[Ricardo Portmán] @ecosdelviniloNo es pecado ser positivo, incluso hasta ingenuo, en esto de creer que un viejo mito tiene la capacidad y el arte para reverdecer las glorias de antaño. El problema está en que muchas veces la ingenuidad recibe mal pago y The Smashing Pumpkins, por muchas tres-cuartas-partes-de-alineación-original que tenga, sigue en ese letargo de una madurez mal llevada, que les pesa como losa. La furia de Siamese Dream, la grandiosidad de Mellon Collie and The Infinite Sadness e incluso la osadía de Adore, todo, pertenece a tiempos remotos, que parecen alejarse mucho más escuchando este conato de 'regreso' que suena más a hipotética despedida anticipada. Los Pumpkins que eran, ya no son (y tal vez nunca regresen del coma sonoro).Shiny And Oh So Bright, Vol. 1 Lp No Past. No Future. No Sun (se las trae el título) es todo Billy Corgan y casi nada James Iha (tímido a la guitarra) y Jimmy Chamberlin (suena increíblemente mecánico). Son ocho cortes lamentablemente más cerca del cancionero estéril de Zeitgeist que de las melodías ilusionantes de Oceania -y hasta del último disco solista de Corgan- lo cual no debería sorprender vista la inercia (irregular y descendente) de SP como proyecto ‘grupal’. Rescatables son el single Solara y quizás Silvery Sometimes (Ghosts), pero poco más. Knights Of Malta, Seek And You Shall Destroy y With Sympathy hunden el barco con una intrascendencia que roza la mediocridad.
Cuando una banda que se hizo grande con verdaderas murallas de guitarras y complejos entramados decide reflotarse con anuncios mediáticos, guitarras pseudo indies y líneas melódicas repetitivas y olvidables, todo queda dicho. Ese cuarto faltante en la alineación clásica de The Smashing Pumpkins no era D’arcy, era la inspiración.
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