La indómita y el millonario
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Comedias de situación, llamadas sitcom si fuera una serie de televisión moderna. Pero hablamos de cine, de una película que hace poco cumplió los 50 años, y a la que hoy daremos un lugar.
Los protagonistas
Dos grandes nombres protagonizan esta película. Por un lado, tenemos a Jack Lemmon, uno de los grandes del cine cómico, que debutó en la década de los 50 con pequeños papeles secundarios, y que en los sesenta encontró su fama gracias a películas como El apartamento o Días de vino y rosas. Sus personajes casi siempre encarnaban al estadounidense medio, torpe pero inteligente, que siempre tiene un buen propósito que mete la pata continuamente, con quien el público se sentía identificado y se encariñaba.
Por otro lado, Doris Day, una de las actrices de oro de Hollywood. También era cantante, y grabó numerosas canciones para sus films, protagonista en clásicos como El hombre que sabía demasiado o Confidencias a medianoche. Entre los años 60 y 70, tras su última película, protagonizó una sitcom llamada The Doris Day Show.
Lucha contra el ferrocarril
Jane Osgood (interpretada por Doris Day) es la propietaria de un pequeño negocio de venta y exportación de langostas, viuda y con dos hijos. Su economía se mueve por el envío de langostas que ella misma cría. Un día, un pedido le es devuelto por un problema burocrático de la compañía ferroviaria. Las langostas están muertas, y además del valor económico de las mismas, Jane ha perdido la confianza en la empresa.
Al enterarse de lo sucedido, Foster Malone, propietario de la empresa de trenes, manda a un par de representantes a casa de Jane para ofrecerle un cheque con el importe de las langostas, pero Jane considera que el daño moral producido a su empresa por la no entrega del producto merece una compensación más elevada. Por lo que el asunto termina en juicio.
La empresaria se pone en contacto con su abogado, George Denham, quien también es un amigo íntimo de ella. A pesar de sus esfuerzos, George no consigue sacar a Jane de su empeño en conseguir lo que quiere, pese a saber que se está enfrentando a una empresa de nivel nacional muy poderosa. Pero su cabezonería la llevará a cobrarse la duda embargando un tren a la compañía.
Un cliché que funciona
La indómita y el millonario es una comedia a modo de farsa donde se muestra la típica lucha entre una persona y una gran empresa, un recurso muy utilizado en Hollywood y que sigue siendo tema de actualidad hoy día en muchos campos. David contra Goliath, una fórmula que siempre vende.
Sin duda la elección de Doris Day es perfecta, ya que sabe ponerse perfectamente en su papel de mujer fuerte, pero a la vez frágil, a la que no le importa encararse a toda una compañía ferroviaria, pero que estará constantemente acudiendo a su abogado para que la ayude a salir de los apuros que se irá encontrando.
Graciosa película para ver. No se trata de una gran obra maestra del humor, pero es bastante entretenida. Y en realidad, como solemos decir por aquí, merece la pena de verse sólo porque cumple lo esperable de un producto del séptimo arte.
¿Sabías que George Romero, el célebre director de terror, fue miembro del equipo técnico de la película?