Críticas: "Django Unchained" (Quentin Tarantino, 2012)

Publicado el 31 enero 2013 por Alvaro83 @enestadocritico

TÍTULO ORIGINAL: Django Unchained. AÑO: 2012. NACIONALIDAD: Estados Unidos. PRODUCTORA: Sony Pictures / The Weinstein Company. DIRECTOR: Quentin Tarantino. GUIÓN: Quentin Tarantino. FOTOGRAFÍA: Robert Richardson. MÚSICA: Varios. INTÉRPRETES: Christoph Waltz, Jamie Foxx, Leonardo DiCaprio, Kerry Washington, Samuel L. Jackson, Don Johnson, James Renar, Dennis Christopher, Michael Parks, Bruce Dern, Jonah Hill, Franco Nero


Quentin Tarantino tiene esa capacidad innata para hacer grandes películas desde su cinefilia sin que para ello tenga que tirar del plagio exagerado o la imitación bananera y "Django Unchained" es otro buen ejemplo de ello.
Esta vez, su fijación es el spaghetti western, género europeo que nació al calor del más puro y genuino western americano pero que contraponía la lírica de maestros como John Ford al tono crepuscular y a los tiroteos violentos y la sangre de uno de sus máximos exponentes: Sergio Leone. Junto al director de grandes películas del género como "El Bueno, el Feo y el Malo" o "Hasta que llegó su Hora", otro de los nombres relevantes del spaghetti fue el de Sergio Corbucci, creador de "Django" y uno de los referentes más próximos que Tarantino elige para su nueva y entretenida salvajada.

En esta ocasión, Tarantino nos cuenta la historia de King Schultz (Christoph Waltz), un cazarecompensas que promete al esclavo negro Django (Jamie Foxx) que será liberado si le ayuda a encontrar a los hermanos Brittle. Una vez que Schultz cumple su promesa estará decidido a ayudar a Django a rescatar a su amada Broomhilda (Kerry Washington) de las garras de Calvin Candie (Leonardo DiCaprio) un peligroso tratante de esclavos.
Lo que más se agradece es que Tarantino sabe jugar muy bien sus bazas, exprimir a sus actores y, sobre todo, ha sabido pulir muy bien su estilo. "Django Unchained" ya no juega con sistemas narrativos como otras películas del director y sigue la senda de su anterior "Malditos Bastardos", a la que recuerda mucho. El director ya no juguetea tanto con los diálogos -había alcanzado el máximo de aburrimiento y sopor con "Death Proof"- y va directamente al grano, sin que falte ni sobre nada pero sin perder un ápice de su estilo. De este modo, a la hora de adaptar e, incluso pervertir, los códigos del género, se permite tratar el tema de la esclavitud -con mucha sorna, sobre todo en la escena en la que aparece esa banda similar al Ku Klux Klan- en el envoltorio de una historia brutal de venganza.

Los ecos de toda la parafernalia del spaghetti se encuentran en la película de Tarantino. Desde los lugares comunes a los personajes desdibujados -e incluso caricaturizados- a los zooms, los primeros planos y los tiroteos. Aunque en esta ocasión, las balaceras están mucho mejor coreografíadas y son mucho más violentas. 
Así, "Django Unchained" resulta una película imprescindible, otra vuelta de tuerca a un género olvidado y en la que la historia pero, sobre todo, sus protagonistas, ponen toda la carne en el asador. Christoph Waltz vuelve a estar inmenso en su papel de Schultz después de sorprender a todo el mundo por su interpretación de Hans Landa en "Malditos Bastardos". Este tipo lo hace todo muy fácil. Jamie Foxx en el papel del hierático e inmutable héroe de la función (aparece por ahí también Franco Nero, el Django original), que se va transformando lentamente conforme avanza la película. Y dos de los más sorprendentes de la película. Por una parte Leonardo DiCaprio, cuya calidad como actor está ya fuera de toda duda, dando vida a Calvin Candie y un increíble Samuel L. Jackson como Stephen, la mano derecha de Candie y un negro peligroso incluso para los propios negros.
Si hay que ponerle alguna pega a la película es su excesiva duración. La historia no daba para 165 minutos y eso se nota en la pérdida de ritmo al final de la misma. Aún así, el espectáculo se disfruta.
Así que siéntense y disfruten de esta violenta historia de venganza al más puro estilo Tarantino. Y recuerden que la "D" es muda.