Trigo sucio, de David Mamet, fue representada ayer en el teatro sevillano Lope de Vega. La obra, versión del sevillano Bernabé Rico y dirigida por Juan Carlos Rubio, es una comedia ácida que refleja el movimiento «Me Too». Muy entretenida, podrá disfrutarse hasta el domingo.
Trigo sucio es una comedia escrita por David Mamet, dramaturgo chicagüense. Bernabé Rico, director, productor y gionista sevillano, ha sido el encargado de adaptar la obra al español y Juan Carlos Rubio de dirigirla. La trama refleja el actual movimiento #MeToo, en el que se denuncian casos de abusos sexuales por parte de directivos de grandes empresas. Un ejemplo sería el escándalo Harvey Weinstein. La acción se sitúa en Nueva York, en los estudios cinematográficos (ficticios) Fein Films, donde el director (Nacho Novo) abusa de su poder y muestra la corrupción de los medios y de la crítica. Sin embargo, esta vez se encuentra con una actriz (Norma Ruiz) que decidirá enfrentarse al magnate y destapará el conflicto. La obra coincide con el estreno de la película El escándalo, en la misma línea temática.
También importan los premios y la crítica, por eso la compro.
El tema en cuestión es serio y generador de mucha tensión social. David Mamet, guionista de películas como El cartero siempre llama dos veces o Hannibal, lo trabaja desde la comedia, con el fin de liberar sensaciones a través de la risa, así como de generar un reflexión por medio de la ironía. El texto de la obra es cercano y espontáneo, si bien la historia parece quedarse en un estadio anterior al final, quedándose a medias el final tras unos 70 minutos que saben a poco. El humor cabe ser resaltado: es natural, honesto y satírico.
¿Vas a tirar por la borda tu futuro?
Nacho Novo, que encarna al capitalista cretino y falta de escrúpulos, se encuentra en todo momento presente en escena. La interpretación es sublime: llena el escenario y maneja en todo momento las riendas de la trama. Su forma de representar el texto es cercana y su actuación, brillante: el público se siente atraído por su personaje a la par que repugnado. El patio de butacas es otra víctima más de su carisma persuasiva. El resto de los actores son, asimismo, certeros. Norma Ruiz realiza una interpretación clara y directa. Eva Isanta destaca por la proyección de la voz, así como por lograr un papel perfecto como la secretaria del magnate, una mujer con genio que es innegablemente cómplice. Por último, Fernando Ramallo, pese a su breve aparición, representa eficazmente al prototipo de guionista atormentado por la industria.
Necesito otro escándalo para desviar la atención de este.
El montaje (Curt Allen Wilmer) es, sin duda, magistral: el escenario se convierte en el despacho de magnate, pero siendo, a la par, un plató de televisión. Se juega con este doble aspecto, en el que los propios actores se mueven entre ficción y realidad, en un mundo en el que con dinero todo puede manejarse. Destacan los detalles, desde un muro de ladrillos con ventanas hasta un baño o carteles de películas famosas, cuyos títulos se han trasformado en frases cómicas. Sobre la escena, cuelgan dos carteles: «On Air» cuando la trama se desarrolla y «Aplausos» cuando la acción se sitúa en un cambio de escena. La señal se ilumina y el público aplaude, interaccionando con la historia y sintiéndose cerca de ella, lo que simboliza la responsabilidad que tenemos todos frente a este tipo de sucesos.
La iluminación (José Manuel Guerra) ayuda a crear también un entorno real y habitable por los espectadores. Tanto cálida por la noche, en la intimidad, como entrando por las ventanas por las mañanas, la luz ilumina parcialmente al público en todo momento. Al no dejarle sumido en la oscuridad que muchas veces nos envuelve en el teatro, los espectadores se sienten incluidos en la escena, reforzándose así el sentimiento de responsabilidad.
Trigo sucio es una comedia muy entretenida, que propone una reflexión desde un humor amigable. La obra es cómoda de ver y los diálogos, tan naturalizados, permiten al espectador conectar constantemente con la trama. Si bien el final supone una conclusión bastante floja, la representación es una buena recomendación para este fin de semana.
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-No; ahora todo el mundo sabe cómo eres realmente.
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