¿Qué hice para merecerme esto?
Todavía no puedo aceptar lo que acabó de ver.
Estoy descubriendo que mi lenguaje es demasiado limitado para catalogar algo que dice llamarse cine, más jamás podía haber imaginado que podría llegar a ser tan tóxico.
‘The Room’ es una creación única, impensable, inimaginable e imposible de reproducir por alguien que se encuentre en pleno uso de sus cinco sentidos, o tan siquiera comparta la realidad en donde al parecer vagamos por este mundo.
Podría pedir perdón al guionista, director y productor Tommy Wiseau por lo que acabó de escribir sobre su obra, pero creo que quien se tiene que disculpar es él.
Mientras que algunos críticos han encontrado brillantez, la verdad es que son puras excusas a una obra que inevitablemente se rieron a carcajadas de lo absurda que resulta ser.
No lo niego, los videos donde aparecen resumidos los momentos tan ridículos me ocasionaron hasta llorar de alegría, pero como cinéfilo, no puedo recomendar ni a mi peor enemigo el que mire por completo la película.
Haré un tremendo esfuerzo por explicar una trama inexplicable y brindar una pizca de sensatez a algo que ni conoce lo que significa tal palabra.
En el puerto de San Francisco, la relación romántica de Johnny (Tommy Wiseau) y Lisa (Juliette Danielle) está pasando por serias dificultades. Resulta que la dama no quiere Johnny y decide traicionarlo con su mejor amigo Mark (Greg Sestero). Lo que sigue son escenas románticas en loop, con tanta carne como posiciones impensables. Creo que ni National Geographic es capaz de filmar erotismo de esa forma.
Para rellenar el tiempo es que tenemos a la madre de Lisa conversando de como necesita mantenerse en una relación con Johnny porque es demasiado inepta para encontrar un trabajo y valerse por si misma. No estoy bromeando. Y esto no ocurre una vez, si no varias veces a lo largo de la película.
Si no fuera suficiente la repetición de dosis de erotismo y conversaciones con la madre, entonces creo que basta con incluir a Denny (Philip Haldiman) y un grupo de amigos dispuestos a jugar con una pelota de futbol americano. Otra vez, no estoy bromeando.
Yo se que suena demasiado tentador como para que ustedes deciden lanzarse a la aventura de mirar tal obra, pero les advierto que es más doloroso de lo que parece.
La comedia que uno puede exprimir es mínimo comparado con la extensa duración del filme. Muchas de las escenas se vuelven insoportables porque prácticamente estamos perdiendo el tiempo. Entre risas uno puede diluir el dolor que es soportar escenas donde los personajes conversan con diálogos que solo una mente como Tommy Wiseau puede crear, pero no es suficiente.
En algunas ocasiones el final podría borrar el mal sabor de boca, algo que no sucede en este caso, al contrario, lo amplifica a niveles inalcanzables en donde sólo pocos valientes puedan llegar a duplicar.
La mayoría de las películas muestran inconscientemente el alma de sus creadores y aquí innegablemente Tommy Wiseau no esconde absolutamentee nada. Es todo un caso de estudio digno de una tesis para doctorado de psicología.
Estructuralmente el filme es un desastre, y debe de agradecer Wiseau que existan individuos que le hayan encontrado valor como caso de estudio, la recomienden y hasta le hagan publicidad.
En mi caso, jamás la recomendaría como una experiencia a la que se tengan que someter, a lo mucho vean este breve video para que se diviertan, porque el resto es un asco.