Editorialmente hablando este tomo es una buena idea que ha terminado en fracaso por dos motivos (obviando al insufrible y estúpido Fonseca). Si entendemos que es una edición para coleccionistas, material Marvel de los 70 de un autor olvidado no es carne para las masas, el tomo es claramente fallido. Falta el nº 125 EE.UU. de Los Vengadores. Podría asumirse la falta de un nº colateral si no estuviese incluido en el tomo el Marvel Feature nº 13, que aún es más colateral. Es de esperar que la edición española adapte la edición yanki a la peculiaridad hispana, la corrija o la mejore. Limitarse a traducir cada vez justifica menos la existencia de una editorial. El otro fallo de la edición se debe a la naturaleza comercial del género superheroico. A principios de los 80 estaba de moda la novela gráfica europea en EE.UU. así que Marvel editó algunos cómics con color artesanal y tamaño grande, por ello hoy es un atentado editorial, el verlo así es lo que diferencia a un coleccionista de quien no lo es, publicar La muerte del Capitán Marvel sin respetar las condiciones originales de la edición. Se adquiere porque se asume que la industria ni respeta lo artístico ni el pasado (la publicación en solitario de esta novela gráfica respetando la edición original hoy es inviable).
Por tanto Vida y muerte del Capitán Marvel es una lectura interesante a pesar del lastre de la época y de la bisoñez de Starlin porque tiene cosas nuevas y cosas diferentes. Agrada leer una historia con un villano complejo y maquiavélico que es ambiciosa en fondo y forma y presta atención al componente psicológico que tiene toda confrontación y tiene material esotérico. El conjunto no es muy allá pero es refrescante. Por no mencionar que es material imprescindible del Universo Marvel (y un precedente de Dreadstar, la gran obra independiente de Starlin).