Una de las cosas que funcionaron peor ayer noche en el Sant Jordi fue su voz, algo ya normal, a lo que poco ayudó el sonido, que era bastante malo y que evitó que en muchas ocasiones se entendiera algo de lo que cantaba.
La puesta en escena, un dejà vu. Los que hemos ido a varios conciertos ya tenemos muy vistas según qué cosas y pedimos un poco más de originalidad. Se nota que la gira se ha trabajado en pocos meses. Y cansa un poco la relación de Madonna con la Iglesia y los símbolos eclesiásticos. Esto, en 2012, ya no provoca ni despierta ninguna controversia.
El setlist, flojo. Algo avergonzada de su último disco, que no ha sido precisamente un éxito de ventas, sólo cantó 4 canciones de él, pero tampoco tiró mucho del baúl de los recuerdos y se estancó en discos más recientes, como Hard Candy. Tampoco se entendió mucho ciertas versiones de algunos clásicos, como 'Like a Virgen', a la cual destrozó, mancilló y vejó por todos los lados. Una cosa es hacer una actualización de un éxito, algo que a mi no me gusta, pues prefiero el original, y otra muy distinta escuchar un engendro que ni es versión ni es nada. Mal, muy mal.
Pero también hubo momentos buenos. En el plano musical, hubo 4: la intro + la cancion 'Girls gone wild', 'Vogue', 'Express Yourself' y, sobre todo, 'Like a prayer'. En el plano personal, hubo contacto con el público, muchos de ellos fans de toda la vida, y físicamente se acercó bastante al público, ya que el escenario estaba preparado para ello. Dijo 'Hola, Barcelona' y se despidió. Sí, es lo que debe ser pero en ocasiones ha estado bastante más fría y distante.
El público de pista lo bailó y aplaudió casi todo, pero la cruda realidad es que Madonna ya no es referente en el Pop, es una mal y, lo que es peor, no es de las que más destaque en la actualidad. ¿Significa esto un punto y aparte en su carrera? Seguramente no. Pero en el Pop se vive de hits continuos y en esta nueva época 'madonnil' no los ha habido.