Título Original: Sueño y Silencio Director: Jaime Rosales Guión: Jaime Rosales Fotografía: Óscar Durán Interpretes: Yolanda Galocha, Oriol Roselló, Jaume Terradas, Laura Latorre, Alba Ros Montet, Celia Correas Distribuidora: Wanda Films Fecha de Estreno: 08/06/2012
SOMBRAS
Me fascina el Jaime Rosales de sus primeras películas, la forma que tiene de hacer cine de la más pura cotidianidad, de contar grandes historias pero quedándose solamente con la parte pequeña, siendo un tipo muy naíf, pero con un indudable encanto. Disfruto una barbaridad con Las Horas del Día, cuando se pone a mostrarle al espectador la vida de un hombre normal y corriente, que no ocurre nada fascinante en su vida, que tiene las mismas discusiones que podríamos tener cualquiera, para de repente mostrártelo como un asesino frío y sin piedad al que no le cuesta nada el volver a ser un tipo de lo más corriente con los mismos problemas que afectan a la gente mundana. Al igual ocurre con La Soledad, una de las historias más desasosegantes que se han tratado en el cine español, plasmada en la pantalla con una tranquilidad enorme, sin ningún tipo de artificio, mostrando no sólo el aislamiento y la soledad de la gente estando rodeados completamente de personas que son incapaz de llenar ese vacío, transmitiendo la angustia de una madre al perder a su hijo, la culpabilidad por la que se siente señalada.
Era sin duda Rosales un cineasta con ideas de lo más interesante y se había posicionado en un lugar cómodo para dar el impulso necesario al cine de autor español, pero entonces en un ansía por experimentar hundió por completo su tercera película. Tiro en la Cabeza partía también de una buena idea, recordando mucho a su ópera prima, su giro final era capaz de dejarte boquiabierto pese a estar desinteresado durante todo el metraje. Pero el problema era precisamente ése, no había ningún interés por parte del espectador, el alejar tanto la cámara como para que el espectador no pudiera escuchar nada de lo que ahí pasaba, tratando de huir por completo de lo más superficial hacía de Tiro en la cabeza una película bastante insoportable de ver y en la que sus intenciones quedaban en nada.
Con Sueño y Silencio abandona su vertiente más experimental, es cierto que el cine de Rosales siempre ha tenido ese factor y aquí sigue estando su más pura esencia, su ritmo contemplativo, sus planos fijos larguísimos en los que te da tiempo a observar el crecimiento de la hierba, pero le falta un fogonazo para llegar a la sobriedad de sus dos primeras obras. Al igual que ocurría en La Soledad, aquí seguimos las vidas de unas personales normales cuya su existencia un día se ve truncada tras la muerte de una de sus hijas y el tener que continuar su día a día sin la presencia de la pequeño. Esto, que tan bien contó Moretti en aquella impecable y preciosa obra maestra que era La Habitación del Hijo, una de las películas más duras y tristes del nuevo milenio. Aquí todo eso se ve de manera difuminada, sin llegar en ningún momento a traspasar la frontera con el espectador, sin posibilidad de identificarse con unos personajes obtusos, dónde el sufrimiento y la angustia que reinaba en La Soledad, aquí no hace en ningún momento acto de presencia y se queda todo en un anodino retrato que no llega nunca a interesarme cuando lo que veo pide a gritos que me sienta gravemente impresionado.
Desde luego Rosales es un cineasta con talento y la historia como la forma de contarla resulta estéticamente seductora, y es capaz de hacer sentir cierta pasión por un plano en el que una avión traspasa la pantalla de un lado del cuadro al otro justo después del entierro y mandar un mensaje de lo más contundente con la más simple de las imágenes. Pero no sirve de nada este buen hacer, cuando esa madre en el parque cree ver en el parque al fantasma de su hija y se pone a hablar con ella sin que el espectador se sienta lo más mínimo turbado o impresionado. Aparte de ello está la insistencia de contar con detalles que escapan totalmente de la compresión del espectador, como esa manera de abrir y cerrar la película con Miquel Barceló, que carece de todo tipo de sentido y parece más un guiñó entre Barceló, Rosales y su amigo Lacuesta. Sueño y Silencio está lejos de los primeros trabajos de Rosales, una película con una trama peliaguda y que sólo me deja con la continua sensación de que Moretti me contó lo mismo mucho mejor.