Crónica de la XXII Milla de Covadonga

Publicado el 21 julio 2014 por Pollizador93 @apm_93
El pasado viernes fui a Sabadell para correr la XXII Milla del barri de Covadonga. Como ya comenté en la previa, una milla especialmente rápida a la que llegaba bastante pasadito de rosca.
Llegué puntual a la zona de salida (Torre de l'Aigua), y enseguida cogí mi dorsal (me tocó el 3636). Me hice el remolón durante un buen rato para no calentar. Era pronto y no estaba como para meterme media hora de calentamiento. Ese tiempo de standby me dio para observar que la densidad de gente de clubes eran espectacular. A las 20:45h, media hora antes de arrancar, me decidí a calentar. Fueron unos 10 minutos de carrera continua con algún cambio de ritmo por el Parque Taulí. Como era de esperar, seguían las molestias, y en la parte final del calentamiento ya andaba bastante fatigado. Al acabar, me dirigí de nuevo a la zona de salida. Eran cerca de las 21h, e iba a arrancar la serie de niños. Arrancó la serie infantil, y casi que con ella la cuenta atrás para la de adultos. Para no quedarme frío, hice alguna cuesta, alguna progresiva y un poco de carrera continua. Acto seguido, la gente se fue acumulando tras la línea -imaginaria- de salida. Yo, visto lo visto, me puse de los últimos, así que me vi rodeado de los pocos hombres y mujeres (en general había gente joven) que sobrepasaban los 50 años. Fue raro para mí, pero no me iba a poner delante sin estar bien. [Hay gente que no corre una mierda y se pone delante, aun jodiendo a los demás. Están en su derecho, pero vamos...]
Se dio el disparo que marcaba el inicio de la prueba, y la carrera arrancó muy rápida. El grupo se estiraba rápidamente, lo que indicaba que detrás se iba bastante lento. Enseguida, empecé a esquivar gente y a remontar. Al fin y al cabo, mi mal estado físico podía ser peor. Al poco, me adelantó una mujer (con pinta de ser de club) que vestía de rojo y azul (debía haberla adelantado en los primeros metros). Me gustó su ritmo, por lo que me enganché a ella, pero enseguida vi que quizá era demasiado para mí. Empecé a sufrir mucho. Mi fatiga y mis molestias llevaban otro ritmo. Pero el running, amig@s míos, no son matemáticas. ¿Por qué? Pues en este caso porque enseguida, y tras sufrir mucho, me empecé a sentir a gusto con aquel ritmo. Con ella, pude adelantar a bastante gente, pero acabó adelantándonos un chaval que vestía de blanco y azul. No sabía si le había adelantado yo al principio o si había sido ya corriendo tras la mujer, pero su ritmo era tremendo. Era el momento de cambiar de ritmo. Me fui con él, sorteando y adelantando a gente con suma facilidad, aunque la mujer aguantaba también con nosotros. Al poco, nos encontramos con un tapón de gente (calle estrecha, coches a ambos lados, gente en las aceras...). Enseguida, tenía al chaval a mi izquierda y a la mujer por la derecha. Intenté pasar por el centro, pero tuve un toque con la mujer y vi que por ahí era difícil. Me fui para la izquierda y también era complicado pasar. Cuando lo conseguí, también lo había hecho el chico 'blanquiazul'.

Yo, todo aposemático, a punto de encarar la recta de meta.
- Foto: Carlos Sánchez -

Restaban menos de 500m y me encontraba muy bien. Era el momento de otro cambio de ritmo. Pasé al chaval y fue como un: “sígueme si puedes”. Iba muy bien, a un ritmo realmente alto para mí, y sabía que era muy difícil que alguien pudiera seguir ese ritmo (obviamente es lo que tiene no ir en cabeza). Quedaban unos 300m y aún puse un ritmo más alto. Iba a más, iba muy fuerte. Sin duda, fue la sensación de poderío más grande que he tenido en una carrera. Y volví a cambiar el ritmo. En la contrameta, iba adelantando como si yo estuviese haciendo una milla y los demás un 10K. Las molestias no estaban, la fatiga tampoco. Estaba claro: mis piernas estaban mejor que nunca. Llegó el frenazo del giro de 180º que encaraba la recta de meta. La gente que iba por delante no se agarró de la valla para combatir la fuerza centrífuga de un giro tan cerrado y a gran velocidad. Yo sí tuve que hacerlo. Al salir de la curva, comencé a esprintar, y así pude adelantar a tres hombres más. La verdad es que la recta de meta se me hizo muy corta (one more time...). Tenía que haber lanzado el sprint en la contrameta, pero con la curva también era difícil.
No tengo el puesto ni el tiempo exacto, porque la frecuencia de llegada a meta fue elevada en ese momento y no cogieron todos los dorsales. En todo caso, quedé entre el 32º y el 38º (sobre 110 -hombres y mujeres- en meta), con un tiempo de aproximadamente 5'27". La posición supone una mejora respecto a la del año pasado (cuando aún llegué peor), y esos 5'27" suponen batir mi mejor marca personal en una milla. Objetivos cumplidos. Darme cuenta de que gané más de cincuenta posiciones en carrera pues como que también me sabe bien. Así que para no llegar muy bien, pues estoy contento, aunque la verdad es que acabé un poco 'enfadado'. Viendo las sensaciones que tuve en carrera, me preguntaba qué hubiese pasado de salir delante y poner un ritmo más elevado desde el inicio (suele pasarme). Pues a saber, pero posiblemente hubiese llegado algo por debajo de los 5', lo que hubiese supuesto rondar el 15º puesto. Meras especulaciones. Sin duda con lo que me quedo son con las sensaciones. Sin buenas sensaciones, sin verte bien, es más difícil entrenar. Así sí.
Ahora, en principio, me toca descansar un poco. Sí, un poco, puesto que en dos semanas quiero comenzar a entrenar de cara al 7 de septiembre (ya os contaré).
Esto es todo por el momento...
¡Nos leemos pronto! (gracias, como siempre, por hacerlo)
[Por favor, c'ollejeadme' si vuelvo a hacer una crónica tan sobria. Gracias.]