Ya recuperada del viaje y con la perspectiva de la distancia paso a contaros mi viaje a Catania.
La experiencia de la casa okupa fue eso: toda una experiencia. Aunque mejor de lo que imaginaba. Mi hijo me cedió su habitación con vistas al Duomo (la catedral), que tiene bastante "apañada"; nos alumbrábamos con velas y nos "duchábamos" con una manguera en el jardín; fue como estar de acampada o algo así.
Fue divertido, pero tengo que confesar que mi casa me pareció un palacio cuando regresé a ella.
Por las mañanas Álvaro trabajaba y yo paseaba por la ciudad y hacía la compra como una siciliana más, Catania es una ciudad pequeña y muy agradable en la que conviven el barroco siciliano y las ruinas romanas que encuentras a cada paso.
Por las tardes visitábamos algunas poblaciones de los alrededores.
Me ha costado seleccionar unas cuantas fotos de entre tantas imágenes maravillosas, pero podéis ver más en Facebook donde he creado un álbum. La foto del tramonto (atardecer) está especialmente dedicada a Cantares, que me la había pedido ;) Y he añadido un amanecer en el Etna que tampoco tiene desperdicio.
Lo mejor, pasar unos días con Álvaro después de tanto tiempo y tener la sensación de que nunca nos hemos separado.
Lo peor, tener que esperar hasta Navidad para volver a verle. Pero bueno, parece que él es feliz allí y eso es lo que importa.