Por supuesto, ni la fecha ni el lugar eran arbitrarios: entre el 16 y el 20 de julio tuvo lugar la XIII edición del festival de terror, fantasía y ciencia ficción Celsius 232, en Avilés. Esta es ya la tercera edición a la que asistimos; fuimos también en 2019 y en 2022. No os molestéis en buscarlo: no hice crónica de ninguno de los dos eventos, en gran medida por pereza (la vaga). No es que este año me haya parecido especialmente destacable ni que tenga menos pereza que de costumbre, sino que he recibido más presiones externas de personas interesadas en leer esta entrada.Como siempre, mi intención es escribir algo sencillo, pero resulta que soy incapaz de callarme. Sí, me ha vuelto a pasar, he escrito demasiado. Por eso, he decidido dividir la entrada en dos: en la de hoy, os hablaré del turismo que hice por Oviedo y de mis impresiones generales sobre el festival; en unos días, publicaré la segunda parte, donde os detallaré las actividades en las que participé y mi opinión sobre ellas.Oviedo
Este año, en lugar de ir a saco a por el festival, decidimos tomárnoslo con más calma ("calma" no es la palabra que yo usaría), ir más días y hacer un poco más de turismo. Salimos el sábado 13 por la noche, por lo que desde el domingo por la mañana al martes por la mañana estuvimos visitando Oviedo. ¿Descansar qué es eso? Todos los días hicimos cosas, de 8:30 a 23:00 (es que normal que tras las "vacaciones" no te sostuvieras en pie...).Si solo os interesa mi opinión sobre el Celsius 232, podéis saltaros lo que viene a continuación. Tampoco es que vaya a hacer de guía turística y repasar todos los lugares que visitamos ni todos los restaurantes a los que fuimos (porque no te acuerdas); solo voy a dejar constancia de mis impresiones generales.Oviedo es una ciudad bonita que puedes recorrer sin muchas prisas en tres o cuatro días. No nos apuntamos a ningún free tour (cosa que hubiera estado bien para enterarse de las cosas en lugar de solo verlas. Queríamos no estar atados a nada); en su lugar, paseamos por la ciudad mientras visitábamos los edificios y monumentos que más nos habían llamado la atención. Fuimos a los restaurantes que nos había recomendado la familia de Edu y todo fueron elecciones excelentes: comida abundante, muy buena y bien de precio. Cada vez que comíamos fuera, nos llenábamos una barbaridad y no teníamos ánimos ni de cenar (fui una bola durante toda la semana). Al parecer, en Asturias son de buen comer: si el precio de un plato te parece alto (la tacaña), es que está hecho para compartir entre dos. Eso sí, para veganos y vegetarianos había poca oferta.
Es una librería de segunda mano pequeña, sobre todo con grandes estanterías de novela histórica, policíaca y romántica (de otros géneros había poca cosa). Podías encontrar alguna novedad, aunque no muchas. En cuanto a los precios, estaban bien: entre los 3 € y los 10 €.
Don quijote librería
Esta librería fue todo un descubrimiento. Ubicada dentro de un centro comercial, es una tienda muy pequeña, que aprovecha su espacio al máximo. Con libros hasta el techo, más que pasear entre las estanterías, te abres paso a codazos. Es una librería caótica y estrecha, pero con encanto. Los libros están, en su mayoría, a mitad de precio y es el lugar ideal para encontrar joyas descatalogadas, así como cualquier edición (antigua o moderna) de clásicos universales. También había novedades, aunque no eran tanto bestsellers como libros de la editorial Acantilado, Gallonero o Funambulista (es decir, libros aburridos.Hay gente a la que le gustan, como a G). Lo mejor fue sin duda el dependiente. Durante la hora que estuvimos ahí, estuvo charlando con un cliente, a quien le exponía sus impresiones sobre el mercado literario y fílmico actual. Se notaba que era un hombre que dominaba mucho del tema, que se expresaba bien, con vehemencia, y que podría impartir una ponencia él solito. Fue muy ameno escucharle (tampoco tenías nada mejor que hacer mientras G miraba libros...).
Es una librería de una estética muy similar a Re-Read, con precios que oscilan entre los 3 € y 6 €. Dispone de un espacio pequeño donde los libros están bien organizados. En el piso inferior se pueden encontrar tanto obras descatalogadas (con precios bastante altos) como novedades (a mitad de precio).
Festival Celsius 232Teniendo en cuenta la trayectoria del festival (esta es ya la decimotercera edición) uno diría que los organizadores saben lo que se hace. Y más o menos es así. El trabajo de gestión de un festival de este calibre (con más de 140 autores invitados) es una cosa de locos. Me quejo (y mucho), de que no anuncien el programa hasta cinco días antes, sin tener en cuenta que coordinar a tanta gente tiene que ser un trabajo bestial. La asistencia al festival es completamente gratuita, pero puedes ser parte de los mecenas del Patreon (cosa que tiene ciertas ventajas) para echarles una mano. Dudo mucho de que lo que ganen sirva para compensar mínimamente sus esfuerzos, sin embargo, algo es algo. Cada año me propongo colaborar un par de meses antes, pero no hay manera de acordarme.No sé hasta qué punto los que organizan el festival cobran por ello o son simplemente voluntarios. El caso es que había por lo menos un técnico en cada acto, así que solucionaban los fallos técnicos con bastante rapidez. El problema es o les faltaban manos o no esperaban tanta concurrencia: estaban desbordados. Por eso, no había nadie que vigilara las largas colas que se formaban para asistir a algunas de las actividades,ni tampoco suficiente gente como para organizar las colas de firmas. En consecuencia, había mucho ruido en los pasillos, la gente obstruía el paso y en la primera sesión de firmas de Casandra Clare (suerte que no fui), algunos esperaron durante horas para quedarse sin firma (al segundo día lo arreglaron repartiendo tickets).Cada año viene más gente al festival y Avilés se está quedando pequeño. Esto no lo digo solo por el alojamiento (no suele haber habitaciones disponibles ni en los pueblos cercanos) o la restauración (si no has reservado con antelación, te echan), sino por los lugares en los que se organizan las actividades.
La gestión del tiempo es muy mejorable. No puedes programar que una charla termine a las 10:00 y que la siguiente empiece a la misma hora, no solo porque los autores tienden a hablar más de la cuenta, sino porque hay que desalojar la sala y esperar a que esta vuelva a llenarse. No solo muchos de los actos empezaban tarde por eso, sino que a veces el moderador daba inicio a la charla sin esperar a que entrara todo el mundo. A eso hay que sumarle que el tiempo perdido no se recuperaba; ya me parecían cortas las charlas como para que encima durasen menos. Como mínimo, debería haber diez minutos de margen entre un acto y otro, aunque eso suponga reducir el número de actividades (en ese aspecto, la Hispacon lo hacía muy bien).Por supuesto, había como mínimo tres actos simultáneos y en más de una ocasión tuve que enfrentarme a la diatriba de elegir a cuál ir (y elegías no ir ni a un sitio ni a otro, sino a la firma de libros). A favor de la organización, han intentado que las actividades simultáneas fueran de temáticas distintas (un taller de escritura, al mismo tiempo que una charla sobre mitología y la presentación de un libro), por si solo te interesa algo en concreto (que no suele ser el caso).Entiendo que vienen muchos autores y que hay que encajarlos en los cinco días que dura el festival (que ya son), pero la solución no es ajustar tanto los tiempos ni hacer varias actividades simultáneas, sino traer a menos gente. Entre una cosa y otra, casi ni tuve tiempo de pasear entre las casetas (por la de libros de segunda mano pasabas cada quince minutos). ¿Y os podéis creer que, de las tres veces que he ido al festival, aún no he tenido oportunidad de participar en los talleres de esgrima que se celebran a diario (porque has priorizado las firmas, quejica)?Sí, lo habéis oído bien, hay tanto talleres como exhibiciones de esgrima. Con el paso de los años, el Celsius se ha ido diversificando y ha pasado de ser un festival sobre literatura a abarcar muchas otras artes y disciplinas, siempre y cuando se vinculen con la fantasía, el terror y la ciencia ficción. Por eso, encontraréis actividades relacionadas con el cine, el rol, la escritura, los videojuegos y el cosplay, entre otras.
Las sobrecubiertas que diseñaron en
exclusiva para el Celsius son la hostia.
Después de cada actividad, se organizaba una sesión de firmas con el autor. Si me perdí cosas que me interesaban fue precisamente debido a que este año firmé muchos libros, 7 en total. En general, tuve que esperar mucho (una hora o más, de media), y eso que G y Edu se turnaban para salir antes de que terminara cada encuentro para guardarme sitio (cosa que me sabía bastante mal). El autor, casi siempre, te dedicaba el libro en exclusiva, y podías tanto hacerte fotos como charlar con él. La excepción fue la firma de Cassandra Clare y la de Holly Black: había tanta gente que, para agilizar el proceso, estampaban su firma y listos. Vamos, la cosa más impersonal del mundo. Además, como la firma era simultánea, te veías en la obligación de elegir entre una autora o la otra. Mi truco fue el siguiente: me puse en la cola más corta, la de Holly Black, y cuando ya estaba llegando al final, le di mi libro de Cassandra Clare a una persona de la otra cola, a cambio de conseguir una firma en su libro de Holly Black (soy una genio).
El poco tiempo que tuve entre conferencias y firmas, lo pasé en el puesto de libros de segunda mano (no tienes remedio). Aquí puedes dejar libros de los que quieres deshacerte, con el precio que consideres justo, a cambio de un 10% para los organizadores del festival. En caso de no venderse, puedes tanto dejarlos a cambio de nada como llevártelos. El negocio nos fue muy bien: fuimos con una maleta llena de libros y vendimos más de la mitad. Por supuesto, no hubo mucho margen de beneficio: caímos en la tentación, y casi todo lo invertimos en comprar libros. Lo de ir el primer día es muy buena idea (depende; si tu objetivo es arruinarte, sí, efectivamente, es buena idea), porque nunca antes habíamos encontrado tantos libros que nos llamaran la atención.