Critiquita 369: Hellboy: La Tormenta y la Furia, M. Mignola y D. Fegredo, Norma 2012

Publicado el 19 enero 2013 por Lord_pengallan
Normalmente las introducciones que abren los tomos de cómics son una chuminada. La gran mayoría son paja por transcribir lo que pone en Internet, por no pasar de lo obvio o por ser panfletarias. Afortunadamente no es el caso de la que inicia La Tormenta y la Furia, de la introducción de un tal G. D. Gold. Lo que tiene que hacer una introducción es contextualizar y enriquecer la lectura del tomo que presenta, de otro modo no justifica su existencia. Gold hace lo 2º, en la actualidad no hace falta hacer lo 1º con Hellboy. Este tipo da una interpetación válida para toda la serie muy certera, se nota que ha leído con atención la serie, que ayuda a lectores que, como yo, no han seguido la serie con fidelidad porque al ser una serie mediocre sólo es apta para los fans del Terror popular. Lo que viene a decir a Gold es que Hellboy, el ciclo que termina con este tomo que se inició hace ya más de 15 años pues su creador ha dicho que va a seguir ordeñando a la vaca, va sobre el Destino, que la serie de Mignola ha tratado un tema clásico: la lucha entre el individuo y el Universo por el control de su Destino. La serie de Hellboy ha ido sobre la lucha de su protagonista por ser dueño de su Destino, de liberarse de lo que su condición, su excepcionalidad, la sociedad y el Universo le exigían. De eso ha ido la serie y bajo esa lectura, al dar profundidad y riqueza a lo que hasta ahora era una serie de tópicas aventuras de entretenimiento sin pretensiones, la serie se revaloriza. Curiosamente la profundidad de Hellboy lo acerca al James Bond de I. Fleming.  
Este torpe escritor, siguiendo el estudio que U. Eco hiciera de sus novelas, abrió la serie mostrando a un 007 sufriente, más que por el castigo físico de su misión, por ser consciente de que su trabajo es cruel y violento. Fleming le daba como consejo, que naturalmente Bond acepta, que se olvide de su interior y se convierta en una máquina pues tiene mucho talento para ser un 007 así que interesa que no se venga abajo. Es el consejo clásico del guerrero, que no piense en lo que hace pues es la unica manera de evitar los remordimientos de conciencia y la locura de vivir en un mundo cruel y violento. Esto se evidencia en los motivos por los que Fleming eligió el nombre de James Bond para su criatura. Quería un nombre anodino, vulgar, vacío. Un nombre, más que de persona, de máquina, de serie, la 007. Fleming era un mal escritor y un tipo poco imaginativo pero supo ver rápidamente que lo que necesitaba para que su proyecto triunfase era un vehículo para sus aventuras vacío para que el lector pudiese conducirlo. Un personaje con demasiada entidad dificulta la transferencia y el escapismo. Esta regla la cumplió hasta su última novela. En ella Fleming, según Eco (pues al inglés no lo he leído), vuelve a darle algo de profundidad psicológica a su criatura. Esto es lo que que ha hecho Mignola con su creación Lo veo ahora gracias a Gold. Rememorando mis lecturas de Hellboy encuentro que la mayoría de las historias de la parte central son simples aventuras olvidables porque son entretenimiento ligero y superficial. Carecen del interés de la miniserie inicial (que adquirí cuando Norma lo sacó en grapa) y estas miniseries finales porque obvian el transfondo que da interés al personaje, la lucha de un ser invocado para cumplir una misión para no cumplirla. De la misma forma que Bond se vuelve personaje en cuanto es autoconsciente, Hellboy se vuelve interesante en cuanto  lucha contra la predestinación implícita en su nacimiento sobrenatural y mágico porque así es más que un vehículo vacío para hacer refritos de cuentos y novelas pulp de Terror. Quizás sea en el epílogo de "La mano derecha del Destino" luego traspasado a "La caja del Mal" donde mejor se vea lo que digo.  
Así pues, La Tormenta y la Furia tiene interés porque tiene algo de profundidad al relatar la siempre interesante, por eso es un clásico, lucha del individuo para dominar su Destino. Mezclando temas griegos, germanos y, sobre todo, celtas con el cristianismo, la Pasión y el Apocalipsis, y LovecraftMignola cierra con este tomo un gran ciclo, irregular por responder casi todo él a intereses prosaicos, contando algo reseñable aunque sin hacer nada especial.
Estas dos miniseries son inferiores a las inmediatamente interiores, las del tomo La Cacería Salvaje. La Tormenta y la Furia lo tenía todo a favor, la culminación de un  ciclo épico y de una historia que ha ido en crescendo, pero al final el espectáculo no es espectacular porque Mignola no sabe ser directo y emocionante. La historia que cuenta está alargada y contada sin tensión. Mignola no narra sino que se limita a desgranar sus ideas. La mejor prueba de ello es que repite textos y gran parte del final es Hellboy dándose de tollinas. Era de esperar, no tiene el talento suficiente como para ser un buen narrador. Como Fleming ha sabido crear algo interesante y atractivo para sus coetáneos (y quizá para la posteridad), la lectura es lo que tiene, y, cosa que no tiene James Bond, gracias a la mitología, darle sentido, pero es un relator mediocre. Como dibujante es excelente, el mejor que ha dado EE.UU.  en los últimos 30 años seguramente. Con un estilo nada comercial ha sido capaz de influir al mainstream y a prácticamente todos los dibujantes de los últimos 20 años, además de crear escuela como muy bien demuestra Fegredo. Así pues, este tomo es una lectura grata con alguna que otra idea destacable, pero en conjunto no despega y eso que tiene al Dragón, a la Materia artúrica, a los dioses celtas, al Apocalipsis, al folklore birtánico y un notable atractivo visual. Aunque Fegredo está lejos del nivel de su maestro consigue un gran resultado al practicar un estilo testado sumamente estético y porque, al ser más trabajador, es un narrador más competente. Por tanto, se puede decir que el final del gran ciclo de Hellboy es decepcionante porque es pequeño cuando no debería serlo.
No obstante, la versión de Mignola del campeón predestinado es interesante porque en la La Tormenta y la Furia  el Mesías se rebela contra el Destino que le impone el Universo. La fuente de Mignola es la mitología clásica pero la actualiza, así, la humanidad triunfa. Para los griegos la victoria del humano era imposible, pero Mignola, teñido de modernidad, supera esa visión ya que lleva el humanismo mucho más lejos que aquellos y, teñido de cristianismo, aunque acepta el Ciclo, apuesta por el sacrificio redentor: El futuro [...] el sacrificio y la sangre de Hellboy lo han transformado. Así, la humanidad gana y por ello la última viñeta es un lirio, flor que simboliza, para los griegos clásicos, la muerte y la vida de Ultratumba y, para el cristianismo, la pureza. Lo mismo que para Mignola como se puede ver en "La naturaleza de la bestia". Allí hace que broten lirios en los lugares donde cae la sangre de Hellboy, un detalle que seguramente en su momento fue puramente estético.