Cronica de mi regreso a Asia

Por Amoreno
Los acontecimientos que voy a relatar en los próximos días transcurrieron durante febrero y marzo de este año, en vísperas de empezar a vivir en Japón. Este periodo de viajes por el sudeste asiático fue uno de los más intensos que he vivido y quisiera aprovechar la oportunidad para dejar constancia aquí en mi blog; al fin y al cabo es un diario personal que recoge mis aventuras por Asia.
Probablemente haya pocas sensaciones en el mundo tan placenteras como mandar a tomar por culo el trabajo y hacer las maletas rumbo a un país tropical.

Una semana en Filipinas era suficiente para volver a sentir que Asia me daba lo que mi cuerpo y mi mente necesitaban.
Después de pasar 400 días atrapado en España por fin era libre, llegaba el momento de regresar a la tierra que tanto añoraba: el sudeste asiático. Filipinas, Hong Kong, Singapur y por supuesto Vietnam; el mes y medio de viaje que nunca olvidaría, incluso aunque después viniera Japón. Porque no me avergüenza reconocerlo, Japón es un país #TLQM y todo lo que tú quieras pero la soja mezclada con wasabi no es mi salsa, prefiero algo más intenso como el nước mắm, más exótico y visceral. El sudeste asiático actuó en mí como una droga desde el principio, la primera dosis se me había inyectado gratis casi sin enterarme y con el tiempo sentía que necesitaba más y más, hasta convertirme en un adicto, y cuando ya no estaba a mi alcance dios sabe lo que me costó volver.

Boracay y El Nido, dos destinos increíblemente paradisíacos en la siempre olvidada y desconocida Filipinas. Momentos únicos e irrepetibles en compañía de Mike y Dani, compañeros de viaje venidos desde la vecina Singapur con ganas de liarla, con ganas de pasar los días al sol en la playa y las noches al ritmo de las discotecas de Fort Bonifacio.

Y lo pasamos tan bien que no queríamos abandonar Filipinas. Pero la semana de vacaciones llegó a su fin y mis amigos regresaron a sus respectivos trabajos en Singapur mientras yo proseguía mi viaje visitando a Javi en Hong Kong. Fueron unos pocos días que aproveché para recorrer de nuevo las calles de mi ciudad favorita de Asia. Entonces la sensación era diferente pues estaba de paso y no en busca y captura de un trabajo.
Después vendría Singapur y el reencuentro con Mike y Dani, que muy amablemente me habían invitado a pasar unos días en su casa. El frenético ritmo de viajes por el sudeste asiático se había puesto en marcha y no había quien lo parara... Retomo la crónica desde este punto.
Señores lectores, abróchense los cinturones y mantengan el respaldo de sus asientos en posición vertical. Despegamos...