Este Marvel Gold culmina la larguísima etapa Stern. Lo hace Simonson porque aquel guionista no aceptó las órdenes de la editorial referentes a como debía terminar ya que deshacían de forma despreciativa su trabajo. Vistas con perspectiva no resultan acertados los deseos de Gruenwald pues básicamente consistió en joder a los miembros femeninos. A Marrina la volvió a convertir en un monstruo para poder cargársela, a la entonces Capitana Marvel, la niña mimada de Stern, la ninguneó de forma injusta, innecesaria y sin tacto y a Hulka, a la que Stern había liberado de ser un Hulk femenino, la expulsó de forma harto discutible de los Vengatas, seguramente por eso no tardó en volver. Todo para traer al matrimonio Richards, que tengo entendido que no se quedó mucho, que no pegan en el supergrupo principal de Marvel, recrear al Olvidado dotándole de un uniforme rancio y ridículo ya entonces y volver a traer al Capi porque necesitaba relanzamiento.
Simonson aceptó guionizar teledirigido pero no creo que eso sea la razón de su mal trabajo puesto que después de Thor como guionista nunca ha superado la mediocridad. Una pena porque a estos nº los tenía ganas porque no los había leído a pesar de que cuentan cosas que me interesaban mucho, como lo de Marrina. No sospeché que la cosa fuese floja. Empieza bien. El tríptico dedicado a Marrina me parece solvente. Convencional pero bien conducido por Simonson que supo transmitir la tensión de los Vengatas por tener que eliminar a su antigua compañera convertida en un monstruo terrible (aunque las razones de porque fracasan los intentos de reconvertirla son bastante arbitrarios). La cosa sigue por la vía de lo decente y lo solvente en el comienzo de la historia de los Kangs. Simonson maneja bien la manipulación mental al doctor Druida y hace al argumento interesante pero todo se tuerce al darle al relato un final muy malo en el que además no conviene pensar mucho. El confuso, desacertado (no se puede poner a Kang en los bajos de un vehículo como si fuese un inmigrante africano) y simple final no está a la altura de las expectativas generadas y de una historia que consta de bastantes grapas, seguramente por ello posteriormente se le metió bastante mano. Este nº inaugura el bache del tomo. El anual de La Guerra de la Evolución, aunque está bien llevado y tiene un argumento interesante, resulta bastante tonto y vulgar, claramente Simonson estaba con el piloto autómatico. Parece que no le interesaba demasiado lo que le mandaban. Así, el guionista deja pasar la oportunidad de hacer un nº memorable cuando lo tenía todo. Le habían dado Vengatas prescindibles que matar y los elementos para un gran final. La cosa continúa y termina con 3 cruces con Inferno, un megacrossover de la época surgido del área mutante. Comienza bien con un nº cómico y desenfadado protagonizado por Jarvis, nada del otro mundo y muy convencional pero entretenido. Le sigue un nº horrible por lo tonto y poco imaginativo que es y termina con el final de Inferno, el nº 300 de la cole, que empieza bien pero por falta de alma y de interés termina de forma simplona y con un sentido del humor muy tonto, seguramente síntoma de que Simonson se tomaba ya lo editorial a pitorreo (esto se ve más claro en sus 4F, la cole que poco después comenzó a guionizar sin mejor fortuna en mi opinión).
Es una pena lo poco que se esforzó Simonson porque dibujaba sus guiones una de las mejores versiones de J. Buscema que ha habido. Este dibujante estaba aquí motivado y sus dibujos recibieron un gran entintado por parte de T. Palmer, que los dota de aspereza y realismo haciéndolos así más expresivos y menos convencionales. Con todo J. Buscema, como siempre, no disimula que los superhéroes (y la Fantasía en general) no es lo suyo. Es un dibujante sin imaginación por lo que sus monstruos, su tecnología, sus arquitecturas fantasiosas y sus espacios extraños a lo Ditko resultan pobretones así que lo que se gana con las figuras se pierde en los fondos. Por eso su mejor nº es el de Jarvis, ahí sólo hay escenarios reales, si bien Simonson no tuvo piedad y le hizo dibujar un androide. El anual lo hizo M. Brigth que hizo un trabajo torpe y sin personalidad por lo que no calienta el frío y desolado trabajo de Simonson. Por tanto, con toda justicia, hoy es un dibujante desconocido.
Así pues, una gran pena pues este tomo es muy gordo (caro). J. Buscema y T. Palmer merecían no haber sido desaprovechados, lo mismo los argumentos. Pero no todo es culpa de Simonson, quien, por otro lado, tiene derecho a tener un mal día (aunque en su caso es eterno), pues Gruenwald, aunque estuvo perspicaz en ver que tras la etapa Stern Los Vengadores necesitaban un serio revulsivo, se equivocó en llevar el reseteo hasta sus últimas consecuencias, desbandando al grupo y destrozando a algunos personajes por el camino, y con el nivel de injerencia ya que eso provocó la dimisión del guionista. El resultado fue un recomienzo deslucido por titubeante, el guionista regular tardó en llegar y la nueva alineación surgida entre un compromiso entre el editor y el guionista no interesaba sin este último.