El humor es un buen compañero cuando las cosas no van bien. Y en estos momentos que estamos viviendo en el mundo, lo mejor para olvidar las penúrias de la calle es con una buena dosis de risas.
El jovencito Frankenstein
Año: 1974
País: Estados Unidos
Director: Mel Brooks
Reparto: Gene Wilder, Peter Boyle, Marty Feldman
Duración: 105 minutos
Productor: 20th Century Fox
Antecedentes horrorosos
Hemos hablado muchas veces del legado de terror de Universal Pictures. Entre los años 1930 y 1940 realizó innumerables películas del género, y esos años son conocido como la edad de oro del terror, donde personajes tan entrañables como Drácula, Frankenstein y el Hombre Lobo entraron por la puerta grande del séptimo arte, y donde actores como Bela Lugosi, Boris Karloff y Lon Chaney se ganaron un lugar en el estrellato.
No podía ser menos, pues, que este género recibiera su parodia de la mano de Mel Brooks, de la misma forma que lo hizo con el Peplum y con la ciéncia ficción.
Herencia no deseada
El doctor Frederick Frankenstein (pronunciado “Fronkonsteen”, según él) es un reputado neurocirujano que imparte clases en un colegio de medicina. El pasado de su familia le persigue (no en vano es nieto del famoso doctor Frankenstein), y él reniega de ello en nombre de la ciencia. Sin embargo, tendrá que enfrentarse a su destino cuando se le informa que le han legado el patrimonio familiar de Transilvania.
Frederick se dirige hacia las propiedades de sus ancestros para inspeccionarlas, y allí conoce a un jorobado de ojos saltones llamado Igor (pronunciado “Aigor”, según él), quien le guiará hacia el castillo de los Frankenstein, y a la joven Inga.
A su llegada al castillo, conocerán a la ama de llaves Frau Blücher(con una apariencia tan terrible como su nombre), quien parece que tuvo una extraña relación con el abuelo del científico, y también esconde algún secreto
El doctor Frankenstein y Inga junto a la bestia.
Homenaje burlesco
El Jovencito Frankenstein es un claro homenaje a los clásicos de miedo, por supuesto centrados mayoritáriamente en los de la creación de Mary Shelley, y no sólo en la película original sino en muchas de sus secuelas posteriores. Un sinfín de gags y humor de diversa índole inundan la pantalla desde el primer momento. Todo ello apoyado, por supuesto, por un gran reparto que transpira carisma y saberse poner en sus respectivos personajes.
Mel Brooks insistió en que, por consideración, la película se rodara en blanco y negro, algo ya obsoleto en la década de los 70. Pasó por varias compañías hasta que finalmente 20th Century Fox aceptó esa exigencia. Pero además de la ausencia de color, el film utiliza otras técnicas clásicas como los cambios de escena Hay que destacar que en un principio, todos los personajes clásicos de la Universal aparecían en la cinta, pero el director desechó esa idea al considerar que eso frenaba el ritmo de la misma.
Una parodia hecha con todo el cariño hacia una época añorada por muchos aficionados al cine. Una buena dosis de humor para toda la família.
¿Sabías que la maquinaria del laboratorio del doctor es la misma que se utilizó en la película original de los años 30, en la que Boris Karloff interpretó al monstruo?
James Ruthven
Cinéfilo en extremos. Estudiante de traducción. Una vez ví un dirigible. Me convirtieron en grillo. Y mejoré...