Serían las 19:30, más o menos, de una de las tardes más frías que se recuerdan en Sevilla. Con paso firme, embutida en un grueso abrigo de color oscuro, Dolores Redondo entró en el salón de actos de la Biblioteca Pública Infanta Elena, alzó la vista y obsequió a los asistentes con una mirada cálida, una sonrisa tímida y un escueto «buenas tardes» que difuminó por un momento su imagen de autora de éxito, traducida a 32 idiomas y respaldada por más de 300.000 lectores, para mostrar a una persona mucho más sencilla y campechana de lo que pudieran insinuar sus escandalosas cifras de ventas.
La periodista Vicky Román abrió el acto elogiando la Trilogía del Baztán, que culmina, y de qué manera, con Ofrenda a la tormenta. Una trilogía, comentó, que combina a la perfección elementos tan dispares como la investigación científica y racional y la mitología navarra, cuya simbiosis ha originado uno de los fenómenos editoriales más importantes de los últimos tiempos. Acto seguido cedió la palabra a Dolores, que no quiso entrar en faena sin antes dar las gracias a los asistentes por las muestras de cariño recibidas y por acudir a arroparla en una tarde tan fría, haciéndola sentir como en casa.A continuación aclaró que el fin de la Trilogía del Baztán no implica el fin de su protagonista, la inspectora Amaia Salazar, un personaje muy carismático que tiene gran parte de culpa del éxito de la saga y con el que esperamos volver a encontrarnos en el futuro.