Marion Cotillard destila más talento en Europa que en Hollywood
Porque a Marion Cotillard la hemos visto mucho últimamente, por su plena integración en el estrellato hollywoodiense, y casi siempre en personajes forzados donde ni ha resultado creíble ni nos ha llamado especialmente la atención. Pero en 'Dos días, otra noche', la francesa brilla con luz propia gracias, curiosamente, a un personaje tan sencillo que pasaría desapercibido en cualquier comunidad de vecinos.
Cotillard da vida a Sandra, una madre de familia trabajadora que acaba de superar una depresión y ahora se enfrenta a su inminente despido. Para evitarlo, debe convencer a sus compañeros de trabajo que acepten perder una paga extra de mil euros a cambio de que la empresa no la eche y tiene sólo un fin de semana para hacerlo. En esa hazaña no demuestra ni coraje, ni convicción, ni optimismo; sino todo lo contrario, debilidad y resignación.
Porque en realidad la heroína de la película no es una heroína al uso, sino una persona como tú y como yo que quizás carezca de la voluntad necesaria para cambiar su destino y que encuentra mucho más fácil tirar la toalla que seguir adelante. Y con ese personaje tan rutinario es donde, por primera vez en mucho tiempo (he de reconocer que no he visto 'Óxido y hueso'), Marion Cotillard se gana nuestro empatía y nuestro corazón.
La película invita a pensar sobre el compañerismo y la generosidad
La crisis con naturalidad
La actriz es el pilar de 'Dos días, una noche' y para muchos, yo incluida, la razón de que hayamos topado con la película. Pero el filme de los Dardenne va mucho más allá de servir de escaparate a la intérprete gala.
La película ofrece un retrato sincero y difícil de la situación en la que la crisis financiera global ha sumido a las clases trabajadoras de Europa. Y es que los distintos compañeros de trabajo a los que acude Sandra tienen sus propias dificultades para llegar a fin de mes. Por eso, para muchos un plus salarial de mil euros no es un regalo sino una necesidad.
En el guión que también firman los Dardenne la empresa obliga a elegir a estos trabajadores entre seguir cobrando mil euros más o apoyar el despido de una compañera. Así dicho, parece una acción impensable por parte de una compañía pero lo cierto es que, en los tiempos que corren, no nos extrañaría que algo así sucediera en nuestro entorno. Ahí reside la crudeza de la historia, en que la situación económica nos obliga a aceptar chantajes y (en el caso de Sandra) mendigar un trabajo.
Fabrizio Rongione da vida al marido de Sandra, la fuerza que le impulsa a seguir adelante
Emocionante y premiado
Cine realista y que fluye de forma natural, con conversaciones espontáneas y sin grandes escenas dramáticas. Así es la obra de los hermanos Dardenne. Habrá a quien no le satisfaga o le parezca que la acción transcurre extremadamente despacio, pero nadie puede negar que la emoción se palpa y que ese brillante final pone el broche de oro a una película diferente pero convincente.
De momento, ya ha cosechado numerosos aplausos en la última edición de Cannes, varias nominaciones a los Premios del Cine Europeo, incluida una mención a Marion Cotillard como mejor actriz protagonista, y un galardón en el festival de Sydney.Y ha conseguido que esta que escribe ya sepa de qué va el cine de los hermanos Dardenne.
Marion Cotillard, de nuevo en el punto de mira de la temporada de premios
'Dos días, una noche' (Deux jours, une nuit). 2014.
Bélgica, Francia, Italia.
Dirección: Jean-Pierre y Luc Dardenne
Guión: Jean-Pierre y Luc Dardenne
Reparto: Marion Cotillard, Fabrizio Rongione, Catherine Salée, Myriem Akeddiou
Nota: 7 / 10
Para recordar:
- Marion Cotillard
- La naturalidad de las conversaciones
- El desenlace
Para olvidar:
- Que, pese a las circunstancias, irradie optimismo
- Le cuesta enganchar
Dos días, una noche
Dos días, una noche Tráiler