Si hay una productora en España que haya apostado por el género fantástico y de terror es sin duda Filmax que tiene en su curriculum las mejores y más estremecedores historias. Sweet home no es una excepción aunque se aleja de lo fantástico y lo paranormal para poner como base a esta historia una realidad que muchos tienen que vivir como es el tema de los desahucios. Existen todavía pisos de renta antigua en la que los inquilinos pagan unos alquileres muy bajos en comparación con los precios de mercado, eso hace que los dueños de los edificios deseen deshacerse de ellos para sacar más beneficio. Como todo hay diferentes maneras de convencer a los inquilinos de cambiar de casa, de forma pasiva no arreglando el piso y haciéndolo inhabitable, un poco más agresiva metiendo okupas que hagan la convivencia más insoportable o ya directamente mandando a alguien que solucione el problema de forma radical. Esto es un poco como el argumento de la comedia del 2007 que dirigó Juan Flahn en la que un sádico vendedor de pisos se dedicaba a matar ancianas para reconvertir sus viejas viviendas en ultramodernas casas para parejas gays. Chuecatown y Sweet home son dos historias similares a la que se les da un tratamiento diferente, quizás el terror no se pueda considerar tanto un género independiente sino una forma de acercarse a las historias.
Como hacían en Rec nos metemos en un viejo edificio de Barcelona en el que una técnico del ayuntamiento decide pasar la noche del cumpleaños de su novio al que no le gusta gastar demasiado. Si el novio no fuera tan machista y aceptara que su novia que tiene dinero puede ser la que lleve con los gastos la película hubiera sido una comedia romántica ñoña y poco más, pero gracias a la mente diabólica de los guionistas la cosa se pone más interesante. Alicia y su novio americano Simon sufrirán una auténtica noche de pesadilla intentando escapar de una amenaza. En Rec los “malos” son un grupo de infectados o zombies, en cambio aquí son otras personas que por unos intereses económicos deciden atacar a otros similares a ellos; a un zombie no se le pueden pedir responsabilidades morales porque actúa por instinto, ataca porque su naturaleza es así, en cambio al hombre sí porque puede elegir, es libre y eso da más miedo y es más terrorífico. No hay mayor monstruo para el hombre que el propio hombre, como también nos enseñaban en Mientras duermes aunque allí los motivos de maldad no quedaran tan claros como aquí. En Sweet home no sabemos si hay placer al atacar, tan sólo parece que sean negocios. El joven director Rafa Martinez consigue transmitirnos una gran sensación de angustia y de claustrofobia. Nos mete de lleno en las tripas del edificio de la mano de Alicia para compartir su sufrimiento y de paso hacernos reflexionar sobre este mundo en el que a veces damos más valor al dinero que a las personas. En definitiva, una gran película de terror con una base actual. No me podía olvidar sin citar a los actores que son los encargados de transmitir todo ese sufrimiento y la angustia. La protagonista de Hermosa juventud, Ingrid García-Jonsson tiene un papel complicado en el que mezcla una gran tensión y una gran fuerza física.