Blacc subió al escenario con un perfecto traje marrón de camisa blanca, acompañado de una banda clásica de seis piezas con una notable sección de vientos. Durante cerca de hora y media el músico estadounidense repasó las canciones de “Good Things”, un álbum que está dando para mucho y cuyo tardío éxito está posponiendo la grabación de su predecesor. El concierto comenzó con un tributo a los maestros del soul en forma de baile, gente como Al Green, James Brown o Stevie Wonder. Uno de los primeros albores de la elegancia de este apuesto joven negro que demostró su dominio en el baile y que dejó claro que el costoso viaje de retorno desde el hiphop al soul no ha sido en vano. Blacc ha sintetizado la esencia de la historia de la música negra y se presenta como alumno aventajado de su propia escuela, ha hecho los deberes y su show es una exquisita mezcla de la tradición musical de sus predecesores, actualizado con su propio estilo.
Desde el principio quedó claro que Aloe no había venido a fichar, también que a los Elis Paperboys, JC Brooks y Joes Black Lewis les ha salido un complicado rival. “You Make Me Smile”, “Hey Brother” , “Life So Hard” o incluso una versión del “Billie Jean” de Michael Jackson fueron la antesala a los doce minutos mágicos de la noche en los que Aloe incendió el teatro, puso a todos a bailar y acabó demostrando la escasa distancia entre el soul y el reggae en un triple salto mortal de su “I need a dollar”. La noche pasó como un rayo con un Aloe consagrado como maestro de ceremonias, demostrando el presente del soul, rindiendo sincero homenaje a los pioneros de este género y presentando su candidatura al futuro.
ALFONSO CARDENAL