Lo malo de que sean la antesala (mierda, lo he dicho) de los Óscar, es que la muchos de los premiados ni tan siquiera han llegado a las pantallas de aquí. Así sucede con la ganadora de la noche "la gran estafa americana": mejor película de comedia, mejor acriz principal para Amy Adams, de reparto para Jennifer Lawrence...
Hay que ver esta chica, últimamente se lo lleva todo, si yo fuera ella jugaba al bingo y al euromillones, que algo me cae fijo. Eso sí, su vestido blanco con cuerdecitas aquí y allá no me gustó.
Tampoco ha llegado aquí "Behind the candelabra", la miniserie elegida como mejor ídem y que ha premiado también a sus protagonistas, Michael Douglas y Matt Damon. Matt, ese chico tan mono, tan sanote, que sufre el mismo síndrome que Russell Crowe y Leonardo Di Caprio, es decir, el síndrome de gustarles demasiado la comida basura.
Tampoco ha llegado "Dancing on the edge", la película para televisión que le ha dado a Jacqueline Bisset su premio a mejor actriz de reparto. Bisset es, era, será, de las mujeres más guapas que ha habido en el mundo. Haced clic aquí y veréis. Pero anoche le pasó algo que nos ha pasado a todas alguna vez: no era su día. Su vestido era digno del armario de Helena Bonham Carter:
La señora con el pelo lacado que está a la derecha de Jacqueline es Emma Thompson. Alguien debería decirle que Meryl Streep ya se le adelantó y le quitó el papel de Margaret Thatcher y que la laca es malísima para la capa de ozono.
Mención aparte merece Helen Mirren, estupendísima a sus 70 años, que parece la hermana de Julia Roberts. Si yo fuera estrellona de Hollywood ponía a todos mis asistentes a averiguar quién es el cirujano de esta señora. Se la ve más joven que Emma Thompson, y de Jacqueline Bisset ni hablamos, que parecía la madre de todas ellas.
Afortunadamente, también hubo premios para películas que sí se han estrenado. Aunque yo no las he visto. Porque qué queréis que os diga, una película cuyo título ya es una sinopsis; "12 años de esclavitud", me da terrible perezón. No así a los señores que votan los Globos de oro, que decidieron otorgarle el premio a mejor película dramática. Yo, personalmente, le daría el premio a futura it girl a una de las protagonistas de película, Lupita Nyong'o, y también le diría que se cambiara el nombre porque es muy duro ser it girl y llamarse Lupita:
La que sí he visto es "Breaking Bad" y me alegro de que le hayan concedido los premios a mejor serie dramática y a mejor actor para Bryan Cranston, ese hombre que debería dedicar el resto de su vida a dar seminarios de interpretación por el mundo entero, así de bueno es.
La guapérrima Robin Wright se llevó el premio a mejor actriz dramática en serie de televisión por "House of cards" y para la ocasión lució espaldas de nadadora y prometido joven:
Robin Wright está que se sale en "House of cards", aunque a mí la serie me aburre soberanamente. Una serie sobre manejos políticos varios que te tocan un pie, ésa es la sinopsis de la serie. Wright y Kevin Spacey están tan bien que podrías verlos ahí, recitando las páginas amarillas, y parecería interesante. Pero no lo es. Es un muermo. Yo hubiese preferido el premio a otra de las nominadas, Taylor Schilling, la revelación de la temporada con "Orange is the new black":
Además iba monísima. Es lo bueno de interpretar a una presa, sin maquillaje ni peluquería, que en cuanto te toca ir a un evento estás divina. Debería haberse llevado el premio a mejor actriz de comedia, lo que no me explico es porqué se considera a "Orange" una serie dramática y a "Girls" una comedia. Yo me río mucho más con la primera que con la segunda. También es cierto que "Girls" me da ganas de llorar cada vez que esta moza se empeña en enseñarnos sus atributos:
"Girls" es una de las series más sobrevaloradas de los últimos tiempos. Es como "Sexo en Nueva York" pero más provocadora, básicamente porque la única que enseña cacho es la más fea. Es como "Gossip Girl", pero tomándose a sí misma muy en serio. Y lo peor de todo no es que sea pedante o poco graciosa para considerarse una comedia... lo peor es que todas sus actrices protagonistas caen como el culo.
Aún así, el premio a la peor vestida de la noche está reñido. El amarillo pollo de Lena Dunham hace daño a la vista, sí, pero ¿qué me decís de los volantes lolailo de Paula Patton?:
Drew Barrymore estaba que se salía, literalmente. Embarazadísima con su cara de pan más pan que nunca. Porque Drew Barrymore es una falsa guapa, tú te la encuentras pasado mañana en el Lidl, en la sección de cervezas, sin maquillar, y no la reconoces. Sally Hawkins (Blue Jasmine) sabía que no se iba a llevar el premio a actriz de reparto y por eso iba vestida con el mismo traje que llevó a la comunión de su sobrina Amber en su Southhampton natal. Sin embargo, Cate Blanchett sabía que se iba a casa con el globo de oro a mejor actriz y fue sobre seguro, de negro y de Armani.
Y acabo este repaso con algo de controversia. El vestido pantalón de Emma Watson y el de colores chillones de Sandra Bullock, ¿molan?, ¿no molan?
Y vosotros, ¿qué opináis?, ¿debería Jennifer Lawrence ir al casino, porque con su suerte se forra fijo?, ¿Es "12 años de esclavitud" tan aburrida como parece?, ¿quién fue la más elegante de la noche?, ¿y la más mamarracha?, ¿quién es el cirujano de Helen Mirren?, ¿alguien sabe por qué no invitaron a Heidi Klum?
Actualización: donde digo digo, digo Diego, ¡Heidi Klum sí que estaba! Pasó desapercibida porque su escote, esta vez, no iba de Los Ángeles a San Francisco, aunque su vestido parece un salto de cama de los años 90.