“España es, con este contagio del virus letal, el primer país de Europa. Otro vez los primeros por la cola. Otra chapuza nacional de la Marca España. Otro demérito de este gobierno que une a sus mentiras y ajustes, la incapacidad. No contento con arruinar un sistema sanitario que era una de las joyas de este país, poniendo en peligro la vida de los enfermos, ahora, además, el PP nos ha puesto a todos frente al riesgo de una epidemia mortal. Dicen ya algunos expertos, antes de que se conozca el resultado de la investigación, que el contagio se ha debido solo a un error humano. Toma, claro, no va a ser un error divino, aunque tenemos ministros capaces de asegurar que la Virgen nos sacará de esta. Pero nada de esto hubiera ocurrido si este gobierno no hubiera corrido tantos riesgos innecesarios. El problema no es que se incumpliera algún protocolo, el problema es que no se siguieron los protocolos necesarios para evitar que Ana Mato sea ministra de Sanidad. El problema es que el PP de Rajoy es un Ébola político. Todo lo que toca, enferma y muere”.
Las primeras reacciones de las autoridades sanitarias son de exculpación propia y de acusación sobre la primeravíctima. Javier Rodríguez, a la sazón consejero de sanidad de la Comunidad de Madrid, acusa a la enferma infectada de Ébola de mentir. “¿Cómo es posible –sigue preguntándose Rosa María Artal en su artículo ‘El ébola, en la España neomedieval del PP’– que un cargo público salga a insultar a la enferma, tras la cadena de errores cometidos por su departamento y el de Sanidad que dirige –es un decir– Ana Mato? Alucinamos con lo que estamos conociendo. Los trajes de ‘seguridad’, en lugar de ser de una pieza, sujetaban los guantes con cinta adhesiva. A quienes ponían en riesgo su salud por hacer un trabajo peligroso, propiciado por –para bien o para mal– la decisión del gobierno de traer a España a dos sacerdotes enfermos de Ébola, les dieron una charla de menos de media hora. No se han cumplido sus ‘protocolos’ ni en el traslado de la enferma de un hospital a otro –que se hizo en ambulancia normal, y con personas sin proteger–, ni en muchas otras cosas. El equipo al mando se está comportando como en el tercer mundo, solo que con menos dignidad. ¿Y tiene la culpa la enferma? Pero las declaraciones de este individuo, que a esta hora permanece increíblemente en el cargo, han abierto informativos. Su insistencia, a lo largo de este jueves, ha cambiado las tornas. El Huffington Post lo condecora en portada con un master a la necedad, dadas sus declaraciones. En una de las informaciones del Telediario de TVE han dicho, no como noticia, sino en el contexto, que Teresa, la enferma, ha reconstruido ¡cuatro veces! los hechos, el desvestirse, el recorrido en la habitación. Buscaban un culpable fuera de ellos, y lo han encontrado: la enferma. Y por qué métodos. Estamos hablando de una contagiada por Ébola, con síntomas, y medicada. Esto es tortura, esto es intolerable. ¿Y el jefe del servicio saliendo al circo mediático en el que han convertido el Hospital (desmantelado por Esperanza Aguirrey sus seguidores) Carlos III, de set en set de televisión, contando que la enferma había dicho –¿’confesado’ –? que se tocó la cara con el guante. ¿Un médico puede contar lo que le relata una paciente? …
“¿Y el perro de la infectada y su marido? -continúa Rosa María Artal–. Se llamaba Excalibur y las mentes del PP decidieron matarlo, es como a ellos les gusta solucionar las cosas. Por si acaso. Sin hacerle ni un triste análisis. En contra de la opinión de científicos, extranjeros incluso, que pensaban podría ser útil a la ciencia, vivo. Como en la España medieval a la que nos ha devuelto el PP (y sus votantes, sus votantes que no escurran el bulto), se corta por lo sano, matando. Hay quien comenta que es raro que aún no hayan prendido fuego a la casa de Teresa y su marido, en la misma línea. Es decir, a una trabajadora precaria –estaba haciendo oposiciones para la fijeza como auxiliar de clínica– la han infectado por los errores de sus aireados “protocolos”, le han matado al perro y la han insultado. De momento. Mientras el mentiroso compulsivo que tenemos por presidente del gobierno, dice que ‘toda Europa’ le felicita por su gestión de la crisis del Ébola, los principales medios internacionales están en Madrid para informar con verdad”. La comunidad internauta se vuelca con la causa, apoyando la vida del perro a través de mensajes, videos e incluso hastags en Twitter como #TodosSomosExcalibur.Los medios internacionales hacen un exhaustivo seguimiento de la noticia. Y, más allá de los medios de comunicación y las redes sociales, un centenar de personas acuden al domicilio donde se encontraba la mascota. Representantes de varias sociedades protectoras de animales se concentran el miércoles, 8 de octubre, en la Urbanización 'Los Castillos' de Alcorcón para tratar de impedir la retirada del perro y su sacrificio. Varias personas tiradas en el suelo, a modo de protesta, bloquean la calle por donde debían salir la furgoneta blanca y la ambulancia del SUMMA. Gritan “asesinos” e incluso, cinco furgonetas de la Unidad de Intervención Policial (los antidisturbios) acuden hasta el lugar para disolver la concentración. A las 18:27 horas de la tarde del miércoles, la furgoneta blanca con los miembros del VISAVET se hizo paso y trasladó el cadáver de Excalibur hasta el crematorio. El viernes por la mañana un pequeño altar improvisado en la puerta del portal rindió homenaje al perro sacrificado.
Mariano Rajoy e Ignacio González, presidente del Gobierno y jefe del Ejecutivo autonómico, se acercan el viernes, 10 de octubre, alHospital Carlos III, donde está ingresada Teresa Romero. El mismo centro acoge también a otras catorce personas que se encuentran en observación. En la visita, ambos jerarcas del PP aseguran a los periodistas que el riesgo de esta enfermedad es muy bajo y se muestran convencidos de que “esta situación se va a superar”, a pesar de que las circunstancias “no son normales”. Mesa quiere dejar claro la actitud que tuvo el presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, cuando acude al Carlos III, y recalca que el presidente prescindió del trato con ellos. “Quiero hacer una acotación a las palabras de Rajoy –advierte Mesa–. Gracias a Teresa, tenemos hoy un protocolo más decente. (…) Y, cuando el presidentefue a hacerse la foto, estábamos arriba esperando a que, por lo menos, se dignara preguntarnos cómo estaban nuestros familiares. Pero, en ningún momento Rajoy dio muestras de sentimiento humano o acercamiento hacia todos nosotros”. Más adelante, Mesa anuncia que Javier Limón, el marido de Teresa, tiene previsto tomar medidas legales cuando salga del hospital: “Se va a poner en manos de expertos para lo que tenga que hacer y proceder. Va a denunciar a la administración y a las palabras del consejero”. Y explica que la ministra de Sanidad, Ana Mato, mostró por ellos la misma indiferencia que Rajoy. “Me parece indignante. Esta señora no ha dado la cara, no ha sabido estar, no ha preguntado cómo están…”.
Un grupo de trabajadores del Carlos III de Madrid abuchea y lanza guantes de látex al presidente del Gobierno cuando abandona el hospital madrileño, donde se entrevista, durante más de una hora, con el equipo médico que atiende a Teresa Romero y al resto de las 13 personas que permanecen en observación. Los trabajadores protestan por la gestión de la crisis y profieren gritos de “cobardes” y “sinvergüenzas”. Para tratar de mejorar esa gestión, Rajoy decide relegar a una segunda línea a la ministra de Sanidad, Ana Mato, y coloca a Soraya Sáenz de Santamaría al frente de un comité especial que se encargará de todo lo relacionado con el ébola. Por su parte, la ministra de Sanidad evita, una vez más, a los medios de comunicación.Lo vivido en España con la rueda de prensa de la ministra de Sanidad y el descontrol posterior ha sido patente. Es el caso más clamoroso de caos y desorganización absoluta. Nadie del Gobierno llama a la madre de Teresa, encerrada en su casa de Becerrerá (Lugo), desde que su hija ingresó en el hospital, y nadie llama a los familiares hasta este día. En todos los acontecimientos complicados que le tocó gestionar al Gobierno anterior, no todo fue perfecto, pero la vicepresidenta Teresa Fernández de la Vega, los ministros de Sanidad o Exteriores o el propio presidente del Gobierno tenían en su agenda del día hablar con las familias. En esta ocasión, la falta de coordinación ministerial y la falta de sensibilidad son inexplicables. Y se llega incluso al caso dequerer hacer a la enfermera responsable de una decisión que es, ante todo, política.
Javier Limón, el marido de Teresa Romero, reclama, en un comunicado lanzado el mismo miércoles y leído por la amiga de la pareja, Teresa Mesa, que las autoridades de los países desarrollados pongan los medios suficientes para erradicar el virus del ébola y atiendan de manera conveniente a los enfermos contagiados en ese continente. “Parece que, en este mundo civilizado, nos acordamos de los problemas cuando nos tocan directamente. Por eso, desde esta habitación de un hospital de Madrid, quiero hacer un llamamiento a las autoridades de todo el mundo para que pongan los recursos necesarias, que todos sabemos que los tienen, para acabar con el virus”, escribe el marido de Teresa Romero, pidiendo el apoyo ciudadano a una campaña que recaude fondos para lograr el desarrollo de una cura experimental sobre el ébola. Ese fin, según sostiene, se puede lograr si “cada uno pone su granito de arena. Deseo, de todo corazón, que cada niño que muere en África tenga el mismo eco que se dio a Excalibur y que el mundo se conciencie”. Asimismo, señala que no aceptan las “disculpas” del consejero, porque entienden que debería haberlo hecho “mucho antes. Ahora, no tiene sentido. Si se quiere lavar la cara, que lo haga de otra forma. Lo único que se le admite es su dimisión”, remarca la portavoz familiar, citando palabras del marido de Teresa Romero del que lee el siguiente texto: “Señor consejero de Sanidad, (Javier Rodríguez) me dirijo a usted para mostrarle mi respeto y admiración, y suplicarle, desde la ignorancia de un soldador y de su mujer que se debate entre la vida y la muerte. Le invito a que me explique cómo se pone un traje, ya que, desgraciadamente, mi mujer no ha hecho un máster. Teresa ha tenido media hora o poco más para aprenderlo a través de una compañera, y una vocación y humildad de la que usted carece. Dice usted que nos fuimos de vacaciones, y que no estaría tan mala (No, amigo, no estaba tan mala, solo tenia ébola) y que se fue a la peluquería. Mire usted, señor consejero de Sanidad, nadie dijo que no pudiéramos hacer lo que hicimos, entre otras cosas porque el protocolo no nos dijo que no se pudiera hacer. Cuando ahora sé que, en otros países, se pone en cuarentena a los sanitarios después de tratar a un paciente de ébola… Yo solo soy un soldador, pero entiendo que si se hubiera hecho esto, mi mujer posiblemente no estaría debatiéndose entre la vida y la muerte, Excálibur estaría vivo y todas las personas, incluido yo, que estamos aislados, no estaríamos en un peligro potencial ante la enfermedad”.
Teresa Romero y su marido, Javier Limón, emprenderán acciones legales contra el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Rodríguez, por las declaraciones vertidas durante la semana pasada en las que acusó a la paciente de haber “ocultado información”. Así lo señala Teresa Mesa, la amiga de la pareja, a los medios de comunicación, a las puertas del Hospital Universitario La Paz-Carlos III, de Madrid. La portavoz explica que los afectados han podido hablar esta mañana y que la paciente aún desconoce que la Comunidad de Madrid sacrificó a su perro. Según expresa Teresa Mesa, la paciente tiene “lagunas” y no se acuerda de “muchas cosas”. Mesa afirma que la “intención” de Limón es, “una vez su mujer se recupere, abordar con servicios jurídicos la posibilidad de emprender acciones legales” contra el consejero. En este punto,indica que pueden ir “más arriba” y emprender acciones legales también contra la ministra de Sanidad, Ana Mato. En este sentido, recalca que no hay nada cerrado al respecto.
Ana Mato insiste en que ha actuado “con máxima diligencia” en la gestión de la crisis del ébola ya que se dedica “en cuerpo y alma” a esta cuestión y presume de ser la titular de Sanidad que “más ha comparecido” en el Parlamento “en la historia de la democracia”, con más de 200 intervenciones. En la sesión del control al Gobierno, los socialistas cuestionan su gestión desde el primer momento. La ministra de Sanidad insiste en que han mantenido una “transparencia informativa” ya que se trata de una “obligación moral y democrática”. Y acusa al PSOE de no aportar soluciones y de “mentir” al criticar la gestión del Gobierno. Ante los reproches de estar “oculta”, insiste en que es “la que más ha comparecido” en el Congreso y el Senado. “He comparecido –dice– el triple de ocasiones que otros ministros”. En lo referente a la gestión del primer caso de ébola, Mato defiende que los primeros protocolos para atender casos en España se hicieron en abril y, si ahora se han modificado, es “para reforzar la salud de los profesionales y los ciudadanos”. Defiende que la investigación para saber cómo se ha contagiado la auxiliar Teresa Romero está todavía abierta y pide ser prudentes. “Con especulaciones –dice– no vamos a ningún lado”.
“Ser Ana Mato no es tarea fácil estos días de crisis –escribe Ramón Lobo en eldiario.es, bajo el título “Matos, la flamante inutilidad”–, convertida en el pimpampum del rojerío más envidioso y guerracivilista de Europa (aledaños del PP dixit) y de unos medios de comunicación que buscan desesperadamente lectores, televidentes, oyentes, clicks, tuits, lo que sea que cuente, aunque sea entubando a destiempo a Teresa Romero, víctima del Ébola y de la política sanitaria española. Ana Mato, nacida en Madrid en el año 1959, se ha encontrado en el ojo de la madre de todos los huracanes… No siempre tuvo tan mal fario. Pero desde que le cayeron encima varios kilos de confeti caducado de origen ignoto no levanta cabeza ni cerebro; parece que la ha mirado un tuerto. Todo empezó con el viento a favor, las montañas nevadas y todas esas cosas del régimen autoritario anterior cuando se inició, en 1987, como chica Aznar dentro del clan de Valladolid, un grupo de poder al que le ha ido mejor en la vida que al de las chicas de Jesús Hermida… Mato fue asesora de gabinete de Aznar en los tiempos gloriosos de la Comunidad de Castilla y León, cuando su jefe preparaba el asalto al poder en Madrid. Fue presidenta de la Comisión Nacional de Ciencia y Tecnología del PP, entre 1999 y 2004, lo que da una idea de lo que le importa al PP la ciencia y la tecnología. En 2004 dejó de ser diputada nacional y se marchó a Estrasburgo como eurodiputada: mejor sueldo, más dietas, menos curro y casi ningún periodista. Cuatro años después regresa a la política por la puerta grande, ya de la mano de Mariano Rajoy, ungido por el santo dedazo del hombrecillo insufrible, quien estuvo en dudas entre El Mudo de Santiago y Rodrigo Rato. Mato fue de número 3 en la lista de Madrid en las elecciones de 2008. En algún momento de enorme confusión Ana Mato recibió la Medalla al Mérito de las Telecomunicaciones, lo que ya tiene mérito en una persona que no pisa una ‘tele’ y que no tiene ni idea en el arte de comunicar. Mato pasó del clan de Valladolid al clan de Santiago de Compostela sin moverse del escaño. Y, tras la victoria pepera del 20-N de 2011 y debido a que no se lleva bien con la señora María Dolores de Cospedal, duelo de Rotenmeyers, Rajoy la nombró un tres en uno: ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad con el resultado ya conocido”.
Este cartel muestra cómo la publicidad se aprovecha sin ningún pudor de todo lo que puede servirle para darse a conocer y vender más. Más abajo, otro cartel, colgado en un pasillo de Urgencias del Hospital de Alcorcón. Y otros fotomontajes del évola:
El humor de Erlich: