Título Original: The Possession Director: Ole Bornedal Guión: Juliet Snowden, Stiles WhiteMúsica: Paul Leonard-Morgan Fotografía: Anthony Dod Mantle Interpretes: Jeffrey Dean Morgan, Kyra Sedgwick, Grant Show, Madison Davenport, Natasha Calis Distribuidora:DeAPlaneta Fecha de Estreno: 07/09/2012
JEFFREY DEAN MORGAN, ACTOR DE MÉTODO, DE MÉTODO NIC CAGE
Quince años ha tardado Ole Bornedal en volver a rodar en Estados Unidos alejado de su Dinamarca natal. Es curioso que un director con tanto estilo y fuerza como la de el realizador de aquel curioso thriller que era Just Another Love Story sea capaz de realizar una película tan básica y de manual como es esta historia de terror con reminiscencias de El Exorcista que podría haber rodado exactamente igual cualquier otra persona. No hay nada en The Possession que nos haga pensar que tras las cámaras se encuentra un director con talento e identidad propia, si no un simple pelele manejado por un productor para que todo funcione según lo establecido, para que no haya lugar para improvisar ni sorprender, para que nada se escape de lo ya conocido.
The Possession, vendida como una historia real, que poco tiene mucho que ver en realidad con lo ocurrido, pero sirve para poner bien a tono al personal y que se acojone más de la cuenta, nos cuenta la historia de una caja que contiene un Dibuk, un espíritu judío que poseerá al que abra la caja. Un padre de familia recién divorciado, verá como al mudarse con sus hijas empiezan a pasar cosas raras por culpa de esta caja, y tendrán que hacer todo lo posible para solucionarlo. No dejamos de estar ante la misma historia que hemos visto mil veces, cambiando en esta ocasión los habituales rituales cristianos, para llevarlos hasta el judaísmo. Vamos, que recapitulando, ¿El origen del mal es una película antisemita? Es posible que no, al igual que El Exorcista no es una película anticristiana, pero no sabemos si hubiera sido más radical en alguno de estos aspectos, si hubiera buscado un mensaje más deleznable y se hubiera tratado de distanciar de lo habitual, la película no habría conseguido ser más destacable, y teniendo un filón fácil y siendo el bueno de Ole primo de Lars Von Trier... Podría haber hecho una película que le gustase a Hitler y levantase unas cuantas ampollas.
Así me quedaba cuando veía a JDM tratar de actuar.
Al contrario de lo que ocurre en muchas cintas de terror actual, es cierto que The Possession consigue un último acto fantástico, todo el clímax final viene rodeado de una atmósfera aterradora y una sensación terrorífica permanente ¿Pero merece la pena aguantar más de una hora del peor de los espectáculos más ridículos para llegar a 20 fantásticos minutos? Y es que se hace difícil soportar una historia que bebe de todos los clichés habidos y por haber, padre trabajador que no ve a su familia, se separa y trata de recuperarlos, las hijas son las víctimas del asunto, nada que no conozcamos con antelación. Pero por si fuera poco tenemos como cabeza a un Jeffrey Dean Morgan ridículo, que parece casi un alter-ego de Nicolas Cage con pelazo, su gestos sufridos y de dolor, están a la altura de los de Cage en la última década, es difícil no acabar soltando una carcajada con sus momentos más intentos en más de una ocasión. Tampoco ayuda en absoluto la entrada de ese caricaturesco rabino “Karras” ataviado con una frondosa barba y un par de trenzas que mueve con el mismo estilo que Justin Bieber mueve su flequillo, algo que hace la película andar de puntillas entre la línea de la seriedad y el ridículo.
Volumen a toda pastilla, rápidos fundidos en negro, juegos de cámara, nada falta en una película en la que los sustos se sienten prefabricados, y con una historia más digna de un telefilm que de una película digna de ser estrenada, en la que se descuidan los detalles más pequeños y se magnífica cada detalle hasta el máximo. Pese a la intensidad que tiene todo el tramo final no parece motivo más que suficiente como para que un director que pretende tener algún tipo de identidad se deje prostituir de esta manera. Una más en un tema tan visto ya y tratado de tantas y formas tan cansinas que no hay nada que nos haga acercarnos a ella, bueno, sí, disfrutar de Jeffrey Dean Morgan y su recital interpretativo.