Revista Opinión

Crónica desde Ecuador: Unidad, uniformidad y Chemari Aznar

Publicado el 20 agosto 2010 por Rgalmazan @RGAlmazan
Me puse la chompa y le dije: Pendejo, dame trayendo el agua de vieja. El cholo me miró y despectivamente me contestó: Callaraste, no soy tu lustrabotas, guambra, si quieres curar tu soroche no lo hagas tomando, que te levantaste con un chuchaqui que das miedo, para asentar el chuchaqui, un buen plato de caldo de patas y listo. El mondongo arregla las tripas, ¡ananai!, un plato estupendo.
No, no se asusten ustedes, todavía no se me han fundido las neuronas, aunque nunca se sabe. Ésta podría ser una conversación entre dos ecuatorianos. Como pueden ver, cualquiera diría que hablamos la misma lengua. En realidad, es una exageración pero podría darse perfectamente. Este pueblo, desde el que les escribo, como cualquiera de habla hispana, tiene sus peculiaridades, sus matices, sus dialectos. No voy a insistir en el tema porque no soy lingüista, pero sí quiero incidir en el hecho diferenciador. Un hecho que muchos quieren atacar en aras de una estúpida uniformidad irreal y sobrepuesta.
Esa cacareada unidad que dicen que da grandeza --que no es sino uniformidad--, lo que hace es tratar de imponer una idea falsa de algo que no existe. Hay que convivir, y las diferencias no han de mutilarse, sino que han de servir de enriquecimiento. Desgraciadamente hay gente que se empeña en hacer lo contrario. Tratando de imponer siempre su criterio, sus principios, sus obsesiones. Y eso ocurre en todos los lados, aquí en Ecuador, de lo que hablaré en otra ocasión, y también en España.
Triste, muy triste, que todavía haya gente que piense que lo de “Una, Grande y Libre” debe ser la realidad, a pesar de que como podemos observar claramente, vivimos en un país, afortunadamente, variopinto. Pues sí, triste muy triste es pensar en que estamos en tiempos de los Reyes Católicos y que hay que defender la “Unidad” de España por encima de todo.
Como triste muy triste ha sido que un ex-presidente se vaya a Melilla, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, y trate de desautorizar al gobierno. Y es que a este hombre, ya nos avisó él mismo, no hay que decirle la cantidad de vino que hay que beber. Y así le va.
Salud y República
P.D. Por cierto, Carmen sigue aquí, intentando divertirse, y a fe mía que lo está pasando en grande.

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