Nuevo tomo de Astro City que demuestra que pasar al sello Vertigo ha refrescado a sus autores porque desde sus inicios la serie no había salido con tanta regularidad. Me siento presionado.
En este tomo la cosa sigue su curso. La megahistoria presentada en el anterior tomo se desarrolla a lo ancho. Es decir no pasa nada nuevo, la trama no avanza, pero se nos presentan personajes que presumiblemente van a ser importantes para su resolución. Para esto Busiek sigue haciendo lo de siempre, escribir historias clasicotas de superhérores pero centradas en detalles secundarios por lo que nunca han sido tratados, es decir, el estilo es clásico pero no los argumentos, y además, como novedad, adelantando al mainstream por la dcha. Este, a principios de la 2ª década del siglo XXI, se dio de bruces con una realidad triste para él: se está diluyendo como un azucarillo. Lentamente pero sin pausa los superhéroes van perdiendo lectores. Así, los ejecutivos de Disney y Warner, no de Marvel y de DC, decidieron que hay que actualizarlos. Así, desde entonces han tratado de acercarse más a la sociedad estadounidense actual y dejar de lado la de los 60. Esto significa que tienen más presencia los miembros de razas distintas a la blanca y de culturas distintas a la anglosajona y el tratamiento de la mujer es menos sexista. De este revolución, que no está dando, de momento, réditos pues las ventas están estancadas, Busiek está participando desde que está en Vertigo a pesar de que su target es blanco, anglosajón y protestante, es decir, el aficionado de toda la vida a los superhéroes. Así, si en el anterior tomo reformuló el feminismo superheroico, heredero del feminismo de los 70, para que dejase de ser excluyente, en este el guionista estadounidense presenta al que seguramente es el 1º superhéroe transexual de la Historia, si bien ni es blanco ni anglosajón y tal vez ni protestante. Las revoluciones con prudencia. Y lo hace en una historia audaz por revisionista. Se ambienta en el típico instituto de pueblo que todos conocemos por el Cine. Con ese rollo de castas donde los deportistas blancos, anglosajones y protestantes son los líderes de un status quo que se mantiene denigrando las alternativas o las desviaciones. En este microcosmos racista, clasista y xenófobo se desarrolla esta historia que no puedo desvelar por lo que no puedo explicarme mejor. Es una historia integradora que refleja la influencia de Obama en el modo de pensar tradicional estadounidense de modo que, si en el anterior tomo ya no se trata de mujeres o de hombres sino de débiles y necesitados, aquí se trata de que el testigo heroico perfectamente puede recaer en alguien que no sea un varón blanco, anglosajón (o germano como mucho) y protestante ya que lo importante son los valores. Recordemos que todos los Robin son así de igual forma que todos los sidekick jovencitos lo son. El Robien femenino es algo alternativo. La trinidad Robin sigue siendo masculina y blanca como la de los cristianos. También las otras historias tiene algo de esto. Una de las 2 parejas protagonistas de la 1º es homosexual, y no típica además, de Chueca no son desde luego, y la 2ª presenta a las que seguramente sean las 2 1ª mujeres inventoras del género (con el aliciente de ser versiones de R. Richards y doc Muerte). Con todo, esta apertura no hace que "Vidas pasadas" sea diferente a los otros tomos de Astro City. Sus 3 historias son vulgares y anodinas con ese tono moralista tradicional que el cómic de superhéroes ha ido dejando de lado desde finales de los 80, de tal forma que hoy sólo esta serie lo sigue usando, como la mayoría de sus compañeras. Si bien la 1ª tiene un tono fantástico que demuestra que Busiek es capaz de emular bien a otros guionistas porque es capaz de darle un aire a lo Sandman que, aunque impostado, hace al episodio especial y singular y así uno de los mejores de toda la serie.
El dibujante de nuevo es Anderson. Tenía entendido que por edad ya no podía seguir el ritmo. En fin. Este es un dibujante tosco que practica un realismo que jamás ha podido dominar por lo que su clasicismo siempre está detrás de un aspecto torpe y nada atractivo. Astro City lleva como 20 años porque es el único cómic de superhéroes como los de antes, por el acercamiento sencillo y tierno de Busiek y porque no ha sido sobreexplotada. Vamos, que Anderson no es una de las bondades de esta cole. Yo diría que es un obstáculo. No obstante su trabajo en el mentado nº sandmaniano muestra una variedad de registros sorprendente que hace pensar que eligió el estilo que peor se le da además de que el mainstream le limita mucho, Si quisiese ser más libre y no encorsetarse en las rígidas reglas industriales sería algo más que una copia muy barata de N. Adams.
El tomo también incluye un nº especial. El equivalente a ese episodio que tenían las series de tv antes en cada temporada que se hacía con trozos de los anteriores para dar vacaciones al equipo. Es una grapa especial cuya 1ª parte es una historia corta muy buena, lo mejor del tomo con diferencia y que daba para más, la 2ª fragmentos de una ficticia guía de Astro City, en donde Busiek captura bien ese lenguaje panfletario, serio e impersonal de las guías de viaje, y la 3ª y última, la más larga, ilustraciones de personajes de la serie hechas cada una por un dibujante distinto. Muy convencionales todas salvo la de J. P. Leon, un gran dibujante totalmente desaprovechado por el mainstream, y la del genio M. Golden, una pena que se prodigue muy poco. Es una pena que la publicación en tomos no de opción a saltárselo, si bien tiene cierta utilidad porque ayuda a ordenar lo que sabíamos de la ciudad además de proporcionar algún detalle más.
Por tanto, este nuevo tomo de Astro City es más de lo mismo. No se esperaba otra cosa. Busiek y Anderson se mueven dentro de los límites de su acostumbrada mediocridad para que la modernidad siga andando y que los rincones más sencillos del género superheroico tengan iluminación. Esta serie sería el equivalente a un periódico deportivo que sólo informarse de la 2ª división de fútbol (seguramente la 1ª vez que escribo esta palabra en el blog). Por tanto, no es una buena serie, no por su enfoque vulgar sino por la mediocridad de sus artífices, pero es un magnífico complemento al género pues ayuda a ver la cocina del mismo. Es por eso que continúo siguiéndola.