El FC Barcelona ha quedado eliminado de la Champions League tras perder 2-8 contra el Bayern de Múnich. Un resultado que refleja una serie de problemas y errores que vienen de lejos (París), y que se han ido tapando con parches, como las actuaciones de Leo Messi, Ter Stegen y algún que otro buen rendimiento individual intermitente. Sin embargo, insisto que ya viene de lejos que el Barcelona no es el Barcelona. No asusta, no domina, no arrasa. Cuando lo hace es por el 10 argentino, que de hecho era la única baza que tenía el equipo azulgrana ante un partido en el que no partía como favorito.
Causas de la debacle
Intentar buscar culpables, errores y soluciones no es algo que me concierna a mí. Lo que parece claro, es que lo que necesita el club es un cambio. No sé como de grande, o en qué facetas, pero un cambio.
La plantilla ya no es la que era. A día de hoy el Barcelona cuenta, siendo generosos, con 3-4 jugadores que sean Top 5 mundial, cuando hace no mucho tenía en cada posición del campo a futbolistas por los que cualquier equipo de Europa pagaría lo necesario. Esto es un factor diferencial a la hora de afrontar una competición como la Champions, la cual aglutina a los equipos más potentes del continente. Para ganar La Liga, puede ser suficiente ( este año, ni eso) pero para enfrentarte a los gigantes hace falta algo más.
En el fútbol actual, no puedes permitirte contar con dos figuras inamovibles que no aportan nada a nivel defensivo. Una de ellas es un genio de otro mundo, y lo que aporta con balón suple lo que deja de hacer en fase defensiva, pero con Luis Suárez es otro tema. El uruguayo ha demostrado que ya ha dejado sobre el verde su mejor fútbol. No le faltan las ganas y la garra charrúa que le caracterizan, y en el área puede aportar mucho todavía, pero ya no puede ser la punta de lanza de un equipo que pretende optar a todo. La impresión que ha dejado en los últimos encuentros es que quita más de lo que da, y el Barcelona no se lo puede permitir. El equipo azulgrana debe encontrar de cara al futuro con un proyecto que combine savia nueva con piernas frescas junto con jugadores veteranos que mantengan la ambición.
En el banquillo, un problema más. Con Valverde las cosas no funcionaban, y dejó el club siendo líderes en la competición liguera, pero eso no fue suficiente. Faltaba juego y ambición, y esas dos eliminatorias frente a Roma y Liverpool nunca terminaron de curar. Setién se encontró con un equipo tocado, a medio hacer. Con una plantilla que no había confeccionado y sin margen de tiempo para el error.
Para más inri, una pandemia paralizó la temporada, y nos devolvió un nuevo fútbol. El cántabro no hizo las cosas bien, y el juego no fue nunca el deseado, pero él no es la figura culpable de encajar 8 goles en unos Cuartos de final. Setién fue un parche que suponía la 3ª o 4ª opción para el banquillo, y eso se ha notado.
Por último, la directiva. La cabeza "no-pensante" de un club que vaga sin rumbo. Los responsables del modelo deportivo actual y con los que nadie está a favor: fichajes millonarios, jugadores que no encajan en el estilo del equipo y poca confianza en la cantera.
Sobre los 90 minutos, poco se puede decir. El equipo más en forma de Europa no ha jugado un partido perfecto, incluso mostró alguna de sus debilidades en los momentos iniciales, pero con todo, fue capaz de marcar la mayor goleada de la historia del Barcelona en competiciones europeas. De nada sirve hoy un análisis táctico, porque esto va mas allá de esquemas, roles y estadísticas.
El aspecto más positivo para el Barça es que esta temporada ya ha acabado y que siempre habrá una siguiente. Debe, como club, hacer autocrítica, señalar con el dedo (de presidente a jugadores), buscar errores y tratar de solucionarlos. Estamos ante un fin de ciclo. Uno histórico y doloroso para el aficionado culé. Tal vez la resurrección sea fruto de la paciencia y una temporada no de tiempo a revertir todo y dejar atrás todos los fantasmas, pero por lo menos sí debe dar para empezar a sembrar la semilla de un proyecto con futuro, lógica y ambición, que permita al FC Barcelona volver a ser un equipo. Porque a día de hoy, no lo es.