La dirección de Lara Izaguirre también es irregular. Los actores están, durante toda la película, notables, pero la realización no es del todo comprensible. Abusa del recurso de cámara al hombro, y en algunas secuencias el movimiento tembloroso de la cámara está completamente fuera de lugar. Esto desmerece un poco el trabajo de iluminación y etalonaje tan bonitos que hay en 'Un otoño sin Berlín'. Supongo que la intención de la directora es darle un aire más indie a la película, pero no llega a conseguirlo. Algo que llama la atención es el formato nada panorámico en el que se exhibe la película, que consigue imágenes potentes visualmente. Como decía, los actores están notables, pero hay dos que eclipsan al resto con su presencia: Irene Escolar con su tremenda dulzura y Lier Quesada, un niño que dará mucho que hablar. No me imagino a otra actriz interpretando a June, ni a otro actor encarnando al joven Nico. Los dos son perfectos físicamente para el papel, pero es que además hacen tan buen trabajo dando vida a sus personajes que la línea entre actor y personaje se difumina hasta hacerse casi invisible. Una pena la restricción de edad para el premio a Mejor Actor Revelación, porque Lier Quesada tendría muchas posibilidades de ganarlo. También es destacable la interpretación de Tamar Novas como el primer amor de June, una interpretación llena de matices y con unas miradas memorables.
'Un otoño sin Berlín' es una propuesta interesante pero que, sin embargo, se queda a medio camino de lo que podría haber sido si Lara Izaguirre se hubiese atrevido a ir un paso más allá. Aun así, es un muy buen debut y personalmente mantendré un ojo sobre esta joven directora que promete traernos trabajos de lo más interesante en el futuro.