Ni la novillada con caballos anunciada para Semana Santa, ni la corrida de toros prevista para el 4 de mayo. Lo que parecía un esperanzador resurgir de la plaza de toros de Lucena en este 2014 ha sido todo un fiasco, tras confirmarse por fuentes de la propiedad que la empresa que había programado ambos festejos, "a día de hoy, ni ha aparecido".
La frase resume perfectamente lo que desde el mismo día que se anunciaron ambos carteles ya se rumoreaba en los mentideros, ya que se comenzaron a generar no pocas dudas sobre la presencia de El Pana en Lucena, confirmada varias semanas después cuando se comunicaba, con la boca chica, que la novillada prevista para el 12 de abril también se suspendía, argumentando la empresa que "no había ambiente" y que se intentaría programar para el primer fin de semana de mayo. Pues ni una cosa, ni la otra...
Es una pena lo que está sucediendo en Lucena, que a falta de unos meses para que cumpla 8 años desde que inaugurara su nueva plaza de toros, no hay manera de que levante cabeza, taurinamente hablando.
Y el caso es que todo ésto se veía venir desde aquel mismo 16 de julio de 2006, cuando en el mismo patio de cuadrillas se rumoreaba que poco menos de un mes después, en septiembre, se estaba preparando una feria con 4 festejos, sí cuatro y del tirón (2 corridas de toros, una novillada picada y una de rejones), como luego finalmente se anunció y se celebraron, viéndose ya las primeras "calvas" en el cemento, pese a lo cual nadie se asustó ni dijo mi mú.
Y llegó el siguiente año y la cosa fue ya la repanocha. Una plaza de 3ª, sin trayectoria prácticamente en los últimos 50 años y de golpe y porrazo sus gestores, ¡¡como no!! Tautororo, van y programan 9 festejos (un festival, una corrida de toros en Semana Santa, una feria en Mayo con una novillada con caballos, una corrida de toros y otra de rejones -estas dos últimas se suspendieron por la lluvia-, una corrida del aniversario, y luego en septiembre, una corrida de toros y otra de rejones). Aquello fue ya el primer aviso serio, porque ni en el Festival, ni en la corrida de Semana Santa, ni en las dos de septiembre se llegó a la media entrada y comenzaron a verse algunos toritos que daban auténtica vergüenza. Y claro, si a todo eso unimos que la crisis comenzó a aparecer, pues Taurotoro comenzó a reducir cartelería y en el que fue su último año, 2008, tan sólo celebró 3 corridas de toros y una de rejones, con idénticos fiascos taquilleros.
En 2009 se abría una nueva etapa con la llegada del empresario murciano Ángel Bernal y la verdad que la cosa cambió un poquito, al menos en el tema ganadero, reduciéndose los festejos, que se quedaron en dos corridas de toros y una de rejones, al igual que en la temporada siguiente, última del murciano en Lucena después de acumular dos años de pérdidas.
Y llegamos a 2011, otro año clave, ya que tras rumorearse que Los Donceles podría quedarse sin empresa, finalmente Juanconfer se hizo con las riendas y tras suspenderse el festejo del 1 de mayo por la lluvia, celebró una novillada sin caballos nocturna, con cuatro gatos y la iluminación de la plaza a medio gas, y en septiembre una corrida de toros, que para más datos fue la despedida de Curro Jiménez, y otra de rejones.
Este sería el último año de aparente tranquilidad en el coso lucentino, ya que a partir de aquí, todo fueron continuas reuniones de la propiedad con empresas de todo tipo, organizándose por una de ellas una corrida en la Semana Santa de 2012 en la que la tormenta en la taquilla causó también tantos destrozos que en septiembre ni se plantearon una nueva aventura, por lo que la novillada de Canal Sur y varios festejos de la Escuela Taurina fueron los que mataron el gusanillo a los aficionados.
En 2013 un festejo de rejones en mayo y la novillada con caballos en septiembre, esta última a iniciativa de un puñado de aficionados que no querían que la Feria del Valle se quedara por segundo año consecutivo sin toros, obraron el milagro pero volvían a poner de manifiesto la delicadísima situación de Lucena, que ahora ha tocado fondo de manera escandalosa con estas dos suspensiones consecutivas.
Siempre se ha dicho, o al menos yo personalmente así lo pienso, que sin una base sólida no puede levantarse ningún edificio medianamente resistente. No podemos sobredimensionar la oferta cuando lo primero que hay que hacer en atraer al público y desde mi modesto punto de vista, en Lucena, el atracón de los primeros años fue tal, que muchos acabaron aburridos y hasta cierto puntos engañados. Luego vinieron años de crisis, de cartelitos para salir del paso y la bola comenzó a crecer, a crecer y a crecer, hasta que ha ocurrido lo comentado.
La propiedad tiene ahora sobre la mesa una difícil papeleta si quiere recuperar una plaza como la de Lucena, algo a lo que no ayuda mucho lo que acabamos de vivir en estos últimos días con estos dos suspensiones. Se deberá hilar fino en el tema empresarial y se deberá comenzar a fijar objetivos a corto y medio plazo para atraer a los aficionados. De no ser así, mucho me temo que la vida de Los Donceles, dentro del planeta toro, tiene los días contados...