Otro concierto más organizado por La Caravana del Rock. En éste caso se trata del celebrado en la Sala Molly Malone de El Puerto de Santa María, el 6 de diciembre de 2013 y protagonizado por Guillermo Alvah y Los Predicadores.
Todavía no habíamos reseñado ningún directo en esta coqueta sala de El Ancla. Espero y confío que podamos narrar muchos más en esta travesía por los diferentes conciertos por la geografía gaditana, pues el sitio lo merece. Muy bonito y acogedor.
Actuaban los sevillanos Guillermo Alvah y Los Predicadores, una estupenda banda que mezcla, en buenas dosis, el folk, el country y el rock en un sonido genuinamente americano pero con letras en español. Y las cuarenta o cincuenta personas que se dieron cita, pudieron descubrir y disfrutar los temas
Una hora y cuarto que comenzaron con “A los ángeles más frágiles del rock & roll”, canción que abre su álbum debut, continuaron con “Nando y Laura” y así unos cuantos temas más como “Juraría”, “Canción para el camino”, “Amor de larga distancia” o “Nuevos horizontes”, junto a una versión del “Everybody knows”. Así transcurría su actuación, cuando dejaba la compañía de sus fieles predicadores y se quedaba solo en el escenario con una guitarra acústica para interpretar “Mi viejo amor”, “Todos la llamábamos Katy” y “El maullido”, donde dejaba claro sus aires de cantautor, en la línea de un Bob Dylan, con letras tan acertadas como “-Te volveré a querer cuando las Olimpiadas sean en Madrid-“. Ya con la banda al completo finalizaban con “Give back the keys” y la rockanrollera “Cadillac” con ecos desde Brian Setzer al Loquillo y Trogloditas de “Quiero un camión”.
Un conjunto bien elaborado, basado en las letras y la prodigiosa voz de su líder Guillermo Alvah, que además alterna la guitarra acústica con una Fender Telecaster de corte clásico, aunque no tanto como la Gretsch Electromatic con caja, de su fantástico guitarra Daniello Sánchez que aplica, de forma sabia, un estilo entre el country y el rockabilly, una fusión de Hank Williams y los Stray Cats. Suma mucho el bajo Fender de su colaborador habitual
Mención aparte hay que dedicar al sonido, pues la claridad y la limpieza hizo poder disfrutar de una nueva cita de esta serie de conciertos que empiezan a ser todo un referente en El Puerto de Santa María y de los que tengo el enorme honor de poder escribir estas crónicas. Si, como es el caso, el grupo es bueno, resulta doblemente apetecible. Confío que la próxima vez que los vea, seguro que será en un local abarrotado de público.
Por José Luis “El Director”.