Críticas Cinéfilas (169): Spiderman 3

Publicado el 02 julio 2012 por Ruta42 @ruta42

Esta semana se estrena la nueva película que implica un reinicio de la saga del popular personaje de Marvel. Un nuevo comienzo que nos pilló a todos por sorpresa, ya que supuestamente esta iba a ser la cuarta película de la saga que se inició en 2002, pero que de un día para otro se canceló. Hoy, haremos un comentario de la última cinta de la trilogía.

Spiderman 3

Año: 2003
Director: Sam Raimi
Reparto: Tobey Maguire, Kirsten Dunst, James Franco
Duración: 140 minutos
Productor: Sony Pictures

Un nerd venido a más

Comentamos anteriormente el origen de Spiderman y sobre la psicología de Peter Parker, un estudiante que encajaba en los estereotipos de lo denominado nerd, que hizo que toda una generación de lectores de cómic se sintieran identificados con él en mayor o menor medida. Un personaje nulo en habilidades físicas, sin intereses mundanos como los deportes o la diversión con alcohol y una mirada más profunda hacia las ciencias y los conocimientos.

Probablemente donde más simpatizaba el lector medio de cómic (y generalmente lo hará) es en la patosidad en cuanto a las relaciones con las mujeres. Y es que, como todos sabemos, ser poquita cosa, distraído e interesado en “cosas raras” no suele atraer a las mujeres en las que nos fijamos, esas que siempre se lleva el capítan del equipo.

Procedente de otra galaxia

En ésta tercera entrega se nos relata una de las más conocidas sagas de Spiderman: la del simbionte alienigena. Antes, pero, se nos hace una introducción bastante larga acerca de lo que está aconteciendo actualmente en la vida de Peter Parker. Durante esta, el simbionte hace su primera aparición, y queda relegado a una mera anécdota olvidada hasta el momento oportuno, el momento de mayor rabia y dolor de Parker. Momento en el que aprovecha para hacerse con él e iniciar la segunda parte: el Spiderman negro. Un Spiderman completamente diferente al que todos conocemos, movido por la rabia y el placer de hacer daño. Pronto las cosas se van torciendo para Peter Parker en su vida privada, lo cual le une cada vez más al simbionte. Incluso su personalidad cambia radicalmente.

Finalmente, tras comprobar todo lo que ha sido capaz de hacer, intenta deshacerse de él, con tal mala fortuna que acaba creando uno de sus peores enemigos: Venom. ¿Peores enemigos? Su actividad en pantalla no dura más de 30 minutos, en los cuales acaban finalmente con él y Eddie Brock con una de las bombas del Duende Verde (al final de la película aliado de Spiderman). ¿Y ya está? Se le da mucho más tiempo al Hombre de Arena, que a pesar de tener un cierto parecido psicológico con Parker, no deja de ser un terciario en la historia del simbionte, y al final parece que acaba siendo la pieza clave de todo.

Venom lanzándose al ataque.

Villanos secundarios

Como he mencionado anteriormente, se supone que Venom debía ser el malo maloso de la película, pero parece que no era un personaje del agrado del director y terminó añadiéndolo a regañadientes, dejándolo al margen frente al otro villano de la película, quien sí debería haber quedado en un segundo plano

Para los amantes del cómic, mencionar el detalle de que el simbionte no se convierte en el traje del trepamuros, sino que se acopla al que ya tiene, pudiendo dejarlo simplemente en el armario y olvidarse. Para los no eruditos en las viñetas, el simbionte podía convertirse en cualquier tipo de ropa a voluntad de Peter, y por ello no podía deshacerse del mismo. Por cierto, el proceso de cambio psicológico y de carácter de Peter Parker está muy bien recreado, unido a todos sus problemas sentimentales y laborales, tras su unión con el simbionte.

Una película entretenida, y divertida (la mayor parte de las risas se las lleva el gran J.J. Jameson. Sin duda uno de los mejores secundarios de la saga), con algunos momentos para echarse las manos a la cabeza o bastante predecibles.

¿Sabías que se pensaron en otros villanos para la película como el Lagarto o el Buitre?

James Ruthven

Cinéfilo en extremos. Estudiante de traducción. Una vez ví un dirigible. Me convirtieron en grillo. Y mejoré...