Crónica sobre lo ocurrido el lunes 19 de mayo de 2014. Volvimos a vivir otra apoteosis musical con la actuación en la Sala Supersonic de los australianos The Widowbirds, un cuarteto de Sidney que hacen un excelente hard rock, inspirado en el blues, el rock sureño y la música de los cincuenta y sesenta. Algo así como lo más parecido que vamos a ver a The Black Crowes en mucho tiempo, en estas latitudes tan meridionales del sur de España.
Y, el motivo es que la fiesta se acaba éste mes, ya que hartos de ver la poca afluencia de público, los promotores de “Retorno a la escena del crimen” lo dejan. Gracias por estos años y suerte en sus futuros proyectos. Siempre nos quedará el último reducto rockanrollero que es el Serie Z.
Y es una pena, la poca convocatoria, pues The Widowbirds es una excepcional banda, con una de las voces más impresionantes oídas últimamente por aquí. El poseedor de tanto registro y facilidad vocal se llama Simon Meli, muy en la onda de Chris Robinson o, como bien me indicaron, el mismísimo Paul Rodgers.
El repertorio se centró, sobre todo en sus dos discos “Shenandoah” (2011) y el reciente, que venían a presentar, “Heart´s needle”. Con su entrada con el “Follow me down” y “Tonight we ride”, del anterior trabajo, ya se notaba que iba a ser una noche de las importantes, así que tras el “Save the last heartbreaker”, del nuevo disco, llegaba la primera versión con el mítico “Hard to handle” de Otis Redding, aunque recordaba más a la apabullante que interpretaron The Black Crowes. No fue la única versión, pues nos sorprendieron con la maravillosa “Going down” de Freddie King. Entre medias, una
Así que, gran banda, tal vez inmerecida por el escaso “quorum”, pero como esto ya es una lucha estéril y no creo que se solucione, he llegado a una triste conclusión, que no es otra que a la gente no le gusta la música en directo o prefiere hacer otras cosas y gastar su dinero en otro tipo de ocio. Valorable. No lo niego. Pero que no vengan luego quejándose de la falta de conciertos, de escena o de vaya usted a saber qué. Entre todos la mataron y ella solita se murió.
Por José Luis “el Director”.