La película narra cómo una pareja interpretada por Olga Kurylenko (Quantum of Solace, 2008) y Kevin Janssens (Revenge, 2017) encuentran, en su nueva casa, donde acaban de trasladarse, una habitación secreta que materializa todo aquello que desean. Sólo deberán cumplir dos condiciones muy claras.
Las ganas de recuperar algo perdido en el pasado, transformarán el sueño en pesadilla cuando las consecuencias de sus actos acaben volviéndose en su contra, causando enfrentamientos en la pareja que desestabilizaran su felicidad momentánea. Es en este punto, donde aparece un gran dilema moral que hará recapacitar a los espectadores por las consecuencias de sus actos.
La película se inicia con un interesante punto de partida que poco a poco se va diluyendo con un guion sinsentido que va girando y retorciéndose sin acabar de convencer. Y es una pena, porque la idea es genial, incluso tiene algunas vueltas de tuerca originales, pero no convence.
Para acabar de una manera entretenida y sorprendente, tiene un final que, a pesar de verlo venir, consigue añadir de nuevo marcha a la trama y acaba salvando la película.
Mi puntuación: 5/10
David Sanmartí
@ddsanmarti
Festival de Sitges 2019