El homínido que esto escribe decidió unirse al pequeño grupo de suicidas que llevarían acabo su “osadía” en la puerta de la facultad de medicina de la Universidad de Zaragoza, que como sabéis cuentan con una cátedra de homeopatía auspiciada por los laboratorios Boiron.
El día comenzaba antes de que los primeros rayos de luz despuntaran por encima del horizonte, @borjarobert, @FitzRoyRas y Jorge pasaron muy amablemente a recogerme por casa y pusimos rumbo a tierras mañas, pronto la conversación fluía de un tema a otro, de la homeopatía a la religión, de la religión a la política, de la política a la visión que teníamos de otros países y de ahí a la literatura, una conversación entretenida, agradable e interesante, sinceramente con conversaciones así uno siente que puede ir a China en coche.
A a la hora estipulada 10:23 en la puerta de la facultad procedimos a la ingesta de una caja entera de Sedatif por persona, es decir, ingerimos 40 pastillas de un producto homeopático que se supone que es para combatir el insomnio, lo que comúnmente podríamos llamar un somnífero, y 5, 10, 15 minutos después, y nada, allí estábamos todos como si no hubiéramos ingerido algo que en teoría debería habernos enviado para el otro barrio o al menos dejarnos inconscientes. Estaba claro que la homeopatía ni cura ni nada, pero nada de nada.
Lo de la homeopatía es un disparate, y sólo hace falta leer el prospecto de Sedatif, para darse cuenta de ello. Aquí os pongo un fragmento del mismo:
¡Sorprendente! Si te tomas la dosis recomendada puedes conducir y manejar maquinaria, ¿cómo es esto posible? Pensadlo, os tomáis un somnífero en la dosis recomendada ¿y podéis conducir? Es decir, que no crea somnolencia ¿pero que clase de somnífero es éste? Absurdo se mire por donde se mire.
En fin, después del suicidio hicimos un desayuno/almuerzo aderezado con conversaciones divertidas sobre nuestro no suicidio. Después pusimos rumbo de regreso a Madrid, que por la tarde teníamos una nueva entrega de Escépticos en el Pub.
Ismael Pérez Fernández