juegan la vida por las calles de Nueva York para que los paquetes lleguen a tiempo.
Subido a su sillín, el bueno de Levitt tendrá que recorrer toda la ciudad para entregar un paquete, pero no será fácil cuando se interponga en su camino un corrupto agente de policía que necesita de ese paquete para saldar una deuda. Por el camino a Levitt también le surgirán los conflictos de la estabilidad, una novia recién graduada harta de esa vida y la escasa visión de él para ver más allá de sus pedales. Una trama que no va más allá de la típica película de acción, un héroe con conflictos personales pero que deja todo de lado para cumplir su misión, un villano con poder y perturbado que hará todo lo que pueda para conseguir su propósito, pero contado todo con un brutal sentido del humor que dota a Sin Frenos de una personalidad única, con un malo totalmente caricaturesco que Michael Shannon eleva a las cuotas más divertidas y con un repertorio de frases lapidarias y chistes más propios de una película de Jungla de Cristal.
Pero si algo tiene Sin Frenos que la hace especial es su ritmo salvaje y frenético, con un montaje que juega siempre con el reloj, retrocediendo y avanzando a su gusto, buscando siempre la meta y dejando que la presencia de la hora y la agonía del no cumplir a tiempo impregnen siempre a la película. Su ritmo trepidante se ve añadido por la espectacularidad y el realismo que impregnan sus escenas dónde demuestran que a veces vale más el empeño de salir a la calle, interactuar con la realidad y tirar de extras que un montón de FX y pantallas verdes. Una suma que hace que desde el espectacular inicio hasta el divertido final el espectador nunca tenga la sensación de haberse bajado de la bicicleta, de haber sudado corriendo esa espectacular carrera, de haber sido llevado por ese frenesí que imprime a toda la película.
La mejor decisión que toma Sin Frenos es la de no tomarse en serio a sí misma, reírse de ella misma para que el espectador haga lo propio con ella y por momentos llegue a despendolarse por completo como esos disparatados cruces de caminos que plantea. Pero va más allá de eso, y logra labrarse una personalidad propia, tener un estilo claro y soltar un mensaje de lo más tajante, la excitación de librarse de ataduras, de no tener que seguir los cánones pre-establecidos, de hacer lo que el cuerpo pida en gana, un mensaje lanzado a un Hollywood y un star-system del que huye, dándole los papeles protagonistas a dos estrellas del circuito independiente norteamericano para gritar que el poder ya no reside exclusivamente dentro de la gran industria y que artesanalmente se pueden lograr pequeños blockbusters rebosantes de calidad. Sin Frenos es una película fresca, divertida, trepidante, una excitante carrera por las calles de Nueva York, que agota por completo a base de ser lo único que realmente le interesa, un gran entretenimiento.