Cuando uno nace, no sabe lo que le depara la vida. Uno va creciendo y algunos elementos hacen que se tienda hacia ciertos lugares y ciertas pasiones. Recuerdo aquel día en el con apenas 8 años, cayó mi primera GameBoy entre mis manos. Comprada en Andorra por eso de que por aquel entonces las cosas eran “un pelín” más baratas, las horas muertas pasaron como nunca con juegos como Tetris o Mario Land.
Pasaron los meses y llegó la Navidad de 1993. Entre los de mi hermano y los míos había regalos por todas partes, pero destaqué uno que era para compartir entre los dos, fue lo que desató mi pasión por los videojuegos: mi Super Nintendo.
Pero llegó un fatídico año 1996, año en el salió PlayStation. Mi Super Nintendo estaba desfasada, y a pesar de tener unos juegazos, amigos míos ya estaban disfrutando de la nueva máquina de Sony y de Sega Saturn. Le pregunté a mis padres que qué podría hacer para adquirir esa máquina… y me recomendaron venderlo todo para comprar la PlayStation.
Fue el mayor error de mi vida como videoconsolero, y fue el error que más tarde me dio luz verde para empezar a coleccionar.
Al vender mi Super Nintendo y GameBoy (era extremadamente cuidadoso, lo tenía todo en cajas) a un amigo francés, recuerdo que me dieron 800FF (Francos Franceses) por todo mi material, menos por Illusion of Time, pues estaba en español y no querían. (Me quedé con una obra de arte y yo sin saberlo… ¡menos mal!)
Cree mi blog Videojuegos y Consolas, ya que tenía que hacer unas prácticas de esa materia. Al cabo de unos meses, vi como mi pasión volvía a aparecer. Las incesantes correlaciones entre el blog y las revistas “Megas de Nintendo” que cree siendo pequeño crecían cada vez más, estaba creando mi propia revista Web, y en apenas unos meses los 10 compañeros que visitaban “Videojuegos y Consolas” se convirtieron en 80, y llegaron hasta 1.000 – 1.2000 diarios gracias al concurso que gané en el 20 Minutos.
Pero esto es lo que hay, una pasión que fue creciendo de pequeño, y con la que poco a poco me he ido involucrando hasta trabajar en el sector. Un sector que me encanta, un sector de ensueño para muchos, pero en el que ahora, más que un trabajo, es toda una dedicación.