Gracias a nuestros amigos de Golem y Sensacine asistimos al preestreno de "White God", película húngara candidata al Oscar por este país y triunfadora en la Quincena de realizadores de Cannes del 2014. Dirigida por Kornél Mundruczó, esta historia pretende ser una metáfora de lo absurdo del totalitarismo y la discriminación.
En el trasfondo de la película hay múltiples elementos pero, como su propio director comenta, el principal es el envenenado camino al que te lleva la discriminación. Utiliza perros como podía haber utilizado cualquier otro animal o cualquier otro motivo. En el trasfondo están las terribles consecuencias que genera el odio.
Este mismo mensaje lo hemos visto en otros títulos más comerciales como "El origen del planeta de los simios" que, por increíble que parezca, se asemeja en muchas cuestiones a "White God". El perro Hagen y el simio César coinciden en muchos aspectos fundamentalmente en sentirse rechazados y oprimidos por el ser humano. Su evolución es prácticamente idéntica, de la bondad inicial a encabezar la revolución violenta más temible.
Si bien la película comienza con mucha fuerza, poco a poco ese impulso inicial se va diluyendo en una trama más convencional que te deja un sabor agridulce. Quizás el recuerdo constante de otros títulos no le ayuden a convencernos de su indudable calidad, pero un guión con algún giro más sorprendente habría elevado notablemente su nota.
Merece la pena atreverse a comprar la entrada de "White God" porque, pese a sus defectos, deja mensajes para el debate. Seguramente todos queráis hablar de Hagen cuando salgáis del cine.
José Daniel Díaz