Lo primero que se me vino a la cabeza nada más terminar de ver "The lords of Salem" fue "La semilla del diablo". Pero Rob Zombie no es Polanski, y Sheri Moon Zombie no es Mia Farrow. Rob Zombie nos trae una película sobre brujas, satanismo, y traumas infantiles del director y guionista. El film se va volviendo cada vez más extraño según avanzan los minutos, y esto no es algo precisamente bueno: demasiado personal, demasiado poco accesible. Si lo que buscaba era crear polémica, lo va a conseguir gracias a algunas imágenes desagradables y poco necesarios. Lo peor, aparte de la falta de empatía con la protagonista o el final, es cuando intenta ponerse poético y sensible, ya que no funciona al haber antes momentos muy bizarros. ¿Contraste? Sí, pero poco o nada efectivo.
La forma de dirigir de Rob Zombie ha cambiado, mucho más pausada en esta película. Esto es algo que en principio podría favorecer a la historia que cuenta, pero algunos planos, de tan estáticos y buscadamente estéticos, acaban aburriendo. Lo mejor de la película es la estética sucia tiene, acorde con el tema y que no podría encajar mejor. Otro punto a favor de la película, a pesar de la comparación entre Mia Farrow y Sheri Moon Zombie, es la actriz protagonista. Destaca sobre el resto no sobreactuando en ningún momento, cosa que casi todos los otros acaban haciendo. En especial las brujas, que más que asustar o inquietar, acaban pareciendo ridículas.
La música, algo que tendría que ser como mínimo genial en la película tiene algunos momentos muy bajos. Cuando usa el piano para dar un toque de fragilidad, por ejemplo. Hay que admitir que tiene momentos muy buenos, como el sonido machacante del principio, o la música de "The Lords", inquietante a más no poder.
En resumen: aunque la película tiene algún momento destacable, podríamos decir que es el mayor pinchazo de Rob Zombie hasta la fecha.