Sin embargo, ser una maniobra editorial no ha perjudicado a esta miniserie. Es de lo mejor que han escrito DnA para Marvel. La historia es convencional, simple y directa, pero los guionistas la han convertido en una lectura dinámica con un subtexto interesante. La parte gráfica también ayuda a pesar de que le toca un color soso y apagado. El trabajo del malayo Tang Eng Huat, aunque torpe, limitado y poco apolíneo, es eficiente así que da vistosidad a los guiones. Así, este tomo de los Aniquiladores es una lectura grata y un buen ejemplo de lo que es un cómic Marvel, simplicidad y convencionalismo redimidos por la acción, la espectacularidad y el ritmo ágil. Complementa el cutre, editorialmente hablando, tomo una historia de Groot y Mapache Cohete pretendidamente cómica muy bien dibujada por T. Green II. Lo interesante de esta miniserie, en la que DnA siguen bebiendo del fecundo trabajo de Starlin del siglo pasado, es que tiene una lectura política. Desde hace unos años Marvel ha decidido que sus cómics alegoricen la realidad de una forma mucho menos sutil que antes. Supongo que para intentar hacer relevantes unas historias que han perdido el interés del gran público. Así, los cómics de superhéroes Marvel después del 2001 son una metáfora de la política estadounidense. Al principio teníamos un intervencionismo motivado por un sentimiento de impunidad nacido de la soberbia y la ingenuidad. Ahora, una vez que EE.UU. ha descubierto que es incapaz de resolver los problemas y que su actitud de elefante en una cristalería le ha convertido en alguien antipático, tenemos mesura y modestia. Este cambio lo reflejan perfectamente DnA, no sé si conscientemente o inconscientemente. Lo que dispara la miniserie es que una amenaza cósmica surge en la Tierra, concretamente en EE.UU. Los Aniquiladores, Billy Rayos Beta, Ronan el Acusador, Gladiador, Ikon y Quasar, viajan a nuestra planeta para neutralizarla y allí se enfrentan a los Vengadores porque ellos ignoran la amenaza y porque las decisiones de los extraterrestres surgen de tomar el cosmos marvelita en su conjunto en vez de solo a la Tierra-EE.UU. Al final la amenaza se la llevan los Aniquiladores, cosa que contrasta enormemente con la actitud del Capi con respecto a los martillos de la Serpiente de un mes antes, y los Vengadores asumen que no pueden con todo y son sólo una parte del Universo, por eso los Aniquiladores sólo tienen un miembro terrestre-estadounidense. Lo deja claro el Capi: Si hacéis actos unilaterales no tenéis derecho a condenar a los demás por hacer lo mismo. Se acabó que los superhéroes estadounidenses decidan por todos los demás y que puedan ellos solitos con todo. En la misma dirección va Bendis como se puede leer en su último nº para Los Vengadores (34 EE.UU./28 Es.): en parte somos culpables de los problemas del mundo. También lo dice el Capi. Atención a los símbolos. Así, parece que, a falta de que lo confirme Marvel now!, una actitud heroica se termina y empieza otra nueva en la que los superhéroes reconocen sus limitaciones (armamos tantos follones como solucionamos) pero, como son estadounidenses, van a tratar de solucionarlas.
Critiquita 382: Aniquiladores: Contra los Vengadores, D. Abnett, A. Lanning y Tang Eng Huat, Marvel-Panini 2013
Publicado el 07 mayo 2013 por Lord_pengallan
Aunque Panini ha hecho por fin algo que ya tocaba, reducir la distancia temporal con EE.UU., este cómic se ha publicado con más de 1 año de retraso. Supongo que es porque Aniquiladores, debido a los cambios reactivos que Marvel hizo ante los NU52, se ha quedado como un verso suelto. La revisión de todo y la decisión, sorprendente, de dar cancha cinematográfica a la parte cósmica del Universo Marvel acabó con el ciclo cósmico de DnA. Así, este cómic se convirtió de la noche a la mañana en algo bastante secundario y por ello Panini no se ha matado en sacarlo. Sin embargo, esta miniserie es importante pues supone el fin de una etapa que comenzó con cierto éxito hace pocos años pero que ha ido languideciendo víctima de la mediocridad y de la falta de asistencia por parte de la editorial. Digo mediocridad porque DnA son eso. Competentísimos escritores industriales y por eso convencionales y vulgares. Nunca malos pero también nunca buenos. Siempre regulares en una suficiencia que acaba resultando aburrida porque sus historias siempre son mediocres ya que son refritos pues DnA prácticamente manejan clichés y tópicos. Los pocos destellos de luminosidad que tiene la pareja de guionistas ingleses nunca compensan la grisura habitual de su trabajo. Por eso pilotar una sección del Universo Marvel les ha quedado grande. Sin embargo, lo que los ha "matado" ha sido el competitivo mundo del cómic estadounidense. Los agresivos cambios que hemos vivido en los últimos tiempos han acabado con un relanzamiento bien planeado. Primero juntamos a los más populares (y poderosos) héroes de las galaxias marvelitas y luego los cruzamos con los Vengadores para darlos relieve. Por eso Panini ha titulado esta miniserie "Contra los Vengadores" cuando en realidad se titula "Descenso a la Tierra". La falta de sutileza de la editorial europea se debe a que, ante todo, este tomo de los Aniquiladores es un crossover con los Vengadores (los de hace más de un año).
Sin embargo, ser una maniobra editorial no ha perjudicado a esta miniserie. Es de lo mejor que han escrito DnA para Marvel. La historia es convencional, simple y directa, pero los guionistas la han convertido en una lectura dinámica con un subtexto interesante. La parte gráfica también ayuda a pesar de que le toca un color soso y apagado. El trabajo del malayo Tang Eng Huat, aunque torpe, limitado y poco apolíneo, es eficiente así que da vistosidad a los guiones. Así, este tomo de los Aniquiladores es una lectura grata y un buen ejemplo de lo que es un cómic Marvel, simplicidad y convencionalismo redimidos por la acción, la espectacularidad y el ritmo ágil. Complementa el cutre, editorialmente hablando, tomo una historia de Groot y Mapache Cohete pretendidamente cómica muy bien dibujada por T. Green II. Lo interesante de esta miniserie, en la que DnA siguen bebiendo del fecundo trabajo de Starlin del siglo pasado, es que tiene una lectura política. Desde hace unos años Marvel ha decidido que sus cómics alegoricen la realidad de una forma mucho menos sutil que antes. Supongo que para intentar hacer relevantes unas historias que han perdido el interés del gran público. Así, los cómics de superhéroes Marvel después del 2001 son una metáfora de la política estadounidense. Al principio teníamos un intervencionismo motivado por un sentimiento de impunidad nacido de la soberbia y la ingenuidad. Ahora, una vez que EE.UU. ha descubierto que es incapaz de resolver los problemas y que su actitud de elefante en una cristalería le ha convertido en alguien antipático, tenemos mesura y modestia. Este cambio lo reflejan perfectamente DnA, no sé si conscientemente o inconscientemente. Lo que dispara la miniserie es que una amenaza cósmica surge en la Tierra, concretamente en EE.UU. Los Aniquiladores, Billy Rayos Beta, Ronan el Acusador, Gladiador, Ikon y Quasar, viajan a nuestra planeta para neutralizarla y allí se enfrentan a los Vengadores porque ellos ignoran la amenaza y porque las decisiones de los extraterrestres surgen de tomar el cosmos marvelita en su conjunto en vez de solo a la Tierra-EE.UU. Al final la amenaza se la llevan los Aniquiladores, cosa que contrasta enormemente con la actitud del Capi con respecto a los martillos de la Serpiente de un mes antes, y los Vengadores asumen que no pueden con todo y son sólo una parte del Universo, por eso los Aniquiladores sólo tienen un miembro terrestre-estadounidense. Lo deja claro el Capi: Si hacéis actos unilaterales no tenéis derecho a condenar a los demás por hacer lo mismo. Se acabó que los superhéroes estadounidenses decidan por todos los demás y que puedan ellos solitos con todo. En la misma dirección va Bendis como se puede leer en su último nº para Los Vengadores (34 EE.UU./28 Es.): en parte somos culpables de los problemas del mundo. También lo dice el Capi. Atención a los símbolos. Así, parece que, a falta de que lo confirme Marvel now!, una actitud heroica se termina y empieza otra nueva en la que los superhéroes reconocen sus limitaciones (armamos tantos follones como solucionamos) pero, como son estadounidenses, van a tratar de solucionarlas.
Sin embargo, ser una maniobra editorial no ha perjudicado a esta miniserie. Es de lo mejor que han escrito DnA para Marvel. La historia es convencional, simple y directa, pero los guionistas la han convertido en una lectura dinámica con un subtexto interesante. La parte gráfica también ayuda a pesar de que le toca un color soso y apagado. El trabajo del malayo Tang Eng Huat, aunque torpe, limitado y poco apolíneo, es eficiente así que da vistosidad a los guiones. Así, este tomo de los Aniquiladores es una lectura grata y un buen ejemplo de lo que es un cómic Marvel, simplicidad y convencionalismo redimidos por la acción, la espectacularidad y el ritmo ágil. Complementa el cutre, editorialmente hablando, tomo una historia de Groot y Mapache Cohete pretendidamente cómica muy bien dibujada por T. Green II. Lo interesante de esta miniserie, en la que DnA siguen bebiendo del fecundo trabajo de Starlin del siglo pasado, es que tiene una lectura política. Desde hace unos años Marvel ha decidido que sus cómics alegoricen la realidad de una forma mucho menos sutil que antes. Supongo que para intentar hacer relevantes unas historias que han perdido el interés del gran público. Así, los cómics de superhéroes Marvel después del 2001 son una metáfora de la política estadounidense. Al principio teníamos un intervencionismo motivado por un sentimiento de impunidad nacido de la soberbia y la ingenuidad. Ahora, una vez que EE.UU. ha descubierto que es incapaz de resolver los problemas y que su actitud de elefante en una cristalería le ha convertido en alguien antipático, tenemos mesura y modestia. Este cambio lo reflejan perfectamente DnA, no sé si conscientemente o inconscientemente. Lo que dispara la miniserie es que una amenaza cósmica surge en la Tierra, concretamente en EE.UU. Los Aniquiladores, Billy Rayos Beta, Ronan el Acusador, Gladiador, Ikon y Quasar, viajan a nuestra planeta para neutralizarla y allí se enfrentan a los Vengadores porque ellos ignoran la amenaza y porque las decisiones de los extraterrestres surgen de tomar el cosmos marvelita en su conjunto en vez de solo a la Tierra-EE.UU. Al final la amenaza se la llevan los Aniquiladores, cosa que contrasta enormemente con la actitud del Capi con respecto a los martillos de la Serpiente de un mes antes, y los Vengadores asumen que no pueden con todo y son sólo una parte del Universo, por eso los Aniquiladores sólo tienen un miembro terrestre-estadounidense. Lo deja claro el Capi: Si hacéis actos unilaterales no tenéis derecho a condenar a los demás por hacer lo mismo. Se acabó que los superhéroes estadounidenses decidan por todos los demás y que puedan ellos solitos con todo. En la misma dirección va Bendis como se puede leer en su último nº para Los Vengadores (34 EE.UU./28 Es.): en parte somos culpables de los problemas del mundo. También lo dice el Capi. Atención a los símbolos. Así, parece que, a falta de que lo confirme Marvel now!, una actitud heroica se termina y empieza otra nueva en la que los superhéroes reconocen sus limitaciones (armamos tantos follones como solucionamos) pero, como son estadounidenses, van a tratar de solucionarlas.